Lo hace en su editorial de hoy, en el que informa que el alcalde Daniel Quintero se ha negado a responderle entrevistas desde que comenzó el revuelo por la decisión que él tomó de demandar a los contratistas de Hidroituango sin consultarle a la Junta Directiva de EPM, hace casi un mes.

“En la medida en que el alcalde Quintero sí ha atendido –como debe ser– las solicitudes de otros medios, en todas sus plataformas (televisión, radio, prensa escrita y digital), y se ha expresado en ellos con toda amplitud, como igual ocurriría aquí, la negativa a atender a nuestro medio puede entenderse como un veto (…) La opacidad para explicar las actuaciones de Gobierno, y el veto a atender al medio de comunicación más importante de esta región, son formas de censura”, dice el artículo.

Eso es importante porque El Colombiano no sólo es el diario más influyente de Antioquia, sino el único, después de que hace poco más de un mes cerró El Mundo.

El caso de la pauta

El editorial agrega algo que promete ampliar en otro artículo: que la Alcaldía canceló la pauta publicitaria con El Colombiano, lo que califica de “otra forma de censura”.

Sobre eso, Quintero se pronunció hablando de reducción y no de cancelación, y dijo que es por ahorrar plata:

Reducción de pauta en @elcolombiano de 3102 millones el año pasado a 123 millones en esta administración no se debe a un veto, sino a un programa general austeridad y eficiencia debido a la pandemia. https://t.co/ME4kC2mGAU

— Daniel Quintero Calle (@QuinteroCalle) September 6, 2020

Contexto

Hidroituango, el florero de Llorente entre Quintero y el empresariado paisa.

Una historia sobre cómo en el manejo de crisis Quintero privilegia el manejo de su imagen.