Tuvo que salir el patriarca de la familia Char: Don Fuad -como se conoce coloquialmente- a romper el silencio por los líos con la justicia de sus hijos, que están enredados en el escandalo de la Casa Blanca que tiene condenada y detenida -en Venezuela- a la excongresista Aida Merlano.

La familia Char desde el comienzo definió una estrategia de silencio, pero que se rompió el pasado viernes cuando en un escueto y poco convencional comunicado le tocó al excongresista y exministro salir a explicar el comportamiento de sus hijos, y el suyo propio, en un escándalo que tomó connotaciones nacionales.

Mirar para otro lado les ha funcionado en un contexto local en donde mantienen el monopolio del poder político y social que los hace sentirse ¿intocables? La salida de Don Fuad a dar explicaciones por los delitos sindicados a él y sus hijos enreda más el asunto.

Por primera vez en todo este tinglado reflejan una actitud reactiva y, sobre todo, no dice la verdad acudiendo a un “fuero societal” que, según él, le dan los grandes aportes de su familia al desarrollo de la ciudad y la región.

Le tocó sacar esa carta porque la situación es compleja sobre todo para su hijo Arturo llamado a indagatoria en la Corte Suprema. Diligencia que acaban de dilatar a través de la argucia legal de cambiar de abogado, con lo cual no tuvieron más remedio los magistrados que posponer el trámite para otra fecha.

Por eso al jefe de los Char no le queda más camino que negar la realidad quedando muy expuesto. Gran parte de lo que señala Aida Merlano son hechos incontrovertibles. En las elecciones de 2018 sellaron una alianza con sectores del conservatismo que les permitió arrasar en el Congreso con una votación histórica –y atípica- en la ciudad. ¿Fue a sus espaldas?

De las siete curules de la Cámara, cuatro las ganaron los Char. Algo inédito, que se convirtió en un secreto a voces en toda la ciudad: parte de los y las candidatas del partido conservador al Senado votaron por las cámaras de Cambio Radical en una evidente doble militancia.

De siete cupos posibles, los conservadores hicieron una lista a la Cámara con un solo candidato viable (el de Fincho Cepeda). Sin embargo, tuvieron cuatro candidatos al Senado: Cepeda, Acuña, Gerlein y Merlano. ¿Para donde se fueron los votos a la Cámara de los otros tres senadores? Fue algo muy evidente.

Los comprobados votos espurios de Aida Merlano, que vimos en videos, audios, testimonios y demás pruebas acumuladas por la Fiscalía, les permitió a los Char tener una bancada propia de siete congresistas (tres senadores y cuatro representantes a la cámara).

Estas alianzas non sanctas no son nuevas pero no las reconoce Don Fuad. El contubernio con Name y Gerlein para llevar por primera vez a la alcaldía a Alex y que ha continuado durante toda la hegemonía de Cambio Radical de los últimos años. De ahí vienen los contactos con la congresista Aida Merlano, y, por ende, el miedo a que la extraditen de Venezuela.

La máquina de hacer votos que pusieron a andar las casas políticas ha funcionado a sus anchas durante años en la costa Caribe reclutando nuevas figuras como Aida para comprar votos y promover el clientelismo. Ella es el producto de una arquitectura institucional de facto que es alimentada por los poderes centrales a través del presupuesto, ministerios y la alcahuetería de los cooptados entes de control.

Esto ha generado macro poderes que trascienden gobiernos y mantienen enclaves que garantizan su inmunidad. ¿Por qué si son las mismas pruebas, aún la Fiscalía no ha encausado a Alejandro Char? 

Él es la piedra angular de este escándalo dada su reconocida e íntima cercanía con Merlano. De alguna manera se nota el freno que le ha puesto a su candidatura, temeroso del escándalo que se le viene encima apenas haga oficial su aspiración.

Es la sociedad barranquillera quien carga el lastre de soportar los excesos de un poderoso grupo político que hace muchos años perdió los mínimos parámetros éticos. Usando su poder para fortalecer su hegemonía y poner lo público al servicio de sus voraces apetitos personales y un grupo reducido de sus amigos.

Sin una reforma política y la necesaria sanción moral, que imparta justicia y castigo en las urnas, seguiremos arrastrando ese karma de la corrupción política en nuestra región. Este profundiza: la desigualdad, pobreza, inflación (altas tarifas de energía), hambre y retraso con relación a otras regiones del país con mayor desarrollo. 

Es profesor universitario y promotor del desaroollo en temas de fortalecimiento democrático y ciudadanía. Estudió economía en la Universidad del Atlántico y una especialización en cooperación internacional.