La réplica de la oposición al discurso de instalación del Congreso del presidente Iván Duque estuvo marcada por gestos simbólicos contra el gobierno que le dan a esta última legislatura un tono más fuerte de precampaña electoral.

La mitad de la intervención se dio desde un estrado adornado con la bandera de Colombia al revés, con el rojo arriba, que puso la representante de Colombia Humana María José Pizarro.

La primera intervención, del senador verde Antonio Sanguino, se enfocó en críticas al manejo de la pandemia y a la brutalidad policial en las protestas. También a la gestión del Gobierno en la reconstrucción de Providencia y Santa Catalina tras el paso del Huracán Iota, un tema que Duque destacó en su discurso pese a los pocos avances que reporta el Gobierno.

La segunda intervención fue la de Pizarro, quien además de la bandera subió al estrado con un casco de la primera línea, el grupo de jóvenes que se han enfrentado con la Policía durante las protestas y que han sido señalados por el Gobierno y como una organización criminal.

El discurso de Pizarro hizo énfasis en que no hablaba para Duque, quien dejó el recinto tras su intervención, sino para los colombianos. Mientras sostenía el casco en la mano izquierda, la representante llamó a construir un “pacto social”, retomando la palabra con la que el  precandidato Gustavo Petro nombró a su alianza para las presidenciales de 2022.

El último en hablar fue el senador Pablo Catatumbo, del partido Comunes, surgido del Acuerdo de Paz. Es la primera vez que un exguerrillero de las Farc hace una réplica en la instalación del Congreso. 

Catatumbo tocó temas similares a los de Pizarro y Sanguino y terminó criticando la implementación del acuerdo de paz y ratificando que su partido está comprometido “con la paz, con la verdad y con las víctimas”.

Con los matices de cada fuerza, esta réplica le midió el pulso a la narrativa de los sectores alternativos que se disputan la centroizquierda para el próximo año.