.jpeg)
Con una votación de casi 22 millones de colombianos, y una abstención de un 45 por ciento, y tras una campaña que dio un giro sorpresivo al final, Colombia votó hoy masivamente contra el Establecimiento. Gustavo Petro y Rodolfo Hernández se disputarán ahora la Presidencia.
Será una batalla entre dos populismos.
Gustavo Petro, como anticipaban las encuestas, sacó más de 8 millones de votos, el 40 por ciento del total.
Aunque el Pacto Histórico no logró el “cambio en primera” que ansiaban, es una votación histórica. Petro logró romper el techo del 30 por ciento que había caracterizado el voto de izquierda y logró crecer significativamente por encima de la votación de la consulta del Pacto Histórico.
Y aunque es histórico su triunfo y el resultado de una campaña muy diferente a la que hizo en 2018, pues sumó a toda la izquierda (menos al Moir), a los indígenas, a las comunidades afro y a políticos tradicionales, la aparición de Rodolfo Hernández en el panorama le arruinó la certeza de convertirse en el próximo Presidente de Colombia.
Rodolfo Hernández es la verdadera sorpresa de esta elección, al pasar a segunda vuelta con el 28 por ciento de la votación y casi 6 millones de votos.
Hace tres semanas, el exalcalde de Bucaramanga no pintaba en el panorama tras haber quedado invisibilizado por las consultas de marzo. Su triunfo solo es parecido al que él mismo tuvo en Bucaramanga cuando se convirtió en alcalde después de registrar solo con el 4 por ciento en las encuestas.
Con una campaña demagógica en Facebook y otras redes sociales, poca presencia en las calles, poco gasto en publicidad y un discurso sencillo de “acabar la robadera”, Hernández logró encarnar el rechazo a la corrupción y a la clase política. “Hoy perdieron las gavillas que pensaron que serían gobierno eternamente”, dijo el ingeniero, como lo conocen sus seguidores, en un pronunciamiento a través de una transmisión de Facebook luego de las votaciones.
Con ese discurso y unas formas de hacer política políticamente incorrectas, desplazó a Federico Gutiérrez, el candidato del Gobierno Duque, del uribismo, de los grandes partidos (Liberal, Conservador, Cambio Radical, La U) y el grueso de la clase política tradicional.
La derrota de "Fico" es el castigo más duro que ha recibido la clase política colombiana que estaba unida toda detrás de él, salvo unos cuántos caciques que habían migrado a la campaña de Petro.
Por primera vez desde que existe el mecanismo de dos vueltas en las elecciones presidenciales, esa clase política se quedó por fuera de la ronda final. Además, superado por el proyecto unipersonal de Rodolfo, con menos plata y solo alimentado por el odio contra los políticos, por lo que el resultado es un mensaje contundente de rechazo.
El paso de Rodolfo y Petro a la segunda vuelta también expresa un deseo profundo de los colombianos por un cambio, sin temor de hacerlo con propuestas que rompen consensos sobre lo aceptable en política.
Rechazaron no sólo el continuismo que representaba Gutiérrez sino también el cambio gradual y moderado que ofrecía Sergio Fajardo, quien no logró ni siquiera consolidar los votos que sacó la coalición Centro Esperanza en la consulta.
Fajardo escasamente logró superar el umbral necesario para obtener la reposición de votos. Los colombianos no solo votaron por un cambio, sino por el cambio extremo.