Esta semana se registran dos hechos muy positivos en seguridad vial: la aprobación final de la #LeyJuliánEsteban, una iniciativa parlamentaria con apoyo de organizaciones de víctimas y de la academia y que toca varios aspectos del tema bajo la perspectiva de sistemas seguros; y la publicación del borrador del decreto del Plan Nacional de Seguridad Vial 2022-2030, por el Ministerio de Transporte y la Agencia Nacional de Seguridad Vial.
Ambas cosas son positivas. La nueva Ley, porque dispone elementos de mejora en licenciamiento, vehículos, diseños viales y, notablemente, porque cambia los límites de velocidad máximos en nuestro país, en especial el límite urbano de 80 km/h a 50 km/h para vías arterias, y 30 km/h para vías residenciales y escolares. La ley lleva el nombre del joven Julián Esteban Gómez, una de las imágenes icónicas de la celebración en Zipaquirá del triunfo de Egan Bernal en el “Tour de France”, pero que murió algunos meses después atropellado en su bicicleta mientras practicaba el deporte de sus sueños. La madre del joven fallecido, Fernanda Torres, acompañó el proceso final de aprobación de la ley en memoria de su hijo, y de más de siete mil víctimas fatales cada año. La reducción de los límites de velocidad tiene el potencial de bajar las fatalidades en 20-30 %, siempre y cuando vaya acompañada de mejor señalización, infraestructura y, especialmente, control a infractores (texto completo del proyecto de ley remitido a sanción presidencial).