Valledupar es la segunda ciudad con mayor desempleo del país y desde hace varios trimestres se encuentra en posiciones similares, lo que debe llevar a que desde el nuevo gobierno nacional se le atienda de una manera prioritaria.
El desempleo en Valledupar: análisis y propuestas

Lo primero que debemos tener en cuenta es que, estudiando la historia del desempleo en Valledupar, se puede decir con certeza que todo tiempo pasado fue mejor, especialmente cuando entre los años 2013-2015 su tasa de desempleo estuvo por debajo del promedio nacional, logrando mínimos del 8%.

Fuente: Dane. Elaboración Cesore.
Lo que se aprecia después de ese período (2013-2015) es una tendencia ascendente de la tasa de desempleo y del número de desempleados, con un pico en el 2020 durante la pandemia y con un último dato del trimestre enero-marzo del 2022 de 17.1%, cuando el promedio nacional fue de 13.2%. En resumen, se ha deteriorado la situación de desempleo local. Mientras en el año 2013-2015 el número de desempleados de la ciudad rondaba alrededor de 18.000 personas, el dato para el primer trimestre de este año fue exactamente el doble, 36.000 desempleados.
Ahora veamos cómo nos encontramos a nivel nacional comparándonos con otras ciudades similares. Valledupar en el primer trimestre de este año fue la segunda ciudad capital con mayor desempleo en el país, superada solamente por Quibdó. Sin embargo, después de la pandemia, algunas ciudades se recuperaron más rápido que otras e inclusive en estos momentos algunas de ellas se encuentran con una tasa de desempleo inferior a la que tenían antes de la pandemia. Muy interesante, como se ve en la gráfica, los casos de Armenia y Villavicencio, ciudades con características similares a Valledupar por su tamaño y estructura. Sin embargo, Valledupar no ha logrado los niveles de reducción del desempleo de estas últimas. ¿Qué han hecho ellas para conseguirlo? Para saberlo sería recomendable una conversación entre autoridades para identificar las buenas prácticas replicables de aquellas ciudades para ponerlas en ejecución en las rezagadas, incluyendo Valledupar.

Fuente: Dane
Adicional al alto desempleo, existen grandes brechas de género e intergeneracionales, no sólo en la ciudad, sino en todo el país . Mientras la tasa de desempleo de los hombres en Valledupar era del 11.7%, la de la mujeres era del 21.8%, una brecha de 10.1 p.p, la tercera mayor de las capitales colombianas. Otra vez, habría que mirar al lado derecho de la gráfica a ver que están haciendo bien esas capitales y en particular a Tunja, que es el único caso inverso en dónde es mayor el desempleo masculino que el femenino.

Fuente: Dane
Una situación similar de precariedad es la de los jóvenes. Esta también es una problemática nacional. Sin embargo, Valledupar es la tercera en peor situación como se observa en la gráfica correspondiente. Siendo la situación más desfavorable si se es joven y mujer.

Si se empiezan a mirar los sectores más generadores de empleo en Valledupar, sobresale, como en todas las ciudades intermedias, no industriales ni turísticas, el sector comercio como la principal fuente generadora de trabajo. Ya hemos dicho en otras publicaciones de Cesore cómo la ciudad tiene un gran campo de crecimiento en los clústeres de educación terciaria y salud, de una parte, y en todo el frente artístico y de entretenimiento. La agroindustria es otro sector con potencialidades grandes en lo local.
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Fuente: Cesore
Insistimos en un par de recomendaciones del Centro de Estudios Socioeconómicos (Cesore) a la administración hechas anteriormente. Teniendo en cuenta que más de la mitad de los desempleados de Valledupar son apenas bachilleres, se sugiere estructurar un programa que, desde la oferta de las instituciones educativas (Sena, Comfacesar, Institutos Tecnológicos, Universidades), amplíe los cursos de educación técnica pertinentes para la región, aumentando los cupos y, del lado de la demanda, se ofrezcan por parte de la Alcaldía, Gobernación o inclusive sector privado becas de estudio y sostenimiento para los jóvenes que quieran estudiar. Un cálculo hecho a mano alzada nos dice que educar 1.000 jóvenes por año cuesta $ 3.000 millones anuales (un millón de matrícula y $ 200.000 mensuales de subsidio al estudiante por 10 meses). Esta cifra es muy inferior a las inversiones faraónicas que se han realizado en la ciudad con los recursos de regalías (el Museo a la música cuesta inicialmente 140 mil millones). Con esta medida se disminuye el desempleo y se preparan a los jóvenes vallenatos que están en el ocio, desempleo e inclusive en riesgo de situaciones peligrosas de violencia o droga para que una vez culminen sus estudios y tengan la oportunidad de optar por un trabajo mejor y más cualificado. Se ha hecho un primer proyecto con 100 becas con la Universidad del Área Andina.
El otro instrumento del cual se puede hacer uso puede ser similar al Paef. Si a cada nuevo trabajador formal de salario mínimo enganchado se le reconoce $ 250.000 por parte de la administración municipal, y se buscan aportes desde el gobierno nacional, el empresario vallenato tiene un gran incentivo para que, en caso de que el mercado demande más de sus productos, pueda ampliar su planta de personal. De esta manera, 1.000 nuevos trabajadores costarían $ 3.000 millones anualmente.
Finalmente, una última recomendación que no cuesta nada es hablar con los gremios, con el Comité Intergremial, con empresarios, sobre todo medianos, que con toda seguridad tienen ideas prácticas e inmediatas para generar empleo.
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