1) Veintidós años después de expedida la ley de cuotas, aún no hay paridad en el Congreso
El número de candidatas a Congreso fue, este año, de 1.112 mujeres (de un total de 2.801 aspirantes). La cifra corresponde al 40 por ciento del total de candidatos. Es decir que casi la mitad de los aspirantes eran mujeres.
La buena noticia es que, con respecto a 2018, más mujeres se postularon (6 por ciento más). La mala noticia es que solo fueron elegidas 31 en el Senado y 48 en la Cámara. Es decir que solamente un 29 por ciento de los congresistas son mujeres, un punto inferior a lo que exige la ley a las listas (la ley de cuotas exige que en cada lista haya 30 % de mujeres).
2) Solo las listas cremallera y cerradas aseguran una forma de paridad
Este año, dos listas buscaron darles representación a las mujeres mediante listas cerradas y cremallera en el Senado: el Pacto Histórico y el Nuevo liberalismo. El segundo partido no obtuvo el umbral necesario. En cambio, el primero logró 8 curules para las mujeres, 50 % de sus curules en esa corporación. En Cámara, donde no todas sus listas fueron cerradas, 36 % de sus representantes serán mujeres.
3) Otros movimientos o partidos que promueven a las mujeres
El movimiento feminista Estamos Listas tampoco pasó el umbral. Estaba conformado en un 70 por ciento por mujeres, estando ellas en los primeros renglones (porque, evidentemente, el orden en las elecciones es determinante para la paridad).
El movimiento Mira/Colombia Justa Libres ha tenido, desde hace años, a varias candidatas mujeres fuertes. Este año tendrá a tres mujeres de cinco congresistas.
4) Partidos con representación femenina mínima
Los demás grandes partidos no buscaron la paridad. Dos tienen un poco más de 30 por ciento de mujeres congresistas (Verde/Coalición Esperanza: 35 por ciento, y Partido liberal: 32 por ciento).
Los otros tres (Conservador, La U, Centro Democrático) están por debajo del 24 por ciento. El partido Cambio Radical es el más atrasado en paridad, con apenas 17 por ciento de mujeres congresistas.
5) La lista abierta castiga a las mujeres
Las listas abiertas gozan de gran popularidad en Colombia. Algunas razones de esto son los problemas de ausencia de democracia y transparencia dentro de los partidos, la ilusión de creer que en las listas abiertas todos compiten en igualdad de condiciones o la dificultad en pensar la política como deliberación de ideas organizadas en partidos.
Pero, como ya se ve con los resultados presentados, en las listas abiertas (Verde/Coalición Esperanza, Liberal, Conservador, La U, Centro D, Cambio Radical) las mujeres tuvieron bajos resultados.
No he abordado la discusión sobre el nivel de feminismo de las representantes mujeres. Por supuesto, tener a mujeres no implica ningún feminismo (este no es innato y no es una esencia femenina; de hecho, la esencia femenina no existe).
Permitir que estos espacios se abran a las mujeres es, simplemente, considerar que ellas pueden deliberar en las mismas condiciones que los hombres, que históricamente han tenido ese monopolio y ese privilegio.
Otra columna sería necesaria para hablar de un tema acuciante: la agenda feminista del Congreso. Ya vendrá.