Más allá de si se va a caer o si va a pasar, pero con muchos cambios, la reforma tributaria se vendió como una apuesta para corregir la desigualdad.

Por ejemplo, tiene previsto hacer un gasto social importante: garantizar una transferencia no condicionada que es el Ingreso Solidario a cerca de un 40 por ciento de la población.

Para analizar qué tan progresiva es o no la reforma, la Silla Académica entrevistó a Jorge Iván González, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Externado y coautor del artículo “El gasto público en Colombia, reflexiones y propuestas”.

Su conclusión es que podría implicar una transferencia de recursos de las clases medias a las clases pobres, pero que no ataca el foco de la concentración de la riqueza.

La Silla Académica: Usted considera novedoso que en la exposición de motivos de la tributaria se haya hecho referencia al coeficiente Gini (índice de inequidad). ¿Qué significa este cambio?

Jorge Iván González:El Ministerio de Hacienda hizo una apuesta audaz.

Al aceptar el reto de que la política fiscal no se evalúe sólo por el ingreso (tal grupo de la población ahora va a pagar más) sino también por las transferencias y los subsidios puso el debate donde es.

Las familias pobres deben recibir más del Estado de lo que el Estado les cobra y las ricas deben entregarle más al Estado de lo que éste les da.

La primera gráfica de la exposición de motivos del proyecto de ley de reforma tributaria muestra que la política fiscal actual no modifica el Gini. Evidencia la desgracia de este país.

Lo mismo ocurre en Chile, México o Brasil. En América Latina en general.

Pero en los países europeos, en Bélgica o Austria, por ejemplo, el Gini antes de impuestos es de 0.5 ó 0.48 y después de impuestos y de subsidios baja a 0.23 ó 0.22.

Luego, al final de la exposición de motivos, una de las últimas gráficas muestra la versión Carrasquillezca de la historia: en el año 2030 este país mejorará sustantivamente la distribución. Pasará de un coeficiente Gini de 0.53 a 0.43. si se cumplen las proyecciones macroeconómicas del Ministerio y si se aprueba la reforma.

Entre la primera gráfica y la última está toda la discusión.

“El Gobierno no está obligado, no tiene necesidad y puede no tener ningún interés en el gasto social de la reforma fiscal.”

JORGE IVÁN GONZÁLEZ

L.S.A.: Muchos economistas de distintas orillas han avalado el plan de gasto social que tiene la reforma tributaria. Jorge Iván, usted lo cuestiona porque dice que el gasto no tiene destinación específica…

J.I.G.:El Gobierno no tiene ninguna obligación, ninguna necesidad y puede no tener ningún interés en que lo que recaude -si es que se logra hacer- se gaste en política social.

Son dos problemas distintos.

El saldo de la deuda es brutal: tenemos que pagar 70 billones. De pronto el Gobierno dice que necesitamos comprar más aviones porque de pronto hay una guerra con Venezuela, o plata para fumigar con glifosato. La destinación puede ser muy heterogénea.

Pese a eso en el debate se pone como un hecho cierto que a las familias que están en los deciles 1 y 2 se les va a dar un ingreso calculado en 4 ó 5 billones de pesos que va a compensar lo que les van a cobrar de IVA y, que esa razón, se va reducir el Gini. Pero no hay ninguna garantía de que los recursos se distribuyan como dice la reforma tributaria.

L.S.A.: Pero, por ejemplo, el Sistema General de Participaciones (SGP) establece gastos con destinación específica…

J.I.G.:El SGP en efecto establece que el Gobierno nacional tiene que transferirle a las entidades territoriales unos montos para salud, educación y pensión porque así lo dispone la Constitución. Otras normas, como la Ley de educación, también determinan ciertas inversiones, por ejemplo.

Pero en el caso de la reforma tributaria el mismo artículo 18 establece que el Ministerio de Hacienda podrá definir tanto el monto como la periodicidad: “el gobierno nacional determinará la periodicidad con la que debe calcularse el monto de la transferencia y la periodicidad de los giros”.

Y en el parágrafo de ese artículo se aclara que las cifras que se manejan para hacer los cálculos son valores de “referencia”.

L.S.A.: Ayer salió la cifra de pobreza. Un 42 por ciento de colombianos ganan menos de 366 mil pesos mensuales que es lo que según el Dane necesitan para subsistir ¿Cómo afecta esto los cálculos de la reforma tributaria?

J.I.G.: La reforma tributaria se montó con datos de pobreza y vulnerabilidad de 2019, pero 3.5 millones más de personas cayeron en la pobreza en 2020 y la pobreza extrema aumentó un 59 por ciento con respecto al año anterior, por tanto, hay que replantear las cifras con el informe detallado que entregue el Dane sobre lo que pasó en el 2020.

Eso implicaría reducir el promedio de las transferencias por hogar muy probablemente o espaciarlas en el tiempo.

Adicional a eso, convertir el registro de una persona en una encuesta, en un giro monetario es una proeza. El banco no le puede sino girar a una persona con una cédula perfecta. Se avanzó mucho en eso el año pasado, equipos enteros del DNP dedicados al tema, pero aún falta: insisten en que el Sisbén IV es una maravilla, pero no se ha terminado de montar.

Lo planteó Roberto Angulo en su columna sobre el balde agujereado: es difícil llegarle a toda la población que necesita los recursos. Al Estado se le sigue perdiendo mucha gente.

L.S.A.: Varios expertos han criticado que las transferencias no condicionadas que trae la reforma (Ingreso Solidario) se hagan gravando con el impuesto de renta a personas que ganan desde 2.5 millones, y con la ampliación del IVA. ¿Eso le quita el carácter progresivo a la reforma?

J.I.G.:El Gini de 0.53 que con la reforma bajaría a 0.43 es un Gini de clase media, el mismo Dane y Hacienda lo reconocen así.

En el decil más alto de distribución de la riqueza que es el decil 10 se ubican personas que ganan en promedio 8 millones de pesos. Una pareja de profesores universitarios. Ahí no están las personas ricas. El Dane no sabe qué hacer si al practicar la encuesta de hogares con base en la cual funciona ese indicador, una persona dice que se gana 30 millones de pesos. Son casos muy extraordinarios.

“La reforma tributaria conllevaría una transferencia de recursos de la clase media a la clase más pobre, pero no una redistribución de la riqueza.”

JORGE IVÁN GONZÁLEZ

Porque difícilmente un encuestador puede entrar a los edificios o conjuntos de casas en Bogotá que rondan los 2 mil millones de pesos.

Cuando usted dice que la reforma no es progresiva y no favorece a las personas más pobres le muestran el balance final y ahí parecería que se puede compensar el IVA y que la política social logra compensar el aumento tributario.

Entonces en el mejor de los casos usted lo que tiene es una transferencia de grupos de ingresos medios, familias, hogares que ganan 10 millones hacia personas más pobres.

Una persona que gane en Colombia 40 millones de pesos al mes termina pagando la misma tarifa que Luis Carlos Sarmiento. Son tarifas del 28, 30 por ciento.

El problema es que el gran peso de la tributación está en los grupos medios de la población.

No se está tocando la riqueza. Un impuesto al patrimonio del 3 por ciento es irrisorio, aún si Germán Vargas dice que con ese impuesto los grandes capitales se van a ir del país.

L.S.A.: ¿Tiene razón Germán Vargas?

J.I.G.:Hacer tributar a los ricos es muy difícil. Pueden esconder el patrimonio fácilmente en paraísos fiscales que como dice Oxfam son el refugio final.

Según esa organización, los 2153 mil millonarios que hay en el mundo tienen más riqueza que 4600 millones de personas (un 60 por ciento de la población mundial). Biden y Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de EE.UU., han empezado por eso a hablar de una tributación internacional. El último punto de la reforma tributaria debería ser que Colombia apoyará cualquier iniciativa para eliminar los paraísos fiscales.

“La gente sale a la calle porque algo tiene que estar mal en la cabeza del minHacienda para que crea que la docena de huevos vale $1.800.”

JORGE IVÁN GONZÁLEZ

El interés del presidente de EE.UU. es duplicar el salario mínimo y aumentar la tributación de las personas más ricas, para no acabar con la clase media porque si eso pasa según él se acaba esa nación.

El punto es que usted puede mover capital pero no la tierra. Ahí es donde más posibilidades hay.

L.S.A.:¿Qué implica eso?

J.I.G.:La reforma tributaria no tiene en cuenta el Gini de concentración de la riqueza, ni del mercado accionario ni de la tierra: de acuerdo con el censo agropecuario de 2014, el coeficiente de concentración de la tierra en Colombia es del 0.93 y el impuesto predial efectivo es del 2 por mil.

En el Valle del Sinú, una de las zonas más fértiles de Colombia, el Estado debe decirle a un terrateniente que si insiste en tener una vaca por hectárea, le va a cobrar un predial del 11 o 15 por mil. Eso pagan los lotes al borde de las ciudades.

Casas de campo en Apulo de 1500 millones de pesos pagan un predial del 1.5 por mil. ¿Qué consecuencia tiene eso? Que las escuelas en Apulo son un desastre.

En Serena del Mar en Cartagena, un proyecto de casas que está ubicado en el sitio de mayor valorización del país, lleno de inversionistas de Miami, el predial es del 5 por mil.

Ahí es donde está el potencial tributario de este país. Yo si quisiera ver a Carrasquilla proponiendo que Serena del Mar tiene que pagar un predial del 15 por mil.

¿Dónde está esa discusión en la reforma tributaria?

Los propietarios de apartamentos en Bogotá ya pagan el 11 por mil, pero si tienen dos y tres apartamentos en esa ciudad, deberían pagar por el segundo el 20 por mil, y por el tercero el 30 por mil, es decir, el tres por ciento.

Nos enredan a todos en discusiones sobre el IVA al chocolate y a la panela.

L.S.A.: Usted dice que los supuestos macroeconómicos de los que parten los cálculos de la reforma no son reales. ¿Por qué?

J.I.G.:Es muy poco probable que se cumplan las predicciones del precio del petróleo y, en general, las estimaciones del marco fiscal a 2030. De ellas depende la reducción del Gini que plantea el Gobierno.

En los marcos fiscales se supone todo, la tasa de cambio, por ejemplo. Al comparar las proyecciones de cada marco fiscal con lo que después pasa los errores no disminuyen con el tiempo sino que son peores, pese a que las técnicas estadísticas son mejores.

Carrasquilla decía que íbamos a caer 5.5 por ciento en 2020 y decrecimos según el Fondo Monetario Internacional -FMI- en un 8.2 por ciento. Y pronosticó que la recuperación iba a ser en forma de V como el rebote de una pelota e íbamos a alcanzar un 6.6 por ciento de crecimiento en 2021. Ya la bajamos a 5 por ciento. A medida que el año vaya pasando y esta meta tan optimista no se pueda lograr, se volverá a cambiar la proyección.

Estamos imaginando precios del petróleo en 2030 de 76 USD y que la demanda de carbón no va a caer en los siguientes 10 años, en otras palabras, el MinHacienda le apuesta a que el extractivismo va a seguir siendo el motor de la economía colombiana. No hay ningún esfuerzo por replantear la matriz energética.

Sueña, además, con que el saldo de la deuda va a pasar del 60 por ciento del PIB al 40. ¡No entiendo cómo las centrales de riesgo y el Congreso aprueban esas predicciones!

El problema de eso es que el marco fiscal se convierte en un instrumento político absolutamente potente para que el Ministro pueda hacer lo que quiera pese a ser su propia invención: termina reduciendo el gasto en educación porque tiene que cumplir la regla fiscal, por ejemplo.

L.S.A.: ¿Cómo podría equivocarse menos el Gobierno en sus cálculos?

J.I.G.:Las estimaciones que deben hacerse son de otro tipo.

Si seguimos sin cobrar impuestos vamos a aumentar el déficit.

Si Colombia sigue teniendo una tributación del 15 por ciento, versus Francia que tiene una del 55 por ciento, no va a ser posible mejorar la calidad de la educación primaria y secundaria ni la prestación de la salud, por ejemplo. Ni que hablar de otros propósitos como hacer el metro o descontaminar el río Bogotá.

Por un niño que entra al colegio, Bogotá paga cerca de 4.5 millones (Soacha paga 3.5 millones). En Chile el monto es de 8 millones de pesos, en Francia de 20 millones y en Luxemburgo de 45 millones. Si queremos tener una mejor educación tenemos que aumentar los impuestos.

Las predicciones tienen que ser del tipo que si sabemos que hay unas personas naturales ricas que no están pagando lo suficiente o unos bancos que están teniendo unos excedentes exorbitantes, debemos poner ahí una de las fuentes de recaudo.

Sabemos que va a haber un terremoto en Bogotá, con base en eso hay que crear un fondo de desastres, pero adivinar cuándo va ocurrir es imposible y hacer estimaciones a partir de eso no tiene sentido. Adivinar el precio del dólar en 2030 es igual de imposible.

L.S.A.: Usted dice que en Colombia los ricos tienen subsidios y los pobres pagan impuestos a través del IVA o de los prediales. ¿Se podría decir que lo que les va a entrar ahora por Ingreso Solidario se les va a ir por efectos de la ampliación del IVA a otros productos? ¿No ayuda la devolución del IVA?

J.I.G.:Falta transparencia en la información para saberlo.

Los cuadros que están en el proyecto de ley de reforma tributaria están hechos de tal manera que nadie puede volver a sumar. Es lo mismo que pasa con el presupuesto. Cuando uno le dice al Ministerio de Hacienda que está sumando mal le responden que uno hizo mal la operación pero nunca le explican cómo la hicieron ellos.

Debería entregarse un excel donde esté discriminado en una columna el monto antes de impuestos, con iva, con subsidios, número de familias, neto.

“La desgracia de nuestro país es que la política fiscal no modifica el Gini.”

JORGE IVÁN GONZÁLEZ

El contraste es el Dane que es la gran institución que hay que salvar en este país. Es la brújula. Cuando Juan Daniel Oviedo habla, uno dice: “esto es transparente”. En la página están las hojas de excel: pobreza por departamento, por municipio, a nivel nacional. Se pueden descargar.

En todo caso, la única suma que hay que calcular no es la compensación del IVA, sino también cuánto gasta la gente en predial, servicios públicos, educación, salud.

En los barrios pobres también hay colegios privados. Algunas personas incurren en gastos de medicamentos que no se los prescribe la EPS. En Bogotá hemos calculado que la gente en promedio invierte un 4 ó 5 por ciento de su ingreso en educación y un 3 ó 4 por ciento en salud.

Hay que hacer el balance completo.

Con Carlos Sepúlveda, decano de Economía de la Universidad del Rosario, hemos hecho esos estudios detallados para la capital y logramos establecer que después de impuestos Bogotá logra que el Gini baje 4 puntos. Bajarlo 10 puntos como asegura Cascarrilla a nivel nacional me parece complicado.

L.S.A.: Algunas personas critican a los que marchan porque no conocen el texto de la reforma tributaria y aún así se oponen a ella. ¿Qué piensa de eso?

J.I.G.:La gente sale a la calle porque Carrasquilla dijo que la docena de huevos vale 1.800 pesos.

Es una maravilla ver la forma como la indignación mueve a las personas y no ideas perpetuas de justicia, como ya lo decía Amartya Sen en “La idea de la justicia”: sencillamente algo tiene que estar mal en la cabeza del Ministro de Hacienda para que hubiera dicho eso.

¿Quién va a entender la cuestión del Gini? un grupito pequeño de los que estamos en esto, a los que nos pagan por leernos las 320 páginas que tiene el proyecto.

L.S.A.: ¿Es posible evaluar si la reforma es progresiva o regresiva sin tener en cuenta el análisis de género?

J.I.G.:Vicrey, el economista canadiense, decía que una declaración de renta no podía ser sencilla, como en efecto no lo es en ese país.

No es lo mismo un hombre cabeza de hogar que una mujer cabeza de hogar. De hecho las cifras de pobreza mostraron que mientras el 40,1 por ciento de los hogares encabezados por hombres está en situación de pobreza, en los liderados por mujeres esa cifra sube a 46,7 por ciento

Como tampoco es lo mismo un futbolista que tiene un ingreso de 40 millones de pesos que un banquero de 60 años que tiene el mismo ingreso. A este el Estado le tienen que cobrar más, porque al futbolista se le van a acabar las piernas en tres años.

No necesariamente el mismo ingreso conlleva el mismo tributo.

Sin embargo, me parece que el problema en Colombia es todavía entre ricos y pobres y que si ponemos ahora la discusión en las diferencias entre hombres y mujeres enredamos el debate.

Soy la editora de La Silla Amazónica desde 2024 y estoy a cargo del Curso de Inmersión de La Silla. Fui la editora del Detector de Mentiras desde mediados de 2022 hasta 2023. Y previo a eso fui la editora de La Silla Académica desde 2017, un espacio que creamos con Juanita León para traducir periodísticamente...