Cuando tienes 9 años no está claro de qué va la cosa, pero ella tenía clara la única cosa importante: que era una cuestión de vida o muerte. Cuando hay una parte de ti misma que tienes que ocultar, hay otra que tienes que inventar.
Y de un buen invento depende todo. Inventar un apellido, un padre o su profesión, porqué no está ahí, porqué nunca viene a las reuniones del colegio. También tantos hijos e hijas de personas desaparecidas tuvieron que inventar una historia porque no podían contar lo que les pasaba.
"Para mí era muy claro que era una cuestión de que si la cagábamos, nos mataban a todos. Siempre tuvimos una historia que era la que podíamos contar a la mayoría de la gente y una historia que era secreta y que contábamos a muy poca gente que era muy cercana, aprendí a vivir con eso".
Un niño piensa que así es la vida. Entonces no había ningún cuestionamiento. Cuando vas creciendo, para mantenerse cuerdo, hay que manejar el delirio antes de que este te vuelva loco o cínico. Pero cuando se fue haciendo adulta empezó a entender que esa no era la vida y solo cuando se volvió mamá se dio cuenta del complicado mundo en el que creció. Aún así, podía seguir manejando ese pasado disociado pegando pedazos de sí misma.
La doble vida hace que la amplitud de la tensión ética que supone y su prolongación en el tiempo acumulen desgaste y desazón. Según Martín-Baró, puede llevar a un creciente cinismo ético: la necesidad de relativizar el valor de todos los comportamientos puede terminar por generar un distanciamiento interior de todo juicio moral, y asumir un pragmatismo instrumental que solamente considera si los comportamientos sirven o no para los fines propuestos.
La tensión ética de la vida clandestina puede convertirse en una forma de disociación, y parecerse a otras más extendidas en las que ese pragmatismo sustituye a una ética de los derechos humanos. Nos duele una violencia contra la población y justificamos otra.
La guerra prolongada está llena de historias de todos estos matices de la disociación, de quienes participaron directamente o de quienes miraron para otro lado. Cuando hablamos de un examen crítico del pasado como parte de ese reconocimiento para superarla, no se trata solo de cosas que pasan, sino de cosas que nos pasan.
"Cuando llegué a Europa y pude hacer el dossier de demanda de refugio, del asilo, entonces llegué a decir no solo a un país extraño, sino decírmelo a mí misma: esta soy yo y quiero ser esta persona, quiero asumir mi historia y mi familia para mí. A partir de ese momento, ha sido importante ser honesta y decir siempre la verdad".
La coherencia es parte de la salud mental y necesita de otras personas importantes en la vida. Para ella se trata de que sus hijos tengan integrado en la cabeza que ella nunca les dice mentiras. A veces el exilio ayuda a juntar los pedazos, no con una capacidad de seguir viviendo los trozos, sino dejando de tenerlos. La vida a veces se exilia para no rendirse.