Esta columna fue escrita en coautoría con Santiago Parra, Investigador de la Universidad Libre, Seccional Barranquilla.
Apuntes sobre la Seguridad Ciudadana en Barranquilla

La presente columna tiene como objetivo, a grandes rasgos, ofrecer insumos y elementos frente a la discusión, análisis y debate acerca de la seguridad ciudadana en Barranquilla. Lo anterior bajo el entendido de que este fenómeno de naturaleza sociológica (multifactorial y multicausal) se ubica dentro de las problemáticas que más apremia, aqueja y afecta de distintas maneras a la ciudadanía Barranquillera y el área metropolitana.
Apuntes preliminares
Para dar inicio, en aras de sostener la hipótesis anterior, es necesario mencionar que, de acuerdo con Pulso Social del Dane, en la medición del último trimestre del año inmediatamente anterior el 76,2% de la ciudadanía Barranquillera (incluida el área metropolitana) se sienten inseguros o muy inseguros caminando solos de noche.
Esta contundente cifra evidencia una vez más el impacto que tiene la escaza política pública en materia de seguridad ciudadana y convivencia pacífica sobre la percepción de seguridad en la ciudad y el departamento.

La digitalización del crimen
Ahora bien, en concordancia con lo mencionado anteriormente, un elemento clave para comprender las dinámicas sobre la percepción en torno a la seguridad ciudadana es la relación de los métodos de las estructuras de la delincuencia organizada en Barranquilla y el uso de mecanismos digitales que se traducen en un medio eficiente para amedrentar a sus víctimas y sus fines delincuenciales en términos generales.
Estos medios facilitan la viralización del contenido que las estructuras delincuenciales quieran difundir, agilizando así, por ejemplo, los cobros de las extorciones. Una hipótesis general es que la viralización de los audios y videos que producen las organizaciones delincuenciales podría estar relacionada con la percepción de la seguridad ciudadana.
A esta forma de racionalidad criminal podríamos llamarle la digitalización del hampa, la delincuencia organizada y terror informático. Lo anterior no niega que la inseguridad sea un fenómeno real.
Las protestas de los comerciantes exigiendo solución a la problemática en mención y el aumento sostenido durante los 2 últimos años de delitos como masacres, hurtos y extorciones son una evidencia clara de que la inseguridad campea por la ciudad.
El investigador Emilio Cunjama López, de la Universidad Autónoma de México, lo plantea en los siguientes términos:
“Esta dinámica de la vida delictiva como forma de propaganda espectacular pero también del descubrimiento de una vía efectiva de comunicación de mensajes de lo ilegal establece cambios significativos en la historia de las organizaciones criminales, sus formas de actuar, sus dinámicas, sus lógicas, etcétera. De esta manera, observamos un cambio sustancial de un aspecto de la dinámica de la delincuencia organizada y de sus expresiones de violencia, que sin duda han sido influidas no solo por los cambios en la organización misma de la criminalidad a la entrada, por ejemplo, del grupo armado de Los Zetas, sino también de la utilización de las nuevas tecnologías de la información para entablar una especie de terror informático”.
El uso de las redes sociales por parte de la delincuencia organizada abre las puertas para que Barranquilla en lo referente a la seguridad ciudadana se encuentre en el centro de los medios de comunicación a nivel nacional.
Un ejemplo claro de ello son los recientes audios y videos que circula en las redes sociales en donde hombres armados le envían un mensaje al departamento del Atlántico y a sus comerciantes. El mensaje es muy claro ya que no escatiman ni ocultan sus intenciones, sino acceden a sus pretensiones.
Parte de la mutación de las prácticas criminales es el cambio del panfleto entregado a mano por un audio o video. Esta mutación digital permite que el mensaje llegue más rápido a la víctima. Sin embargo, uno de los efectos colaterales es que gran parte de este material termina viralizándose en redes sociales.
Otro elemento para el análisis sobre la temática en mención es la política pública en materia de seguridad ciudadana. Es preciso resaltar que, ante el aumento del crimen organizado, la respuesta de la administración distrital es aumentar el número de efectivos de la fuerza pública, cámaras y recompensas. Es claro que esta estrategia no ha funcionado. Según cifras de Medicina Legal, en lo que va corrido del 2023 se han presentado 25 homicidios en el área metropolitana.
Un breve antecedente
Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) entendieron a Barranquilla y su área metropolitana como un territorio de alto valor estratégico para su posicionamiento en el ámbito económico, político y militar. Esto explica en gran medida el surgimiento y presencia del frente paramilitar José Pablo Diaz en el departamento del Atlántico.
Siendo estas razones por medio de las cuales se han presentado distintas formas de violencias por parte de esta organización armada que se erigió como el actor armado hegemónico durante la primera década del presente siglo. Lo anterior puede ser verificado y contrastado en las distintas sentencias proferidas por los tribunales de Justicia y Paz.
Posterior al sometimiento en el marco de la negociación de paz con las AUC, como consecuencia lógica, en el departamento del Atlántico se abre un vacío sobre el control y manejo de las economías ilegales.
Dada su configuración geográfica y sus dinámicas económicas, Barranquilla y su área metropolitana resulta atractiva para la delincuencia organizada. Las premisas anteriores nos permiten sustentar que las organizaciones criminales que están presente en la ciudad se disputan la hegemonía y el control de las economías ilegales, entre ellas, la extorción, el narcotráfico y el microtráfico. Esta disputa por el control de las economías ilegales explica, en gran medida, el alto índice de homicidios.
Uno de los antecedentes más relevantes en materia de crimen organizado es el grupo denominado como los Rastrojos que fue un ejército privado al servicio de capos de la droga del extinto cartel del Norte del Valle.
Este comenzó a tener presencia en la ciudad de Barranquilla debido a su ubicación estratégica para el tráfico de estupefacientes. Recordemos que el departamento del Atlántico posee uno de los puertos marítimos más importantes del país y que mediante el río Magdalena tiene salida directa al mar Caribe.

Una guerra sin cuartel y sin fin
En los procesos de paz hay un factor muy recurrente que acompañan estos eventos significativos para la sociedad, y es el fenómeno de las disidencias. El proceso de paz llevado a cabo con las AUC no es la excepción, debido al surgimiento de las denominadas Bacrim.
Estas no eran más que miembros de grupos de autodefensas que no se vincularon al proceso de paz y decidieron seguir sumergidos en la vida delictiva, ya no tanto en las zonas rurales sino en las grandes ciudades, trayendo consigo las practicas propias de esos grupos armados organizados a las áreas urbanas. Sin duda, la estrategia de seguridad en el ámbito urbano se vislumbra como uno de los grandes debates de la paz total.
Barranquilla no ha sido ajena a la incursión de los grupos de Bacrim que buscaron en gran medida llevar a cabo un control territorial y de esta manera poseer las rutas de narcotráfico, dominar el microtráfico y además cobrar las extorciones que en el argot popular se conocen como “vacunas”.
Ante el vacío de poder dejado en la ciudad de Barranquilla por el proceso de desmovilización de grupos como el denominado Frente José Pablo Diaz, que no era más que un brazo armado de la estructura paramilitar Bloque Norte de las AUC, inicia entonces una mutación de la criminalidad en donde los principales protagonistas gozan de esa particularidad de haber sido miembros de grupos paramilitares, no solo del Bloque Norte, sino también de estructuras un poco alejadas geográficamente del departamento del Atlántico, como es el caso del Bloque Montes de María, donde ex integrantes lograron ser identificados por las autoridades judiciales como cabecillas de Bacrim organizadas en Barranquilla.
Esta mutación de criminalidad y pluralidad de liderazgos delincuenciales generó en la ciudad una disputa por el territorio, generando así una estela de muertos, desplazados, negocios en quiebra y escenas de desmembramientos en lugares públicos que podríamos categorizar desde la óptica del derecho penal como acciones que tienen un fin terrorista.
De acuerdo a Carlos Andrés Bernal en su texto “Mutaciones de la criminalidad colombiana en la Era del Posconflicto”
“lo interesante de su comportamiento radica en comprender que los criminales advirtieron que su actividad se puede desarrollar como una empresa, que brinda líneas de servicios especializados en las que existe una organización directiva, autónoma y dinámica que hace del delito una actividad rentable que produce resultados significativos en corto tiempo”.
Hoy la guerra ha variado en sus dinámicas, básicamente se aplica ese refrán de “a rey muerto rey puesto”. En virtud de ello, podemos plantear una analogía recurriendo a uno de los monstruos de la mitología griega, la Hidra de lerna, al que por una cabeza que cortabas crecían otras dos, pues es así como podríamos comprender el fenómeno de mutación criminal.
¿Qué nos agobia en este nuevo año?
La mutación y el reciclaje de la violencia de estos grupos criminales atiende, en gran medida, al fallido proceso de paz con las AUC y a que sus estructuras se disputan el control de las plazas de comercialización de drogas y las extorciones siendo sus principales víctimas comerciantes y empresarios del transporte público.

El año anterior la economía y la movilidad en la ciudad de Barranquilla se vio afectada debido a un paro de conductores que salieron a las calles a exigir al gobierno local y departamental garantías de seguridad para el ejercicio de sus funciones, luego de que tres miembros de este gremio fueran asesinados.
Este es un mecanismo por el cual por parte de estos grupos criminales se ejerció presión contra los empresarios de transporte público masivo. Ante la grave crisis de seguridad, estos se manifestaron por medio de marchas, acompañados por un número importante de comerciantes del Atlántico.
¿Qué se ha hecho y qué falta?
Es innegable el trabajo de instituciones como la Fiscalía General de la Nación, la Policía Nacional, las Fuerzas Militares y los titulares de los entes territoriales. Estos han hecho lo posible para hacerle frente al crimen organizado.
Sin embargo, la criminalidad no se soluciona con mayor incremento de las sanciones plasmadas en el código penal o eliminando subrogados penales, entiéndase por subrogados como medidas sustitutivas de la pena o la libertad condicional. Sin duda, superar la crisis de inseguridad implica el concurso de la sociedad civil y todo el músculo y concurso institucional posible.
Otros elementos claves son los siguientes. Para crear seguridad y justicia debemos analizar problemáticas como la corrupción en las cárceles del país, las cuales están a cargo del Inpec, de poco o nada sirve capturar los responsables de los vejámenes antes mencionados si desde los centros de reclusión tienen acceso a uno y hasta más dispositivos móviles que les permita emitir órdenes para asesinar o extorsionar.
Es necesario abrir la discusión sobre una reforma a esta institución encargada de las cárceles de nuestro país y atender al llamado de la Corte Constitucional que en varias sentencias ha declarado el estado de cosas inconstitucionales en los centros carcelarios y penitenciarios.
Además, podríamos hablar también de mejorar las condiciones laborales de quienes integran esta institución. No es algo descabellado ya que si bien en los años noventa nuestras cárceles tuvieron una transformación en donde mejorando el salario de los custodios estos no se veían tentados a los sobornos.
Por un tiempo las cárceles dejaron de ser controladas por los internos, pero hoy por hoy parece que se volvió -de manera disminuida- a esos tiempos donde no había una ley y un orden claro dentro de los centros penitenciarios y carcelarios.
La falta de presencia integral del estado en los territorios también puede ser un generador de criminalidad y por ende de percepción de inseguridad. Como es evidente, son los jóvenes los que engrosan las estructuras del crimen organizado, seguramente tentados por la falta de oportunidades educativas y laborales.
No es solo llegar a zonas de alta peligrosidad con el policía y el soldado con el fusil en la mano, no basta solo con las patrulladas de hasta 20 policías de vigilancia y policía judicial en zonas donde crecen las cifras de delitos, eso simplemente es una especie de paños de agua tibia.
Para hacerle frente a una grave crisis como la que estamos viviendo se necesitan de robustos proyectos sociales materializados en los territorios, no solo fijados en los planes de desarrollo distritales, municipales y departamentales. La presencia integral del estado es vital.
Por último, resulta también necesario abrir el debate sobre la crisis en la Fiscalía General de la Nación. Si bien la falta de funcionarios hace que el ente acusador actúe a medias, actualmente existen más de 16 mil vacantes que no están siendo ofertadas, muy a pesar de lo ordenado en 2021 por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca, en dónde insta al cumplimiento de sentencias que ordenan la elaboración de concursos de méritos.
Como resultado de esta crisis los fiscales no cuentan con las herramientas necesarias ya sea por falta de un investigador, el cual puede estar disponible para varios fiscales y no pueda dar cumplimiento a sus órdenes de policía judicial, o por la falta de fiscales.
Todo esto desencadena una saturación y acumulación de procesos que contribuye a la impunidad y que por ende consiste en un generador de criminalidad.
La solución no está en el populismo punitivo, se necesitan reformas estructurales e integrales a nuestras instituciones y de apoyo mancomunado entre el ámbito jurídico y de la sociedad civil. Crear tejido social y elaborar estrategias jurídicas es sin duda la clave para salir de esta crisis, en donde se aplica aquel segmento de esa canción vallenata, obra del maestro Hernando Marín, donde señala la ley del más fuerte y explica que como están armados se hacen los valientes.
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