El PND desde siempre ha sido un conjunto de buenas intenciones consecuentes con una ideología de gobierno. Este no es la excepción. Por esto, el primer paso para ver sus bondades es leerlo desde la óptica de la ideología de gobierno y no otras.
Este plan, en lo territorial, al menos, resalta y reconoce la importancia del territorio y de los ecosistemas que soportan la vida en el mismo (agua y producción de alimentos, entre otros), invitando a reflexionar sobre las dinámicas supramunicipales que se dan en estos espacios. Estos aspectos, si bien no son nuevos, ya que han sido tratados en otros planes, si se resaltan y los vuelven titulares.
Vale la pena resaltar algunas cosas.
Una, el reconocimiento de que las Cámaras de Comercio tienen un rol en el desarrollo de las empresas. Si bien la densidad del tejido empresarial en todo el país es baja, la mayor concentración se da en los municipios sedes de las Cámaras de Comercio. Sobra decir que la principal causa de la pobreza a nivel municipal, al menos la multidimensional, está en el empleo no formal. Esta situación difícilmente se podrá revertir si mantenemos una tasa de 8 a 9 empresas por cada mil habitantes en los municipios pequeños del país, donde la mayoría son microempresas.
Otra, las facultades para reformar el Fondo de Caminos Vecinales. No olvidemos que, en el país, según datos del Dane de 2021, cerca del 40% de la población rural del país no tiene acceso a una vía cercana. Sin embargo, estas facultades no deben quedarse solo en pensar en vías vecinales, sino incluir vías secundarias y navegabilidad fluvial. Y todo debe partir de entender que la vía, terrestre o fluvial, hace parte de una solución de transporte, que es lo realmente importante: la movilidad de personas y bienes.
Es importante mantener el artículo que permite a los municipios invertir en otras jurisdicciones. El país está lleno de ejemplos de proyectos inconclusos o mal hechos por limitarnos solo a una jurisdicción político administrativa, que en muchas ocasiones no coincide con las dinámicas propias del territorio o el ecosistema.
Extraño en el PND la visión regional del país. Si bien se reconoce la importancia de pensar en regiones (esta palabra se menciona 44 veces en las bases del plan), esta es entendida de manera general y no aborda, como en los planes pasados, el entendimiento de las dinámicas supradepartamentales del país. Y este aspecto es importante para poder lograr un desarrollo armónico, más asociado a las dinámicas propias de estas regiones, que ya poseen elementos culturales, económicos y sociales comunes como son el Pacífico, el eje cafetero y el Caribe, por no mencionar todas las actuales Regiones Administrativas de Planificación.
Y por último, y consecuente con el tema regional, extraño el reconocimiento al “maritorio” colombiano, la llamada región Océanos en el plan de desarrollo anterior, una apuesta para que Colombia tome conciencia de los más de 950 kilómetros cuadrados de mar que poseemos, los que nos dan la posibilidad de tener frontera con siete países más. Extensión, que, si la exploramos de manera sostenible, podría darles alimento a más de 10 millones de colombianos y tener un PIB dos o tres veces superior al tamaño de la economía actual.