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El desajuste de habilidades o “skills mismatch” como se conoce en inglés se define como una discrepancia entre las habilidades que buscan los empleadores y las habilidades que poseen los individuos.

Es decir, es una diferencia o brecha entre las habilidades de las personas y los requerimientos de los puestos de trabajo, lo cual podría significar que la educación y la formación no están generando las competencias y habilidades que demanda el mercado laboral; o que la economía no está generando puestos de trabajo que correspondan a los perfiles y competencias de las personas.

Estudios del Banco Mundial, Cepal y Manpower en los últimos años han indicado que a nivel global el 69% de las empresas tienen inconvenientes en lograr conseguir los perfiles requeridos, en América Latina esta cifra se encuentra en el 28,6% y en Colombia en el 38%, lo cual obstaculiza especialmente en la región latinoamericana el aumento del alrededor de 6,5 billones de dólares del producto interno bruto mundial para el año 2030 y por ello es fundamental mejorar las habilidades y competencias de las personas en sus diferentes estadios de formación.

A partir de estos elementos es importante analizar cuáles son los tipos de desajustes de habilidades que se pueden presentar, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, para así poder comprender y determinar estrategias que reduzcan esta brecha.

  • Falta de habilidades y competencias cuando los trabajadores carecen de las habilidades necesarias para hacer su trabajo de manera efectiva.
  • Escasez de habilidades y/o competencias cuando los empleadores no pueden encontrar suficientes profesionales con las calificaciones y habilidades adecuadas.
  • Superávit o déficit de habilidades y competencias: que significa que una persona puede estar simultáneamente sobrecalificada y/o subcalificada. Esto sucede a menudo cuando el campo de la educación no se corresponde con el campo de la ocupación.
  • La obsolescencia de las habilidades y/o competencias debido a los nuevos desarrollos tecnológicos y la digitalización. Sin embargo, también puede ocurrir cuando las habilidades y/o competencias no se practican con regularidad y se vuelven obsoletas con el tiempo. Ambos escenarios pueden ser el resultado de demandas cambiantes en el mercado laboral.
  • Desajuste horizontal cuando los trabajadores educados en un campo particular trabajan en otro.
  • Desajuste de carrera cuando los trabajos y las habilidades y/o competencias no se aproximan con el tiempo.

Desde las políticas públicas y los grupos de interés es importante abordar este desafío, teniendo en cuenta las consecuencias que genera en cada uno de los niveles del mercado laboral que son las siguientes.

  • A nivel de la persona, se pueden generar penalizaciones salariales, especialmente por la sobre-cualificación, que eventualmente afectan tanto la satisfacción laboral como la vida.  Por ejemplo, se puede suponer que en los países en desarrollo la sobrecualificación no debería ser un problema debido a la falta de suficientes oportunidades de formación. Sin embargo, las personas reciben capacitación y aún no pueden encontrar un trabajo que corresponda a su nivel de habilidad, lo que significa que no están empleados en todo su potencial de productividad. Además, las deficiencias en las habilidades reducen las posibilidades de conseguir un trabajo por completo.
  • Para las empresas, tiene consecuencias negativas para la productividad y la competitividad, lo que afecta su capacidad para implementar nuevos productos, servicios o tecnologías. Además, puede generar una mayor rotación de personal y una organización del trabajo sub-óptima, lo que podría conducir a la pérdida de ganancias y mercados.
  • Para países y regiones, puede aumentar el desempleo y afectar la competitividad y el atractivo para los inversionistas, lo que significa la pérdida de oportunidades en el camino hacia la transformación productiva y la creación de empleo. Se invierten recursos públicos o privados en formación con el supuesto de que las cualificaciones alcanzadas darán resultados positivos en términos de inserción laboral o salarial. Sin embargo, si existe un desajuste de habilidades, estas expectativas a menudo no se materializan, lo que lleva a rendimientos de la inversión inferiores a los esperados.

En términos generales, las políticas y estrategias para controlar el desajuste de habilidades y competencias deben incluir diferentes mecanismos financiación, mejorar los conocimientos, indicadores y analítica para analizar esta situación y estimular la demanda de mayores niveles de calificación a través de la creación de empleo e incentivos.

Además, es importante que las Instituciones de Educación Superior revisen de forma frecuente sus programas y planes de estudio que les permitan prevenir el desajuste de habilidades y garanticen una formación idónea y competitiva.

Me pueden conectar o contactar en Clara Inés Pardo, Universidad del Rosario.

Es profesora titular de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario. Estudió maestrías en administración, dirección y gerencia ambiental, y en ingeniería de alimentos, ambiental y sanitaria. Es doctora en economía y realizó un posdoctorado en políticas energéticas y estudios...