La vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, anunció que están trabajando en enviar una misión consular al país caribeño para traer de vuelta los cadáveres de los tres militares colombianos que murieron tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse.
Ramírez rechazó el asesinato y aseguró que el “magnicidio de un presidente pone en peligro, no solamente la institucionalidad y la estabilidad democrática, sino la estabilidad de toda una nación”.
También defendió al Ejército y aseguró que “nuestros soldados son gente que se forma y trabaja para proteger la vida de los ciudadanos. Jamás un militar colombiano, dentro de lo que es su formación, pensaría siquiera en una hipótesis de participar en un magnicidio”.
En efecto, parece que varios de los 21 colombianos involucrados en el asesinato fueron engañados con miles de dólares que no llegaron y nunca supieron qué era lo que exactamente iban a hacer.
“Sé perfectamente que los militares de Colombia no son, jamás y bajo ninguna circunstancia, mercenarios que vayan a ir de oficio a cometer ningún crimen en ningún lugar”, dijo Ramírez.
Sin embargo, como contamos, los militares retirados en Colombia no tienen muchas ofertas de trabajo y constantemente son tentados a trabajar como mercenarios.