Si tomáramos una imagen del territorio inundado de la Mojana (Sucre, Córdoba y la depresión momposina) e hiciéramos una comparación con una vista de planta del actual desastre hidrogeológico acontecido en Emilia Romagna, no habría casi diferencias.
Dos imágenes superpuestas quizás nos mostrarían contraste en la arquitectura de los techos y árboles desnudos de duraznos, peras, cerezas y albaricoques, la excelencia agrícola de exportación internacional, propio en esta tierra donde nació el geógrafo italiano Agustin Codazzi.
También hay 300 deslizamientos activos y grietas en el territorio de montaña o Apenínico y en las 500 vías de tránsito y carreteras secundarias inhabilitadas. Parecería que el San Jorge y sus afluentes del Sinú se hubiesen transportado hacia el nordeste del país mediterráneo reemplazando el Savena, el Reno y el Savio..
Los helicópteros patrullan todo el día en la capital, Bologna, y en los municipios de su área metropolitana. En esta ciudad los daños en la periferia ascienden a 6 millones de euros y aún así el panorama no resulta tan desgarrador como lo que han experimentado el resto de los damnificados en pequeños municipios y corregimientos de otras provincias o departamentos.
Ahí comienza a escasear la comida. Los supermercados abiertos han sido literalmente vaciados por quienes temen el hambre y el resto están cerrados por inundaciones.
En los 41 municipios afectados de las provincias de Ravenna, Forli-Cesena, Bologna y Rimini, es decir la mitad de la región, una compleja red de 4.500 hombres y mujeres conforman las patrullas aéreas, los camiones de bomberos, las canoas o barcas inflables, los anfibios del ejército y policía que no han cesado de buscar sobrevivientes y personas imposibilitadas en medio del agua y el fango.
La mitad de la región tiene agua, lodo y tierra hasta el cuello. Y como ya ha declarado su máxima autoridad institucional, el presidente de la región Stefano Bonaccini: “ Esto que nos está sucediendo es equiparable a un terremoto”.
¿Tragedia anunciada?
Los datos que hasta ahora se conocen desconciertan y alarman. Nada pudo bastar para contener los mil milímetros de lluvia que comenzaron a caer desde el martes y que en tres días causaron el desbordamiento de 23 ríos, 41 municipios inundados, 14 muertos, 300 deslizamientos de tierra, y 400 carreteras, calles, puentes y vías de acceso destruidas. En pocas palabras, en tres días cayó la cantidad de lluvia que se esperaba en un año entero.