El acuerdo entre el Gobierno nacional y Fedegán es un hito en la turbulenta historia de la reforma agraria en Colombia y en el Proceso de Paz de 2016. De hecho, Petro lo celebró con este trino, calificándolo como “histórico”. En solo 10 años, el gremio ganadero más importante del país pasó de ser un férreo opositor al Acuerdo de La Habana a ser un actor clave de la implementación.
Aunque frágil, acuerdo de Fedegán y Petro los vuelve aliados en la reforma rural

El mismo gremio que antes criticaba negociar con las Farc y se negaba a apoyar el Acuerdo, hoy afirma que, a través de la compra de 3 millones de hectáreas por parte del Gobierno, Fedegán puede “contribuir a la democratización de la tierra” y a que surja “una clase media en el país”, además de proponer una visión de sostenibilidad y consolidación del país como una potencia agroalimentaria.
Así, aparentemente era el fantasma de la expropiación lo que frenaba el apoyo de los ganaderos a la reforma rural porque, tan pronto se tranzó el acuerdo con dinero de por medio, el gremio parece haber pasado del “No” rotundo al “Sí” en su apoyo al Acuerdo de Paz.
Y es importante no olvidar que esta no fue siempre su disposición. Entre todas las discusiones y reacciones que ha suscitado este acuerdo de compra, hay que recordar algunos sucesos de los últimos 10 años que ponen en perspectiva el grandilocuente anuncio entre Fedegán y el Gobierno, y que muestran que, más que cualquier otra cosa, es un acuerdo frágil, pero políticamente conveniente (de momento).
La carta de protesta de Fedegán contra el Proceso de Paz
Cuando empezaban las negociaciones entre el Gobierno y las Farc en 2012, Fedegán se negó a participar en el foro de participación ciudadana sobre política de desarrollo agrario integral con enfoque territorial, uno de los principales insumos de la sociedad civil para la Reforma Rural Integral.
En el foro, en el que participaron organizaciones agrarias, campesinas, étnicas y gremiales, Fedegán brilló por su ausencia.
En diciembre de 2012, el mismo Lafaurie envió una carta al representante de la Organización de las Naciones Unidas explicando las razones de la ausencia de Fedegán. Entre otras razones para no asistir, Lafaurie mencionó la negativa del gremio a “someterse” a un acuerdo con sus victimarios (las Farc) y a que ese acuerdo determinara el futuro del campo en Colombia.
En la carta se habla también de la victimización y estigmatización de los ganaderos y de la propiedad legítima de la tierra, así como de las tensiones en el gremio por “doblegar a los poseedores legales para redistribuir sus tierras, atendiendo las exigencias de la guerrilla y de la izquierda radical”.
El “No” rotundo al plebiscito por la paz
En 2016, durante la campaña del plebiscito para refrendar el Acuerdo Paz, Lafaurie y el gremio ganadero expresaron explícitamente su rechazo.
De hecho, en las semanas previas a la votación del plebiscito por la paz, Lafaurie lanzó duras críticas en una de sus columnas de opinión e invitó abiertamente a votar por el “No”.
“Me impresionó el listado de órdenes al Gobierno, que deberá cumplir convertidas en mandato constitucional. (…) Me impresiona la falta de realismo de una reforma rural, dizque integral, pero centrada exclusivamente en la economía campesina. (…) Me impresiona la plata. Con una economía en declive, corrupción en ascenso y un Gobierno vacilante frente a la reforma tributaria, ¿cómo cumplir lo acordado si damos el salto al vacío del Sí en el plebiscito?”.
El señalamiento de Petro contra los ganaderos
En 2016 en el contexto de la implementación de la ley de víctimas y restitución, Gustavo Petro se refería al gremio ganadero como “narcolatifundistas expropiadores”. En una discusión en Twitter, Petro escribió:
“No le mienta al país Lafaurie, no son ganaderos, son narcolatifundistas expropiadores violentos de campesinos”.
No le mienta al país Lafaurie, no son ganaderos, son narcolatifundistas expropiadores violentos de campesinos. pic.twitter.com/CLYGz87eYB
— Gustavo Petro (@petrogustavo) April 10, 2016
Un acuerdo fundamentalmente político
Esta es la foto, seis años después del trino de Petro:
Esta foto en mi opinión hará historia.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) October 8, 2022
Es el pacto entre Fedegan y el gobierno del cambio. Garantizar tres millones de hectáreas que se comprarán, de máxima fertilidad con destino al campesinado.
El pacto social y la paz son posibles. pic.twitter.com/JlJNrH8WxG
Con el acuerdo de compra, Fedegán pasa de opositor de la reforma agraria a ser un aliado estratégico del Gobierno. De esta forma queda allanado un camino más favorable, al menos políticamente, para que el Gobierno avance con la implementación de la reforma agraria.
En otras palabras, Gustavo Petro y Francia Márquez no tendrán tantas voces en contra, en comparación con la gran oposición que tuvo el gobierno Santos durante las negociaciones con las Farc.
Ahora la pregunta clave es cuál es la reforma agraria qué plantea el Gobierno.
La compra y distribución de tierras es un paso importante, pero no es suficiente para la reforma rural integral. ¿Cuánto tardará la compra? Y aún más importante, ¿a quién y en qué condiciones se va a distribuir?
El verdadero reto es que todo este proceso se transforme en mejorar las condiciones de vida de la población rural más pobre del país y en que se reduzcan las brechas socioeconómicas entre el campo y la ciudad. Un objetivo que requiere un plan que no existe, o que al menos no conocemos.
De momento, el acuerdo le pone las cosas fáciles a Fedegán. Sus asociados solo tienen que esperar la compra de sus tierras. El Gobierno nacional, en cambio, tiene que esforzarse para que el aparato del Estado pueda hacer efectiva la compra.
El país puede cambiar y el país está cambiando. Férreos opositores pueden estrechar sus manos y zanjar sus diferencias. Mejor un acuerdo frágil e imperfecto que un conflicto duradero. Quedan por ahora más preguntas que respuestas.
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