Parece una obviedad la afirmación que se hace en el título de esta columna de opinión frente al puerto que tiene nuestro departamento. Pero para los nariñenses y los colombianos es posible que no haya sido aún interiorizado completamente para que pongamos los ojos, el presente y el futuro del desarrollo del departamento en esta zona.
Nariño tiene puerto en el Pacífico y un puente olvidado

Por su parte, los actores ilegales que hacen presencia en el territorio sí le han dado su importancia y han sacado provecho económico de su utilización. Es curioso y algo que debe cambiar. Los nariñenses solo pensamos en el Pacífico cuando se presentan emergencias de conectividad, hay deslizamientos, bloqueos o paros, o el departamento (la sierra) queda aislado.
No hemos tenido la grandeza para reconocer que la proyección del departamento debe estar dirigido al Pacífico. Además, no hemos podido relacionarnos con este territorio, no hemos podido ver a Tumaco como el camino para el desarrollo de la región.
Tampoco hemos resuelto el desequilibrio en la calidad de vida de la población de esta zona. Igualmente, no hemos podido eliminar, de una vez por todas, el racismo que existe en la relación costa-sierra.
Lo anterior exige que debe existir más inversión pública, se deben plantear acciones de discriminación positiva que permitan garantizar los bienes públicos mínimos para la población y un fortalecimiento institucional de las entidades del Pacífico.
Desde lo regional es viable concebir y ejecutar una sede alterna de la Gobernación de Nariño en Tumaco para que exista una mayor presencia territorial, de servicios y de enfoque administrativo a favor de esta zona. También se requieren, por lo menos, tres elementos adicionales a tener en cuenta.
1. Apertura del puente sobre el Río Mataje
El puente olvidado por los dos países. Es urgente la apertura del puente sobre el río Mataje. El 14 de agosto del 2021, los dos presidentes de Colombia y Ecuador inauguraron el puente que une los dos países.
Un puente que se viene construyendo desde el 2016 por parte del Ecuador, con el agravante que Colombia incumplió su parte en los tiempos establecidos inicialmente. El tramo colombiano debió estar listo en 2017.
Únicamente se concretó el puente con el contrato del gobierno Santos. Este mismo resultó de un hecho gravísimo de violencia en Tumaco el 1 de febrero de 2012 y con inversión de la gobernación de Nariño.
Se debe destacar que el 15 de diciembre de 2021 la ciudadanía hizo una apertura simbólica del puente ya inaugurado. Comerciantes y hoteleros de ambos países participaron de este ejercicio que pedía a los dos países la apertura real de la frontera.
Ahora con la emergencia que vive Nariño es ineludible su apertura y la solución del trámite fronterizo para el libre paso de personas y bienes. Además, es necesario regular el paso por el puente por el acuerdo logrado entre los puertos de Esmeraldas y Tumaco para que el primero sea alterno al segundo debido al flujo de mercancías que se va a presentar.
2. Una oportunidad para el desarrollo binacional y para la paz total
Colombia y Ecuador comparten una frontera común y viva de 600 kilómetros, de los cuales 125 km. corresponden al área del Pacífico. El ejercicio de poder por parte de los Estados ha sido poroso, débil y ausente, lo cual ha sido utilizado por los actores ilegales para el ejercicio de actividades como el narcotráfico, tránsito, abastecimiento, contrabando y comercio de armas.
Esto indica la necesidad imperante de propender por una integración que rebase lo netamente económico y comercial. Es necesario implementar una política de inclusión económica y social de las comunidades ubicadas en las zonas de frontera y antes de librar una lucha contra la criminalidad o narcotráfico se debe ganar la lucha contra la pobreza.
Asimismo, es fundamental iniciar una batalla en contra de las discriminaciones nacionales y plantear una política que busque la inclusión de los territorios al control estatal. Esto no es nuevo. Lo que sí es nuevo es un gobierno de cambio a cargo del presidente Petro, que entiende las necesidades de las poblaciones más afectadas por la violencia y por el distanciamiento del centro. También es un gobierno que entiende la lógica de la guerra, en donde es necesario que el Estado ejerza poder y preste los servicios.
Por lo anterior, la apertura del puente enviaría un mensaje contundente frente al ejercicio de poder de los dos países como un acto de soberanía y presencia estatal de los dos Estados en la zona. Permitiría generar confianza y legitimidad por parte de la ciudadanía fronteriza, que en términos reales favorecería la construcción de la paz total.
A pesar de la diferencia ideológica entre los presidentes Lasso y Petro, se ha visto un ejercicio de cooperación mutua frente a la lucha contra el narcotráfico, que está afectado al vecino país, y frente a otros asuntos judiciales.
Por ello es urgente que la frontera sea una prioridad. Una cumbre binacional y ministerial en el área Pacífico enviaría un mensaje de esperanza, paz y control territorial de los dos Estados. Este encuentro debe anunciar y formalizar la apertura indefinida de este cruce fronterizo.
3. Un sueño, unir el Atlántico con el Pacífico
Tumaco representa también la concreción de un sueño: unir el Pacífico con el Atlántico, un proyecto de antaño, que se niega a morir. El Corredor Intermodal Tumaco – Belem do Pará hace parte de la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (Iirsa) y del Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (Cosiplan) que tiene como objetivo desarrollar una infraestructura para la integración regional, reconociendo y dando continuidad a los logros y avances de Iirsa.
El Cosiplan fue creado en el marco de la Tercera Reunión del Consejo de Jefas y Jefes de Estado de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el 28 de enero de 2009. Todo lo anterior, para expresar que el cambio de gobierno y la cercanía ideológica entre los presidentes Petro y Lula significa una oportunidad de oro para retomar el proyecto con la intención adicional para Colombia de unir al centro del país y la surcolombianidad con el Pacífico nariñense y el Atlántico de Brasil.
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