Esta columna fue se escrita en coautoría con Sebastián Londoño Méndez. Los autores hacen parte del equipo de la Representante a la Cámara por Bogotá Julia Miranda. Andrés Sampayo es el coordinador de la UTL y Sebastián Londoño es asesor de la UTL. El artículo está basado en estudios académicos y no representa una opinión de la UTL.
El camino del centro político para ganar la alcaldía de Bogotá

Bogotá, a lo largo del siglo XXI, ha personificado la rebeldía en su comportamiento electoral. Mientras el país eligió (y reeligió) a Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, la capital de la República eligió como alcalde/alcaldesa a tres políticos de izquierda, una mujer diversa y a Enrique Peñalosa (candidato de centroderecha beneficiado por la impopularidad del entonces alcalde Petro y la división de la centroizquierda).
Incluso en las últimas contiendas presidenciales, Bogotá ha nadado contra la corriente apostando por candidaturas de centro e izquierda. Ese comportamiento hace de la ciudad una plaza política fértil para los proyectos políticos denominados alternativos o progresistas.
Aquellos que han enarbolado banderas y colores afines a reivindicaciones de derechos y libertades, protección de minorías y compromiso por una sociedad más equitativa han visto grandes gestas electorales.
¿A qué responde este patrón? ¿Por qué las candidaturas de centroderecha, generalmente, no han logrado imponerse? Bogotá es una ciudad fragmentada, electoralmente. De hecho, bajo este análisis, podríamos hablar de cuatro ciudades.
La ciudad de derecha - Chicó y Rosales en Chapinero, Santa Ana y Santa Bárbara en Usaquén y La Alhambra en Suba.
Sin importar si hay un buen (2015 o 2018) o mal desempeño (2019 y 2022) estas son las zonas de la ciudad que votan mayoritariamente a la derecha. Aquí, Enrique Peñalosa (tanto en 2011 como en 2015), Iván Duque, Miguel Uribe Turbay y Federico Gutiérrez lograron obtener una mayoría de los votos.
La ciudad de centroderecha - Niza, Britalia, Lagos de Córdoba y La Floresta en Suba, Toberin y Cedritos en Usaquén, todo el oriente de Barrios Unidos, La Esmeralda en Teusaquillo y Ciudad Salitre, Modelia y Granjas de Techo en Fontibón.
Aunque aquí también se han impuesto las candidaturas mencionadas en la categoría anterior, los márgenes han sido más angostos. Otras candidaturas de centro como las de Sergio Fajardo, Claudia López, Carlos Fernando Galán o incluso candidatos de izquierda como Gustavo Petro en 2022 lograron ser competitivos. Este es un fortín electoral para la derecha bogotana en transición a hacer parte de la ciudad moderada/pendular, aquella que vota por proyectos cercanos al centro político.
La ciudad moderada/pendular - Tibabuyes y El Rincón en Suba, Garces Navas, Ciudadela Colsubsidio, Villa Luz y Las Ferias en Engativá, Teusaquillo Central y Quinta Paredes en Teusaquillo, Capellanía y Fontibón Central en Fontibón, Castilla, Gran America, Kennedy Central, Carvajal, Tintal Norte y Calandaima en Kennedy, San Rafael, Zona Industrial en Ciudad Montes, El Restrepo en Antonio Nariño, Las Nieves en Santa Fe, Los Mártires y Chapinero Central.
Estas zonas del occidente y suroriente de la ciudad son determinantes en términos electorales. Las denominamos moderadas porque han apostado por proyectos más cercanos al centro político como Rafael Pardo en 2015, Sergio Fajardo en 2018, Claudia López en 2019.
Y, las denominamos pendulares porque tienden a registrar mayor competencia electoral y se asemejan al perfil general de votación de Bogotá. Por ejemplo, Gustavo Petro logró imponerse en la mayoría de estas zonas en tanto el centro político fue incapaz de presentar un candidato competitivo.
De hecho, aquí fue donde Rodolfo Hernández logró sus mayores registros de votación para la primera vuelta de 2022. Es una zona de alta competencia electoral o que vota mayoritariamente por proyectos políticos de centro (siempre que existan candidatos fuertes).
La ciudad de izquierda - Timiza, Patio Bonito y Gran Britalia en Kennedy, y la totalidad de Bosa, Ciudad Bolívar, Usme, Tunjuelito, Rafael Uribe Uribe, San Cristóbal, La Candelaria y el gran parte de Santa Fe.
Esta zona de la ciudad ha sido clave para el ascenso de los distintos proyectos de izquierda que han gobernado Bogotá. Ha votado a la izquierda en todo el siglo XXI. Desde Lucho Garzón en 2003 hasta Gustavo Petro en 2022, la adherencia del sur de la ciudad a la izquierda política ha sido constante.
Incluso en años con candidaturas débiles electoralmente (Hollman Morris en 2019) los resultados de la izquierda en estas zonas son muy positivos. El margen de maniobra para proyectos por fuera de la izquierda es pequeño pero existe.
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Este panorama electoral, expresado en términos territoriales, da cuenta de una realidad matemática incontrovertible. En la ciudad moderada/pendular y de izquierda están la mayoría de votantes, no en las zonas de derecha.
Para la primera vuelta de 2022 el 80,32% (2.886.008) de los votos fueron emitidos en estas zonas de Bogotá. Eso explica por qué la centroderecha ha vencido en solo dos de las últimas ocho contiendas electorales para alcaldía y presidencia en Bogotá (contando primera y segunda vuelta).
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¿Por qué una candidatura de centro es viable en 2023?
Hay, al menos, tres factores determinantes que le dan viabilidad a una candidatura de centro para ganar la Alcaldía de Bogotá en 2023.
El primero responde a la cuestión matemática que abordamos en el anterior párrafo.
La mayor parte de votos se concentra en la ciudad que ha mostrado un perfil más moderado y pendular. Una candidatura con un perfil similar al de Rafael Pardo, Sergio Fajardo, Carlos Fernando Galán y Claudia López tiene el potencial de arrastrar una parte significativa de esos casi 1,4 millones de ciudadanos que ejercieron su derecho al voto en 2022.
El segundo factor está relacionado con una debilidad potencial en la candidatura de la izquierda. En 2022, la falta de una candidatura sólida del centro y la habilidad de Gustavo Petro de ganar apoyo entre votantes moderados en el espectro político fueron claves para la victoria del presidente actual en Bogotá.
Es en la ciudad "moderada" donde Petro experimentó un mayor crecimiento en votación entre 2018 y 2022. Una de las mayores incógnitas del pacto es si estas dos circunstancias (candidatura débil del centro y habilidad de ganar apoyo entre votantes moderados) se repetirán en 2023.
Por el momento, no aparece un candidato del centro y el candidato potencial de la izquierda (Gustavo Bolívar) es bastante débil. Al escribir este artículo, es difícil imaginar a alguien dentro de la izquierda que pueda igualar el desempeño de Gustavo Petro. De hecho, esto podría ser la debilidad de una posible candidatura de Gustavo Bolívar.
El tercer y último factor es la inviabilidad electoral de la derecha en Bogotá. Desde la victoria de Peñalosa en 2015, los resultados de este sector político han sido negativos en la capital. En las presidenciales de 2018, Iván Duque obtuvo un 13% menos de votos en comparación con el resultado nacional en primera vuelta (39,34% a nivel nacional contra 26,92% en Bogotá).
En las elecciones locales de 2019, Miguel Uribe Turbay, a pesar de contar con el apoyo de todos los partidos tradicionales de derecha, quedó último. En 2022, Federico Gutiérrez obtuvo tercer lugar, con menos del 20% de los votos y a más de un millón de votos del ganador en Bogotá, Gustavo Petro (1.769.671 contra 723.528 votos).
En cuanto al análisis de las cuatro ciudades, el problema de la derecha en Bogotá es que está atrapada en el noreste de la ciudad. Más allá de la Calle 72 hacia el sur, la 152 al norte y la Av Boyacá hacia el oeste, no parece haber suficientes votantes dispuestos a apoyar un proyecto de derecha.
Uno de los grandes errores de la derecha en Bogotá ha sido sobreestimar el peso de fortines electorales como Usaquén o Chapinero en la votación general de Bogotá. Esto ha generado en algunos círculos una falsa sensación de viabilidad electoral.
La verdad es que tener votos importantes en Chicó, Santa Bárbara, Cedritos, La Alhambra o Niza no es suficiente para ganar unas elecciones. Esa ciudad que vota a la derecha y centroderecha hoy representa menos del 20% de la votación total. Incluso, en caso de una contienda reñida entre la izquierda/centroizquierda y el centro político (como en 2019), los votantes de derecha y centroderecha podrían optar por una alternativa de centro en 2023.

¿Qué le falta al centro político para ganar las elecciones?
Este análisis electoral indica claramente que el centro político tiene una importante ventana de oportunidad, basada en el historial electoral del centro político y en la situación política actual.
¿Qué se necesita? El gran problema del centro político en la contienda presidencial de 2022 fue la falta de contenido e influencia en los debates, no tenía una causa unificada. Durante varios periodos de la campaña, fue evidente su incapacidad para transmitir mensajes que permitieran al elector comprender su visión de país, en ese momento, la Coalición Centro Esperanza.
Por lo tanto, es crucial que el centro político redoble sus esfuerzos en lograr un fuerte trabajo territorial basado en el potencial electoral de cada zona y en la identificación de prioridades programáticas. Para esta contienda, de acuerdo con la situación actual de la ciudad, los temas prioritarios deben ser movilidad, seguridad y ambiente.
¿Qué significa esto en la práctica? Si se determina que el mayor potencial electoral del centro político está en la ciudad moderada/pendular, debe realizarse un trabajo territorial, basado en el análisis electoral y haciendo una identificación clara y precisa de causas, propuestas y proyectos de ciudad.
Por ejemplo, en cuestiones ambientales, un proyecto del centro que busca ser exitoso e influyente, deberá comprometerse con la conservación de los diferentes elementos de la estructura ecológica principal.
Específicamente, a partir del análisis electoral, deberán haber apuestas decididas por la conservación de humedales como Tibabuyes, La Vaca, El Burro, Jaboque y Capellanía, ríos como el Salitre y Fucha, varios tramos de la Ronda del Río Bogotá, y los Cerros Orientales.
Asimismo, deben haber propuestas ambiciosas en materia de economía circular, manejo de residuos sólidos y recuperación del río Bogotá. En cuestiones de movilidad, una candidatura del centro deberá tener una postura clara frente a los proyectos actuales y planificados, reconociendo la importancia de construir un sistema de transporte multimodal, sostenible y de alta capacidad.
Esto, en la práctica, significa comprometerse con obras como la Línea 2 (Suba y Engativá) y 3 (Usme a Suba Norte) del Metro, la ALO Sur y Centro, trenes de cercanías regionales y en la ampliación y mejora de la red de ciclorrutas.
En materia de seguridad se debe apostar por una puesta territorial y focalizada, identificando que los indicadores de criminalidad tienen una distribución divergente en el territorio. En términos prácticos, un trabajo territorial riguroso debe hacer una identificación temática por barrio o UPZ, en aras de abordar los retos y problemática de forma más específica. Esto permitirá conexión con el electorado, incidencia en los debates y, consecuentemente, una gran posibilidad electoral.
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Conclusiones
Bogotá es una ciudad rebelde en términos electorales. Ha apoyado proyectos políticos de izquierda y centro, diferentes a los nacionales. La ciudad no es favorable a la centroderecha, ya que su presencia es limitada a pocos barrios con poca influencia electoral. La izquierda, en cambio, ha logrado mantener el apoyo de casi el 40% de los votantes, principalmente en el sur de la ciudad.
Sin embargo, la mayoría de los votantes de Bogotá vive en zonas con comportamiento moderado y cambiante. Aquí, cuando hay una candidatura fuerte (Rafael Pardo, Sergio Fajardo, Carlos Fernando Galán, Claudia López), el centro político prevalece. Estas zonas también son cambiantes, ya que son las de mayor competencia electoral en la ciudad.
Teniendo en cuenta esta realidad electoral y la situación política actual (debilidad en la izquierda y retroceso en la derecha), el centro político tiene una gran oportunidad de ganar la alcaldía en 2023. Para lograr esto, el trabajo territorial basado en el análisis electoral y una identificación programática diferenciada en términos espaciales será crucial.
Esto permitirá al centro identificar una estrategia defensiva en los territorios donde prevalece (moderados/cambiantes) y una estrategia ofensiva en los territorios controlados por la izquierda y la derecha, aprovechando debilidades en ambos extremos. El centro no debe ser sinónimo de falta de importancia o ambivalencia. El análisis territorial propuesto puede ser la clave para ganar la alcaldía.
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