El 31 de diciembre el presidente de la ANI, Luis Eduardo Gutiérrez, anunció que habían llegado a un acuerdo para la cesión del contrato para construir la carretera de Cuarta Generación Neiva-Mocoa-Santana que conecta al centro con el suroccidente del país.
Es una obra que tiene un avance del cinco por ciento cuando ya debería estar terminada. La carretera está abandonada porque el contratista que se ganó la concesión en 2016, el poderoso constructor Carlos Solarte, salió salpicado en el caso Odebrecht y no pudo financiar la obra.
Pero 40 días después del anuncio de la ANI, la cesión sigue en veremos.
A finales de enero, la ANI amplió tres meses más el plazo para que Solarte pudiera afinar la cesión a un grupo inversor chino.
“Conforme las mesas de trabajo que se han venido adelantando entre la entidad, el Concesionario y la Interventoría, en las cuales se ha presentado manifestación de interés de un tercero para ser cesionario del proyecto, se requiere de un período preclusivo que permita concluir las gestiones necesarias para dicha cesión y se posibilite la atención de la vía en condiciones mínimas que garanticen la continuidad del servicio”, dijo la ANI en un otrosí.
Hasta entonces en la carretera solo se le harán trabajos menores de mantenimiento de puntos críticos, y no la ampliación de carriles y dobles calzadas que se prometieron inicialmente.