Recientemente en Colombia se ha generado una conversación debido a la puesta en marcha de la Ley 2101 de 2021 que de manera gradual disminuye la jornada de trabajo semanal sin que ello tenga efecto en salario de los trabajadores.
Se han escuchado voces respecto a la pertinencia de esta ley, los impactos que esta podría tener desde el punto de vista de los costos de personal y del impacto en la productividad, este último punto es al que quiero referirme.
La pandemia de la Covid19 aceleró procesos que se venían gestando en alrededor del mundo y por supuesto en Colombia. Y en este contexto la nueva normalidad posicionó nuevas formas de trabajo, nuevas formas de empleo y también, nuevas formas de relaciones entre las empresas y los empleados, siendo una de ellas la jornada de trabajo semanal.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), para el año 2021 el promedio de horas de trabajo semanal en los países de la Ocde era de 37,2, siendo Países Bajos el que menor tiempo de trabajo semanal reportaba y, en contraste, Colombia (47,8), México (44,8) y Costa Rica (44) los países donde se trabaja semanalmente más horas.
El número de horas de trabajo por semana es un factor importante para el cálculo de indicadores sociales y económicos como es la iniciativa de bienestar de la Ocde. La organización sin ánimo de lucro 4 Day Week Global promueve la idea de que trabajar solo cuatro días por semana es parte del futuro del trabajo, incrementa la productividad de las empresas, fortalece las familias y las comunidades, tiene efectos positivos en la salud de los trabajadores y en definitiva, contribuye a la creación de entornos laborales sostenibles.
En algunos países de la Ocde se han documentado casos de empresas que han estudiado las implicaciones que ha tenido la reducción de la jornada laboral en términos de horas y de días de trabajo.
Por ejemplo, Unilever en Nueva Zelanda adoptó la semana laboral de 4 días y los resultados obtenidos fueron notorios: trabajando el 80% del tiempo obtuvieron resultados del 100%. De igual forma un grupo de trabajadores reportó mayor felicidad, compromiso y productividad. Asimismo, se reportaron menores niveles de estrés y conflicto trabajo-familia y mejoró la comunicación. La empresa reportó tal grado de rendimiento empresarial que la misma medida fue adoptada por la compañía en Australia durante el 2022.
A nivel global la organización 4 Day Week Global llevó a cabo un experimento con 91 empresas y aproximadamente 3.500 trabajadores en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido. Irlanda, Australia y Nueva Zelanda.
Al finalizar el estudio piloto, el 91% de las compañías estaban convencidas de continuar con la medida de cuatro dias de trabajo a la semana. De igual forma, se evidenció un incremento en los ingresos del 35% para la empresa durante el periodo de prueba, en comparación con un periodo similar en años anteriores. Respecto a ciertos indicadores de bienestar, el experimento realizado por esta organización sin ánimo de lucro demostró que se incrementó la satisfacción con la vida y con el trabajo, al igual que el tiempo dedicado al ejercicio. Adicionalmente disminuyeron el estrés, el burnout y la fatiga.
En países de Latinoamérica como Argentina, una empresa del sector de las tecnologías probó la semana laboral de 4 días (36 horas) y de manera preliminar reportó que la productividad se mantenía al 100% a la vez que se redujo el ausentismo eventual. De igual forma en Colombia, algunas empresas ya se suman a la semana laboral de 4 días reportando resultados favorables para todos los grupos de interés de la compañía. Más recientemente surgen tendencias como la 3-2-2: tres dias de trabajo presencial, dos remoto y dos de descanso, con varias cantidades de horas laborables.
Pese a todos los beneficios que se han reportado hasta la fecha, la reducción de la jornada semanal de trabajo en los formatos anteriormente mencionados se observan algunas dificultades. Por ejemplo, en Suecia se adoptó esta figura en el año 2015 y los resultados obtenidos no fueron concluyentes, pues se evidenciaron resultados positivos solo en algunos sectores y en términos generales la inversión resultó más alta que los beneficios obtenidos. Pocas compañías en este país, como Toyota, han mantenido el esquema hasta la actualidad, reportando resultados beneficiosos para todos los grupos de interés.
A partir de lo anteriormente señalado, se pueden destacar algunas lecciones aprendidas. La primera, que es necesario incorporar mecanismos de seguimiento, mediante estudios robustos y bien diseñados, tanto desde los hacedores de política pública como desde los diferentes sectores empresariales, los centros de pensamiento, de investigación y por supuesto las universidades, que arrojen evidencias sobre las cuales se puedan tomar mejores decisiones.
La segunda lección aprendida es que los resultados que se obtienen dependen del contexto en el que se aplica la medida. Los resultados obtenidos en Reino Unido e incluso en Argentina no son automáticamente transferibles a Colombia, situación que nos lleva nuevamente a la primera lección aprendida: es necesario investigar en contexto.
La tercera lección es que hay diversas opciones para cumplir las horas de trabajo, aplicables según las características de las actividades económicas. Una cuarta lección aprendida tiene que ver con nuestra disposición para adaptarnos a nuevas dinámicas en el mundo del trabajo y su impacto social: nuevas circunstancias demandan nuevas estrategias.
Así las cosas, la nueva ley de reducción de la jornada laboral en Colombia desafía a todos los sectores sociales a desarrollar mecanismos variados para que esta tenga resultados favorables para todos, que convoca reflexiones como:
- impacto en el uso del tiempo libre,
- adecuaciones de infraestructura que requieren las ciudades para favorecer el uso de tiempo libre,
- surgimiento de nuevas oportunidades de negocio surgen, 4) efectos sobre el desempleo y el empleo informal.