Un conjunto de organizaciones, más de mil, están próximas a tener vacantes para el cargo de gerente general. Estas organizaciones, cada una, facturan como mínimo 5 millones de dólares anuales. Están dedicadas a los servicios, y a pesar de la gran variedad entre estas, la que menos tiene cuenta con una nómina formal de 45 empleados.

Aún no es claro el perfil que deben suplir los aspirantes, aunque por la complejidad del trabajo uno ha de esperar que cuenten con un perfil gerencial, formación profesional y una reconocida experiencia en prestación de servicios. Resultados concretos, y, sobre todo, con una gran visión del negocio, el comportamiento de la economía y las necesidades del cliente.

Una reciente investigación hecha por una institución educativa a quienes han ocupado estos cargos identificó 27 competencias que son requeridas para estos cargos. Estas se pueden agrupar en tres categorías. 

  • Unas están asociadas a su compromiso con la organización y su capacidad de relacionarse y comportarse con los clientes.
  • Otras tienen que ver con el conocimiento y la capacidad de aprender sobre los procesos de la organización y la complejidad que es el prestar diferentes servicios a la vez. 
  • Y la tercera se relacionan con el comportamiento frente a los empleados y actores relacionados (representantes de los accionistas), así como su asertividad para poder identificar y crear equipo. 

En pocas palabras, personas que conozcan el trabajo, orientados al cliente y con gran empatía con las personas que conforman la organización.

Otra característica que han de tener estos gerentes es la dedicación. Según se observa en los salientes gerentes, la dedicación es exclusiva y total. Lo que hoy llamarían 24/7, que no es más que decir que deben estar al servicio de la organización todos los días y a toda hora.

Por último, y a fin de completar el perfil de estos gerentes, es su poca dependencia del salario, pues no necesariamente es competitivo. Seguro personas con el perfil descrito podrían acceder a trabajos con salarios mucho más altos, pero la compensación incluye mucho reconocimiento y un gran aporte al ego y a la sed de poder.

Debemos esperar a que el conjunto de organizaciones defina como será el proceso de selección, pero por el nivel de recursos, la complejidad y responsabilidad del cargo, es de esperarse que sea meritocrático, donde prime el perfil y la experiencia, y no solo el reconocimiento y las buenas intenciones.

El anterior perfil del cargo no es ajeno a lo que vive cada uno de los 1103 municipios del país. Estamos próximos a comenzar la carrera electoral para elegir alcaldes, ediles, concejales, diputados y gobernadores, que en la practica son los gerentes (alcaldes y gobernadores) de las organizaciones que nos prestan los servicios públicos, o de nuestros representantes ante sus juntas directivas (ediles, concejales y diputados).

Los requisitos definidos por la constitución para estos cargos son mínimos, por no decir nulos, pues lo único que se les exige es que sean mayores de edad. Y el proceso de elección es aún mas simple pues basta con lograr convencer a la mayoría de ciudadanos que votan que voten por ellos. Es decir, es un proceso donde la democracia le endosa a cada elector el compromiso de definir sus propios criterios.

La Esap, en 2021, culminó una investigación llamada “El perfil del alcalde colombiano” la cual, mediante entrevistas a 54 alcaldes de 17 municipios colombianos, entre 2004 y 2015, intenta definir un perfil de los alcaldes. Si bien puede que la muestra no sea representativa, sí es rescatable el esfuerzo. Pero más que eso, evidencia lo complejo que es ser alcalde en Colombia.

En el trabajo que adelanta la Misión de Descentralización se han hecho grandes esfuerzos por identificar los obstáculos que tiene el país para el desarrollo de la gestión municipal. Uno de estos es la ausencia de recursos frente a los derechos que la Constitución de 1991 otorgó a los ciudadanos, además de la poca capacidad organizacional que poseen las entidades públicas.

No es menor el reto que enfrentarán los funcionarios que salgan elegidos, no solo tendrán que administrar grandes expectativas, también amplias limitaciones que los convierten, desafortunadamente, en unos administradores de frustraciones.

Como ciudadanos, si realmente queremos un cambio, debemos conocer lo que implica el cargo y escoger pensando en el perfil y las propuestas a fin de votar por quien mejor creamos que desarrolle el cargo y no por quien nos agrade más, hable más duro o incluso sea más irreverente en campaña.

Es el ex subdirector general territorial del Departamento Nacional de Planeación. Estudió economía, una maestría en asuntos internacionalez y se doctoró en estudios políticos. Sus áres de interés son la planeación, la inversión pública y el desarrollo territorial.