El PIB no es nada diferente a una noción contable del ingreso. Como toda medición (como la que calcula la pobreza de los hogares y las personas) tiene limitaciones. Pero eso no la invalida como medida de bienestar.
De hecho, el PIB es un medidor que ha ido mejorando con el tiempo. Hoy en Colombia se incluye un cálculo del aporte a la economía del trabajo no remunerado relacionado con los oficios de cuidado. También, en otros países, se calcula el costo de la depreciación ambiental como un resultado que ajusta ese ingreso.
La clave está en cómo se toma y quién toma la decisión de cuántos taladros hay o cuántos tractores hay para trabajar la tierra y quién los tiene; esa decisión la determinan varios factores "fundamentales", que incluyen la distribución originaria de la riqueza, si hay o no comercio, etc; no son sólo gobiernos los que tienen un rol en determinar la asignación de recursos para decir, por ejemplo, quién tiene el tractor o quién el taladro, es la libertad de decidir lo que permite que haya decisiones más o menos eficientes. Claro que toda economía tiene ineficiencias, pero eso es justo lo que la economía estudia y lo que busca mejorar.
Ahora, lo que las personas deben consumir o invertir, me parece que es un juicio que, en general, cada persona debe hacer. Es cada quien el que decide cuánto paga por lo que consume y si paga más o menos por algo. Allí está la base del juicio ético del consumo.
Pero los del decrecimiento parecen imponer un imperativo ideológico y moral sobre el consumo para decir que es mejor consumir menos que más. Y el problema es que las decisiones públicas no se pueden tomar por imperativos morales. ¿Por qué? Pues porque si tomamos las decisiones por imperativo moral, no es claro a qué imperativo moral es al que obedecemos: ¿al nos imponga una profesora de la Universidad del Valle o a uno de la Javeriana?
Por ejemplo, si queremos frenar el calentamiento global como un imperativo tenemos que tomar medidas que sean eficaces para la reducción de emisiones: necesitamos, por ejemplo, explotar y explorar recursos con tecnologías menos contaminantes y que sirvan para bajar el precio de la energía, etc.
En situaciones de guerra, la reducción del consumo se hace a través del racionamiento. Pero no estamos en una economía de guerra, por lo que poner imponer ese tipo de restricciones "morales" sería políticamente muy difícil e ineficaz. Sin duda hay personas que pueden tomar decisiones individuales ascéticas y optar por no consumir tantas cosas. Pero esas elecciones no se le pueden imponer a todas las personas.
La pobreza es una virtud cuando uno la decide, pero no cuando es una condición obligatoria. Lo que sí es un imperativo moral es que la sociedad haga lo necesario para crear los mecanismos de progreso para sacar a las personas de la situación de pobreza, y el mejor mecanismo para hacer eso es la generación de ingresos, el crecimiento económico.