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Juan Carlos Cárdenas presentó una relación de inversiones y obras a partir del “Fondo Bucaramanga 400 años”. Hoy, lo único que hay es promesas en el aire.

Los recursos mencionados por Juan Carlos Cárdenas Rey para la construcción del listado de obras que está promocionando no existe, y la Ley 2062 de 2020 de iniciativa de la senadora Nubia López, esposa del controvertido Fredy Anaya, no es más que una ley de honores cuyo único hecho concreto es la creación de una estampilla del servicio postal colombiano.

Vendiendo humo se engaña un rato a la ciudadanía, pero el desengaño llegará pronto cuando quede a la vista que la lista de mercado que promociona el Alcalde no podrá cumplirse tal y como lo está contando. Dentro del artículo 7 de la mencionada norma se definen las fuentes de financiación del “Fondo Bucaramanga 400 años”, señalando que los recursos con los que se cuentan son aquellos asignados por el Presupuesto General de la Nación, Gobernación de Santander y la propia Alcaldía de Bucaramanga, así como recursos puestos por el Ministerio de Cultura y la cooperación internacional.

 

En plata blanca, hoy día no existe ninguna meta en el Plan Nacional de Desarrollo que establezca la obligación de realizar traslados presupuestales a dicho fondo. De igual manera pasa con el presupuesto departamental, y el marco fiscal a mediano y largo plazo aún no es claro para Bucaramanga, porque es evidente la crisis de financiación que se viene sobre la ciudad.

 

De igual manera, no es posible establecer los valores de los proyectos a contratar sin la respectiva estructuración de los mismos. Esto quiere decir que sin un verdadero análisis de precios unitarios lo único que se puede decir es que los valores representativos son un saludo a la bandera, una forma mentirosa de presentarle a la ciudadanía cosas que no pueden suceder.

 

Nadie en Bucaramanga sabe cuánto cuestan las obras y, a diferencia del Plan Integral Zonal del Norte – documento de planeación existente desde la administración de Rodolfo Hernández -, este listado de obras parece la lista de mercado del programa de gobierno de Anaya, y no un programa de acción coherente con las necesidades de la ciudad. 

 

Todo es tan engañoso que poca gente sabe que se trata de una ley de honores y que este tipo de instrumentos normativos se alejan bastante de un verdadero programa de acción para generar reactivación económica y la correcta inversión del recurso público. Es tan falso lo dicho por el Alcalde Cárdenas que no existe siquiera un documento emitido por el Consejo Nacional de Política Económica y Social –Conpes– para garantizar el compromiso en el marco fiscal del gobierno nacional, así que esa plata puede que nunca llegue.

 

Muchos de los proyectos enunciados por el Alcalde tampoco se encuentran definidos en el Plan de Desarrollo de Bucaramanga. Quiere decir que maneja dos agendas paralelas: una legal, asociada al presupuesto de rentas del municipio y practicable porque cuenta con una relativa financiación; una agenda imaginaria, de un paraíso de cucaña inexistente, Bucaramanga la ciudad de las maravillas, en los discursos y en vacías piezas de comunicación.

 

Es irresponsable jugar así con la ciudadanía; es irresponsable manipular y agrandar la información para sacar pecho de algo que no existe. De hecho, Bogotá, con la capacidad de endeudamiento que tiene, cuenta con su “plan Marshall”, con una financiación cercana a los 10 billones de pesos; Bucaramanga no logra llegar a semejante cifra y menos con la poca austeridad en gastos de funcionamiento que se tiene al interior de la entidad.

 

Participé de la campaña de Juan Carlos Cárdenas, es un buen hombre como amigo, pero se está equivocando. Y me excuso con todos mis lectores por haberlo sugerido como una opción para gobernar nuestra ciudad; no había más: era él o Fredy Anaya. Pido perdón públicamente.

 

PD. Bucaramanga no se fundó, no tiene una fundación, como sí la tuvo Girón. Pero por seguirle el juego a Nubia López nadie en la Alcaldía constató la información. 

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