No creo que fuera un problema de falta de voluntad del ministerio o de los operadores de energía con los que se hizo el pacto tarifario. Es un problema más estructural. Estoy convencido que eso tiene que ver con un tema del diseño institucional en Colombia. ¿Por qué? Comparando con otros países, lo que hacen las entidades que funcionan como comisiones de regulación, es que tienen al mismo tiempo la tarea de regular, pero también de fiscalizar: de hacer control y vigilancia.
El problema de Colombia es que dividió esas tareas en distintas entidades. Por un lado están las comisiones de regulación, que regulan el mercado, y por otro la superintendencia de servicios públicos, que hace vigilancia. Ha faltado una política de control de los servicios públicos por parte de los presidentes de la república que le apunte a vigilar mejor el mercado de los servicios públicos.
Esa vigilancia del mercado pasa, primero, porque el superintendente de servicios públicos sea elegido, como el de industria y comercio o como el financiero, por un término fijo de cuatro años. Hoy el único superintendente que no tiene no tiene periodo fijo es el de servicios públicos.
Segundo, que se unifiquen las funciones de las comisiones y la superintendencia en una única entidad. Una que pueda fiscalizar con instrumentos tecnológicos y con recursos suficiente y pueda determinar los presuntos abusos que se presenten en el mercado.
No se trata de asumir que están abusando, como parece asumir el presidente, sino de tener instituciones que vigilen efectivamente donde están los abusos. Hoy a la superintendencia de servicios públicos la consume la tarea de responder derechos de petición, pero no hay una vigilancia más estructural del mercado.
Con una entidad más fuerte haciendo vigilancia, creo que se pueden empezar a identificar las fuentes de las alzas de los precios. También, es importante tener en cuenta que aunque los costos y rentabilidades deben responder a una suficiencia financiera, también deben obedecer al principio de eficiencia económica para que las tarifas sean razonables y justas.