Desde ayer está circulando en Facebook un video en el que el médico argentino Leonardo Gónzalez Bayona habla sobre las vacunas contra el covid.
Entre los argumentos que González utiliza dice que las vacunas actuales no fueron probadas en animales, pone en duda el tiempo en que se produjeron e indica que las vacunas pueden modificar el ADN.
Como usuarios de Facebook calificaron el video como falso, le pasamos el Detector de Mentiras y encontramos que los argumentos que el doctor utiliza son falsos.
Así se ve el video que circula en esa red social:

Verificamos cada uno de los argumentos de Gónzalez y esto fue lo que encontramos
Leonardo Gónzalez Bayona es un médico argentino y hace parte del grupo de “Médicos por la Verdad”, que tienen una posición negacionista de la pandemia del coronavirus.
1. “Las vacunas son terapias génicas”: falso
Según la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos, una terapia génica es una técnica experimental que utiliza los genes para tratar o prevenir enfermedades. Su forma más común incluye insertar un gen normal para sustituir a uno anormal, aunque también existen reparaciones de un gen anormal o cambios del grado en el que se activa o desactiva un gen.
De acuerdo a la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA), para insertar genes nuevos directamente dentro de las células, los científicos utilizan un medio conocido como “vector”, diseñado genéticamente para administrar el gen.
La terapia génica se puede emplear para modificar las células dentro o fuera del cuerpo. Cuando se hace adentro se inyecta a la persona el vector, que lleva el gen a la parte del cuerpo que tiene las células defectuosas.
Si se hace fuera del cuerpo, se puede tomar sangre, médula ósea u otro tejido, se separan tipos específicos de células en el laboratorio y se introduce el vector. Las células se dejan para que se multipliquen en el laboratorio y luego se inyectar al paciente para que continúen multiplicándose y, con el tiempo, generar el efecto deseado.
Pero las vacunas no se una terapia génica porque no cambian los genes
Las vacunas hacen que el sistema inmunológico de una persona pueda reconocer y defenderse contra una determinada enfermedad sin padecerla al producir anticuerpo.
Algunas de las vacunas actuales contra el covid utilizan una tecnología basada en ARN mensajero, pero eso no significa que cambien o alteren los genes, como ya hemos verificado.
El ARN mensajero (ARNm) es una molécula muy parecida al ARN y al ADN, que son códigos genéticos que contienen información. Las vacunas de Pfizer y Moderna, por ejemplo, utilizan ARNm.
Lo que se está inyectando con las vacunas son las “instrucciones” (ARNm) encapsuladas en “cajitas” o nanoburbujas de grasa que se fusionan con células musculares en nuestro cuerpo, y allí entregan el mensaje.
El ARN mensajero lleva la receta molecular para que las células fabriquen la proteína viral que el sistema inmune pueda reconocer, y así dan “instrucciones” al cuerpo para que el sistema inmunológico enfrente la enfermedad con esa proteína.
En este vídeo lo explicamos más detallado:
“Las vacunas de ARNm son, de hecho, verdaderas vacunas vivas que producen el antígeno deseado, la proteína de pico SARS-CoV-2, en el sitio de inyección”, dijo en AFP Grant McFadden, director del Centro de Biodiseño para Inmunoterapia, Vacunas y Viroterapia de la Universidad Estatal de Arizona.
De acuerdo a Juan José Yunis, gentestisa e investigador postdoctoral en Inmunogenética y Biología Molecular, esta tecnología se viene investigando desde hace mucho tiempo, y eso permitió que se pudiera aplicar de manera rápida y así hacer una vacuna segura.
“La tecnología mediante la utilización del ARN mensajero, tanto para vacunas como también para otros tratamientos que se utilizan en genética, viene investigándose ya desde hace muchos años, entonces esto no debe causar en la población ninguna alerta ni alarma”, dijo Yunis en un Facebook Live sobre vacunas del Ministerio de Salud.
Lo fundamental de todo esto es que no modifican los genes, como hace la terapia génica. Sencillamente llevan una información a las células.
2. “Las vacunas no cuentan con el tiempo suficiente de prueba”: falso
Eso es falso porque han cumplido los protocolos de las fases de prueba. Según expertos, el hecho de que se hayan producido más rápido de lo normal no afecta su eficacia.
Según Claudia Milena Cuéllar, directora encargada de Promoción y Prevención del Ministerio de Salud, la creación de una vacuna sí puede demorar entre 10 y 15 años.
Pero dice que se puede lograr un resultado más rápido y eficiente si hay un trabajo conjunto entre Gobierno, entidades científicas y organizaciones privadas, como está pasando con el covid.
Diego Mejía, biólogo con énfasis en Genética, doctor en Ciencias Biomédicas y profesor de la Nacional dice que, ante una emergencia, el tiempo de desarrollo de una vacuna para que salga al mercado es de alrededor de un año y medio, teniendo en cuenta que los ensayos preclínicos duran entre cinco y seis meses; y los clínicos, un año.
Es decir: aunque la producción de una vacuna es demorada, en emergencias las fases se acortan.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) también indica que todas las vacunas para el covid deben completar las tres fases de estudio (o ensayo clínico) antes de que puedan ser aprobadas para su uso en la población.
“Las vacunas que se están desarrollando contra la COVID-19 están siguiendo estas mismas fases, pero en algunos casos las fases se solapan o aceleran cuando se dispone de información suficiente. Una vez que las vacunas contra la COVID-19 se aprueban para su uso en la población general, el monitoreo de la seguridad continúa”, dice la OPS.
3. “Las vacunas ni siquiera fueron testeadas en animales en laboratorios”: falso
Como reportaron los colegas de Maldita, todas las vacunas actualmente aprobadas en la Unión Europea fueron probadas en animales en la fase pre-clínica.
La de Oxford-AstraZeneca fue probada en primates no humanos, como podemos leer en esta nota de prensa del 22 de mayo de 2020.
Lo mismo anunciaron Moderna el 28 de julio y Pfizer y Johnson & Johnson en septiembre.
Por lo anterior, calificamos los argumentos de Gónzalez Bayona como falsos.

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