El presidente Gustavo Petro y el director de la FAO, Qu Dongyu, firmaron esta semana la “Carta Intención sobre el Pacto por la Paz, la Seguridad Alimentaria y el Derecho Humano a la Alimentación”.
En el documento ambas partes se proponen avanzar en la lucha contra el hambre, generar sistemas alimentarios sostenibles, lograr sociedades rurales prósperas e inclusivas y avanzar en una agricultura sostenible y resiliente.
El acuerdo entra a fortalecer lo que está propuesto en las bases del Plan Nacional de Desarrollo y constituye un paso importante en la materialización de la estrategia del gobierno en seguridad alimentaria.
Pero más allá de los anuncios y planes, y en la recta final de la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, es hora de que el gobierno inicie acciones concretas para enfrentar los desafíos de la alimentación en el país.
Aún más, el preocupante contexto del aumento del hambre y la inseguridad alimentaria en los países de la región pone todavía más presión para pasar de las intenciones y los planes a la acción.
Estos son cinco puntos claves para destacar del acuerdo entre el gobierno Petro y la FAO.
1. Le da prioridad a la reforma rural integral
El compromiso apoya directamente la implementación del acuerdo de paz en cuanto a tierra y planes sectoriales de la reforma rural integral. En especial, busca fortalecer los planes de comercialización, asociatividad, extensión agropecuaria y crédito. Esto está alineado con lo propuesto en las bases del Plan Nacional de Desarrollo, que también prioriza la implementación de la reforma rural integral.
La FAO es uno de los acompañantes internacionales del capítulo rural del acuerdo de paz y, desde que inició su implementación, ha acompañado al gobierno de Colombia en varios componentes de su implementación.
2. El foco territorial está en la frontera
El acuerdo gobierno-FAO prioriza las zonas fronterizas de Arauca, Cesar, Guainía, La Guajira, Norte de Santander y Vichada. Así mismo, y sin saber cómo se relaciona con las otras regiones o por qué se priorizó, está el departamento de Boyacá.
En estas zonas del país, dice el acuerdo, las acciones estarán encaminadas a superar el hambre y la malnutrición, y a avanzar en la garantía del derecho humano a la alimentación.
El énfasis en la frontera con Venezuela responde a la crisis de seguridad alimentaria que vive la población migrante. La más reciente evaluación del Programa Mundial de Alimentos mostró que de los 2,5 millones de migrantes venezolanos en Colombia con vocación de permanencia cerca de 1,3 millones —es decir el 52%— se encuentran en situación de inseguridad alimentaria.
3. No especifica financiación ni tiempo
El acuerdo no especifica ni los recursos financieros que se invertirán como parte de esta cooperación ni el horizonte temporal de la alianza.
El marco de cooperación vigente entre Colombia y la FAO es 2021-2024 y priorizó en 2021 y 2022 varios de los ejes programáticos del Plan de Desarrollo de Iván Duque. Con el nuevo acuerdo es posible que se reorganicen varios aspectos de ese marco de cooperación y que se diseñe uno nuevo a partir de 2024.
4. La soberanía alimentaria brilla por su ausencia
Durante su campaña y en su programa de gobierno, Petro había anunciado su trabajo decidido por la soberanía alimentaria. Sin embargo, ni las bases del plan de desarrollo ni el acuerdo con FAO le dan énfasis a esta perspectiva.
¿Lo va a dejar atrás? ¿O seguirá usando este término únicamente como discurso político? Estas preguntas quedan por ahora abiertas. El gobierno Petro inició con altas expectativas en cuanto a la lucha contra el hambre, pero hasta ahora no ha sido claro hacia dónde va.
La Carta de Intención hasta ahora es eso, una intención de dos partes que constituye un anuncio político de alto nivel. Esperamos ver en las próximas semanas el contenido, recursos y horizonte temporal para comprender los impactos de la implementación de estos planes.
5. Colombia y América Latina deben prender alarmas
Para cerrar, es importante no perder la mirada al contexto regional en el que se mueve Colombia. Hace unos días se lanzó el informe Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria en América Latina y el Caribe 2022 que presenta una situación preocupante para la región.
El informe muestra que el hambre y la inseguridad alimentaria aumentaron en los últimos tres años: 56 millones de personas sufren de hambre y otras 267 millones, que representan el 40% de la población de la región, se encuentran en inseguridad alimentaria.
Adicionalmente, el informe muestra que América Latina y el Caribe es la región del mundo en la que resulta más costoso acceder a una dieta saludable, por encima de regiones como Asia, América del Norte y Europa.
Este panorama regional y los aires de crisis global son una campana de alerta para Colombia y para todos los países de la región. Si no se afrontan los desafíos del hambre y la inseguridad alimentaria en la región de manera urgente y con una visión de largo plazo, la crisis socioeconómica podría ser aún peor.
Por eso la importancia de pasar de las intenciones a las acciones.
Les invito a escuchar la conversación que tuve con Daniela Godoy, oficial superior de políticas públicas de la oficina regional para América Latina y el Caribe de la FAO y coordinadora del informe Panorama 2022.