La propuesta de llevar a Colombia hacia una sociedad de conocimiento obliga a fortalecer la institucionalidad, a promover sinergias, a gestionar la necesaria pedagogía para que se comprenda el valor de la ciencia, del nuevo conocimiento, del pensamiento crítico. Es fundamental que como sociedad (académica y no académica) alcancemos la convergencia en propósitos comunes, los cuales fueron identificados durante el proceso de empalme. No obstante, la discusión mediática asociada con un documento de trabajo de algunos académicos, durante la campaña presidencial, ha generado interpretaciones equívocas que, como una cortina de humo, no han permitido ver, ni discutir, menos construir sobre lo que es verdaderamente importante y ante todo urgente para el sector de Ciencia, Tecnología e Innovación-CTeI.

Estuve escribiendo las líneas a continuación, las cuales hago públicas hasta ahora, cumpliendo con los compromisos adquiridos como parte de una de las comisiones de empalme del gobierno del presidente Gustavo Petro. El gobierno electo y sus voceros son los únicos que pueden divulgar los hallazgos y los derroteros a seguir derivados del trabajo de las correspondientes comisiones, por eso el prudente silencio que se debe guardar por parte de quienes integramos estos grupos de trabajo.

Con estas consideraciones, para finales de junio de 2022, el entonces senador Iván Darío Agudelo, fue designado como el coordinador de la comisión de empalme del sector de Ciencia, Tecnología e Innovación-CTeI. Fue él, quien de manera generosa, convocó a varios académicos de la Accefyn (Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales) a que integráramos dicha comisión (Silvia Restrepo, Fánor Mondragón, Rafael Molina, Mario Higuera y Enrique Forero -quien ofreció a la Accefyn como sede de la comisión), de la que hicieron parte importante representantes de los jóvenes y de la Minga. Esta emocionante invitación obligaba a pedir los permisos y las autorizaciones necesarias en mi lugar de trabajo en la Secretaría Distrital de Salud (y en la Universidad Nacional de Colombia). El doctor Alejandro Gómez, Secretario Distrital de Salud, sin dudarlo me indicó que tanto como él como la Alcaldesa Mayor de Bogotá, estaban comprometidos con apoyar las acciones del gobierno Petro y que contaba con su apoyo y gestión para participar en dicha comisión. Con su autorización, al día siguiente muy temprano llegué a la primera reunión. 

Trabajamos a varias manos los primeros tres integrantes de la comisión: el senador Agudelo, la profesora Irene Vélez Torres de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Valle, y yo. Con otros dos académicos conectados virtualmente organizamos la agenda de la comisión para ser entregada al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias). Días posteriores, otros miembros se integraron al intenso trabajo. La primera reunión con el MinCiencias condujo al acuerdo de la dinámica del trabajo del empalme. El senador Agudelo designó a la profesora Irene Vélez Torres para llevar la secretaría técnica de dicha comisión. La exhaustiva revisión de los documentos, así como la información que fue llegando desde el MinCiencias, ocupó todo el tiempo durante casi tres semanas. Cumplimos tanto con la agenda acordada como con los compromisos señalados por el grupo coordinador central del empalme (del gobierno del presidente electo).

La tarea se desarrolló de una manera acelerada pero cuidadosa, combinando análisis de documentos con reuniones con algunos actores del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. La diversidad de sectores e intereses representada en los 17 miembros que integramos la comisión de empalme de CTeI del gobierno Petro no sólo fue enriquecedora, sino que estuvo caracterizada por tal fluidez que cada documento y compromiso se cumplió sin mayores obstáculos, lo que refleja la capacidad de encontrarnos en lo que nos une (con verdaderos consensos). Fue importante llamar la atención sobre la necesidad de que cada uno debía aportar pensando colectivamente, dejando claro que no estábamos para anteponer intereses individuales; que el papel fundamental era el de garantes de una información y comunicación objetivas que serían base de construcción de los planes y de las políticas del nuevo gobierno. Sin ser frecuente, hubo que recordarlo de vez en cuando.

Así, el proceso de empalme permitió evidenciar, entre otros, las consecuencias de una transformación de departamento administrativo a ministerio sin recursos adicionales (ni para funcionamiento ni para inversión). Pero más preocupante fue ver en lo que han convertido ese ministerio a consecuencia o aprovechando tamaña debilidad. Muchos de los cuestionamientos expuestos por el sindicato del MinCiencias salieron a la luz durante el empalme. 

El senador Agudelo, con un relacionamiento “sui generis” con gran parte de los integrantes del sector, organizó reuniones para incorporar y consensuar ideas de cara al PND (Plan Nacional de Desarrollo) del nuevo gobierno que tiene como derrotero hacer de Colombia una sociedad de conocimiento. Se trabajó como fue indicado revisando los puntos de partida con la mirada puesta en el futuro. Con mucha ilusión se plasmaron en el informe varias ideas relevantes para ser incluidas en el PND.

Todo marchaba bien, hasta cuando el documento titulado “Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Sncti) para el buen vivir, el vivir sabroso y el ejercicio efectivo de una democracia multicolor” se presentó mediáticamente como el plan del gobierno del presidente Petro para CTeI. Importante resaltar que ese escrito nunca fue discutido en la comisión de empalme a pesar de tener allí a una de sus autoras que, justo para ese momento, empezó a ser señalada como candidata a ministra del MinCiencias. Es una obligación manifestar que no existe, para mí,  coincidencia entre el controvertido documento y lo que pude ver y vivir durante el empalme respecto a la profesora Irene Vélez Torres y su trabajo. Ella es, a mi juicio, una científica, una mujer inteligente, trabajadora, audaz y muy comprometida. Sin su papel ejemplar a cargo de la secretaría técnica en la comisión de empalme, delegado por el coordinador (el senador Agudelo), seguramente hubiese sido distinto el nivel de aporte de lo entregado como trabajo colectivo. Su capacidad de articular, de discutir y de valorar el método científico y sí, de buscar integrar a la comunidad no académica en eso que denominamos la apropiación social del conocimiento, no se compadece con la discusión que se suscitó después de la divulgación y el manejo dado al documento que presentaron como base del nuevo gobierno para el sector de CTeI.

La discusión y crítica mediática del supuesto plan del gobierno Petro para CTeI es, en mi concepto, una cortina de humo que no permite unirnos ni encontrarnos en los problemas prioritarios que estamos llamados a resolver de manera inmediata: (i) una muy débil institucionalidad que ha llevado a ejecutar políticas y recursos a través de terceros; (ii) un recurso finito y decreciente, como el procedente del 10 % de las regalías que se muestra como el pilar de la financiación y; (iii) las limitadas acciones de gobierno que se desarticulan en cada cambio de las directivas del MinCiencias. 

No creo que sea oportuno seguir debatiendo sobre un texto de reflexión política, mientras que se van de las manos la oportunidad de hacer de la ciencia el eje de transformación de esta nueva historia del país.

Pero, más allá de todo lo que puede estar contenido en las problemáticas de los tres puntos anteriores, como lo expresé en la última reunión con delegados del gobierno Duque y de la comisión de empalme del gobierno Petro, los retos del nuevo gobierno no se centran solamente en disponer de recursos suficientes y sostenidos buscando materializar las políticas de Estado para CTeI. Uno de los más grandes desafíos que tiene el gobierno del presidente Gustavo Petro (y que tenemos todos como una sociedad que trasiega por nuevos -y ojalá prósperos- senderos), es el de jamás volver a tener al frente de la entidad rectora de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (ni de ningún sector) a alguien acusado de plagio o de faltas a la integridad científica. Que la ética no sólo sea parte de bonitos discursos, que se asuma desde el ejemplo y la autoridad moral.

Finalmente, si bien cada sector se valora a sí mismo como el más importante, ¿cómo pensar en un cambio de modelo económico? ¿cómo llevar a cabo la transición energética? ¿cómo constituirnos en una potencia mundial de la vida hacia una sociedad de conocimiento sin darle el lugar preponderante al sector de CTeI y a su institucionalidad? La propuesta del gobierno Duque plasmada en el proyecto de Presupuesto General de la Nación-PGN para CTeI resume la importancia real que le han dado los últimos gobiernos al sector que, se supone junto con el de educación, como el transformador de esta sociedad caracterizada por la injusticia social, la violencia y la corrupción. No sólo pretenden reducir en un 10 % el presupuesto para CTeI, respecto a lo asignado en el 2022 (330 mil millones en 2022, proponen 299 mil millones, para el 2023), tampoco se indica que gran parte de ese presupuesto está ya comprometido en compromisos, como vigencias futuras. 

Esperamos que con el gobierno de Gustavo Petro esta vez sí logremos pasar de los discursos a la acción (representada en presupuesto).

Nota: Agradezco el privilegio de haber hecho parte de la comisión de empalme en CTeI, que me deja, además, sentimientos de optimismo y de esperanza. 

Es profesora de la Universidad Nacional de Colombia donde creó y dirige desde hace 16 años el grupo de investigación de inmunotoxicología. Es académica correspondiente de la Academia Colombiana de Ciencias Físicas, Exactas y Naturales y es subdirectora del laboratorio de salud pública de Bogotá....