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Diseñar estrategias diferenciales para proteger a estos activistas debe ser uno de los propósitos del 2021. No puede ser que liderar iniciativas que conserven los ecosistemas les cueste la vida.

Esta columna fue escrita en coautoría con Lucas Marín Llanes*.

La defensa del medio ambiente se ha convertido en una actividad altamente peligrosa. No solamente en Colombia. A partir de los datos de Global Witness, se reportaron 1.570 asesinatos de activistas o líderes ambientales en el mundo entre 2002 y 2017. De estos asesinatos, el 80 por ciento ocurrió en 5 países, de los cuales 4 son latinoamericanos, incluido Colombia. Dentro de la región, el país con mayor número de casos es Brasil, con la mitad de los asesinatos entre 2002 y 2014. Para el caso colombiano, esta organización reportó que en el año 2019 el país se ubicó en el primer puesto de asesinatos contra líderes ambientales, con 64 casos. De hecho, la situación en Colombia ha evolucionado de una manera absurda. En semanas recientes, un activista ambiental de 11 años, Francisco Vera, recibió amenazas, y Gonzalo Cardona, protector del loro amarillo, en la Reserva ProAves Loros Andinos, fue asesinado en la primera semana de este año.

Además de representar un costo en vidas humanas, el asesinato de líderes destacados tiene consecuencias negativas para el desarrollo de los movimientos puesto que es un factor que desincentiva a los demás miembros. Esto fue lo que ocurrió, por ejemplo, con el asesinato de Berta Cáceres en Honduras. Desestimuló la participación activa de líderes, generó grandes temores para participar en el movimiento y limitó los logros de los defensores ambientales. Esto mismo puede pasar en Colombia.En el Gráfico 1 se presenta la evolución de las agresiones – acoso judicial, amenaza, asesinato, ataque directo, estigmatización, desaparición, desplazamiento, violencia sexual – contra los líderes ambientales en algunos países de la región a partir de los datos del proyecto periodístico Tierra de Resistentes.

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Gráfico 1. Evolución de las agresiones contra líderes ambientales en los países de América Latina.

En Colombia, a pesar de las diferencias en las fuentes consultadas, la evolución del asesinato y agresiones contra líderes no es alentadora. Según Tierra de Resistentes, entre 2010 y 2019 fueron asesinados 105 líderes ambientales y 181 fueron agredidos. Global Witness reportó para este mismo periodo de tiempo 251 asesinatos de activistas. La diferencia entre ambas fuentes puede deberse al criterio para definir quienes son líderes ambientales o al momento del cierre para la consolidación de los datos anuales. Por ejemplo, los datos de Tierra de Resistentes para 2019 son parciales y no reflejan aún el consolidado para ese año.

En el Gráfico 2 se presenta la evolución de estos indiciadores año a año para ambas fuentes y se observa el creciente número de casos a partir del año 2016, según Tierras de Resistentes. El Mapa 1 muestra que el total de agresiones en Colombia entre 2010 y 2019 tuvieron lugar en 103 municipios del país. Los municipios en los que las agresiones fueron sistemáticas en la última década pertenecen a los departamentos de Cauca, Córdoba, Chocó y Nariño. Adicionalmente, se observa que la mitad de las agresiones ocurrieron en los municipios Pdet, que representan solamente el 15 por ciento de los municipios del país.

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Gráfico 2. Evolución del asesinato y agresiones contra líderes ambientales en Colombia.

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Mapa 1. Distribución municipal de las agresiones contra líderes ambientales en Colombia entre 2010-2019.

¿Por qué son agredidos los líderes ambientales?

Una hipótesis discutida en la literatura académica plantea que en los sistemas políticos en los que se restringen las libertades de los individuos, los activistas o líderes ambientales tienen menor probabilidad de tener éxito y son sistemáticamente más violentados.

Las reglas de juego definidas por los Estados marcan el camino y la probabilidad de éxito que pueden tener los movimientos sociales que defienden los intereses ambientales. Algunos investigadores argumentan que existen características de los países que se relacionan con el asesinato de líderes ambientales. Los autores plantean que los regímenes políticos semi-autoritarios, eventos de conflicto armado recientes, altas tasas de homicidios y conflictos por proyectos de explotación de recursos naturales se asocian con mayor probabilidad al asesinato de líderes ambientales. Adicionalmente, en otro estudio se estimó que el asesinato de líderes ambientales tiene una relación positiva con el ingreso per cápita de los países hasta un umbral alrededor de 9.000 dólares y a partir de este, la relación es negativa.  

A partir de los datos del proyecto Tierra de Resistentes construimos unas estadísticas descriptivas para comparar el número de agresiones contra líderes ambientales en países con diferentes percepciones sobre la democracia con datos del Observatorio de la Democracia. Clasificamos a los países con mala percepción de la democracia como aquellos que están por debajo de la media de los países de América Latina en 2010. Los países con buena percepción son aquellos que están por encima de la media de este grupo de países. El Gráfico 3 sugiere que el número de agresiones en países con mala percepción de la democracia es estadísticamente superior al número de agresiones en países con buena percepción a lo largo del periodo 2010-2018. En países con peor percepción de la democracia, es posible que los grupos sociales que defienden casusas ambientales tengan mayores restricciones y que esto se materialice a través de mayor exposición de los activistas.

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Gráfico 3. Evolución de agresiones de líderes por percepción de la democracia.

En Colombia, la principal hipótesis que se tiene hasta el momento se centra en posibles consecuencias indeseadas del Acuerdo de Paz con las Farc y los vacíos de poder que dejó la desmovilización de la guerrilla en los territorios. Algunos estudios (este y este) argumentan que la desmovilización aumentó los conflictos ambientales en los territorios que ocupaban. Estos estudios muestran que las zonas que ocupaba las Farc se caracterizan por tener ecosistemas sensibles, riqueza en términos naturales y energéticos. Por lo tanto, al dejarlas sin control se abrió la posibilidad de su explotación para actividades legales e ilegales generando conflictos entre varios actores. En ese sentido, investigadores de la Universidad del Rosario muestran que el cese al fuego con las Farc aumentó la deforestación en los territorios antiguamente ocupados por este grupo.

Paralelamente a este hallazgo, en otro estudio encontraron que el asesinato de líderes sociales, no solamente ambientales, aumentó en los territorios ocupados por las Farc después de la firma del acuerdo por las luchas por el control territorial. Según el reporte de Global Witness del 2019, el asesinato de líderes ambientales en Colombia está también relacionado con la sustitución de cultivos ilícitos. En ese año, 14 líderes ambientales asesinados se desempeñaban en ese sector. De esta manera, parece que los nuevos conflictos ambientales y la política de sustitución actual han expuesto a mayor violencia a los líderes sociales y ambientales.

En el Gráfico 4 se presenta la evolución del asesinato de líderes ambientales en municipios Pdet y no Pdet. En línea con la idea anterior, los datos reflejan que el promedio anual de agresiones contra líderes antes del Acuerdo de Paz en municipios Pdet fue 6.6, mientras que en el periodo posterior fue 18.3 en el mismo grupo de municipios. A pesar de haber una brecha en la tasa de agresiones entre los dos grupos de municipios, Pdet y no Pdet, a partir del año 2015 hay un crecimiento desproporcionado en esta diferencia puesto que las agresiones aumentaron en mayor medida en los municipios Pdet, muchos de los cuales tuvieron una presencia histórica de las Farc. Posterior al 2018, estos datos reflejan una caída sustancial en las agresiones contra líderes ambientales en los dos grupos de municipios. Esta caída puede estar asociada a que los datos de Tierra de Resistentes para 2019 son parciales y no reflejan aún el consolidado para ese año, como explicamos anteriormente. Sin embargo, los datos recientes de Global Witness muestran otro panorama y sugieren un aumento sustancial del 2018 al 2019 (pero no están disponibles a nivel municipal).

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Gráfico 4. Evolución de las agresiones contra líderes ambientales en municipios Pdet y no Pdet.

En términos generales hay varias acciones concretas que se pueden llevar a cabo para enfrentar este fenómeno. En primer lugar, se debe profundizar en la investigación sobre la gobernanza de los recursos naturales y los conflictos socioambientales y su impacto en la violencia hacia los líderes ambientales. En segundo lugar, no se pueden considerar las agresiones contra los líderes aisladas de los movimientos ambientales a los que pertenecen ni a las actividades que realizan. Los están amenazando por proteger nuestro patrimonio colectivo. Adicionalmente, la proporción de casos resueltos en los que las víctimas son líderes ambientales debe aumentar sustancialmente. Global Witness en su reporte del 2014 muestra que únicamente el 1 por ciento de los responsables de los asesinatos de líderes ambientales, entre 2002 y 2013, han sido condenados en el mundo. Por último, es de la mayor importancia la suscripción de los países al Acuerdo Regional en Asuntos Ambientales organizado por la Cepal, más conocido como el Acuerdo de Escazú. En el Artículo 9no de este texto los países se comprometen a una serie de acciones para proteger los derechos humanos de defensores ambientales. En ese sentido, deben garantizar un entorno en los que los activistas puedan desempeñarse sin amenazas, restricciones e inseguridad. Adicionalmente, los firmantes deben tomar medidas efectivas para proteger y promover los derechos de los líderes ambientales. Por último, el Acuerdo suscribe que los países deben realizar acciones prácticas para prevenir, investigar y sancionar las agresiones contra los activistas ambientales. De ahí, la importancia que Colombia, en el contexto actual, ratifique el Acuerdo de Escazú.

En el caso particular de Colombia, el asesinato de líderes ambientales requiere de investigaciones rigurosas con el propósito de identificar las causas y los responsables del aumento de las agresiones contra estos actores. Es necesario entender las dinámicas actuales en el territorio y la posible relación entre la nueva configuración de actores y las agresiones contra líderes ambientales. Diseñar estrategias diferenciales para proteger a estos activistas debe ser uno de los propósitos del 2021. No puede ser que liderar iniciativas que conserven los ecosistemas y nuestro patrimonio colectivo les cueste la vida.


* Investigador del Cesed de la Universidad de los Andes – @lucas_marinll

Es la directora del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed), profesora titular de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes y miembro fundador del Centro de los Objetivo de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (Cods). Estudió economía en la Universidad de...