Un aire de catástrofe y esperanza en la Amazonía

Un aire de catástrofe y esperanza en la Amazonía
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El liderazgo de las mujeres cada vez gana más espacios de acción en Colombia y América Latina. Una tendencia interesante que vale la pena resaltar es que buena parte de las lideresas regionales trabajan por la defensa de la vida y el ambiente, priorizando en sus agencias el cuidado de los biomas y ecosistemas estratégicos de sus territorios y, con estos, la vida y la dignidad de las generaciones presentes y futuras. 

Aunque las iniciativas de las mujeres son múltiples y variadas a lo largo y ancho de la región, en esta reflexión quisiera ahondar en la emergencia del Movimiento de Mujeres Originarias de la Amazonía Colombiana en el marco de la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas de la Cuenca Amazónica realizada entre el 8 al 12 de octubre de 2021 en Colombia.

Una de las coordinadoras de este encuentro es la líder indígena del pueblo uitoto del clan Jitomagaro Fany Kuiru Castro, con quien me reuní recientemente y me comentó que desde muy niña comprendió que debía luchar por los derechos de los pueblos indígenas y de sus mujeres, niñas y niños. A su vez, Fany, entre memorias y risas, recuerda que desde su infancia ha trabajado por la preservación de las costumbres, conocimientos y prácticas tradicionales de los pueblos indígenas amazónicos.

Este liderazgo en gran medida se debe a que sus abuelos, padres y ella son sobrevivientes de los procesos de explotación de siringa o caucho que vivió la Amazonía. Desde su experiencia de vida y la de su familia, Fany tuvo que vivir el exterminio de varios de los pueblos de su territorio. Este hecho le ha dado la fuerza para caminar por 60 años con los abuelos, las abuelas, las mujeres, los hombres, los niños, las niñas y todas las comunidades indígenas de la Amazonía para defender la vida y los espacios sagrados de sus territorios.

Para fortalecer el impacto de su labor y potenciar sus luchas Fany Kuiru estudió derecho en la Universidad Santo Tomás de Aquino e hizo la Maestría en Estudios Políticos e Internacionales en la Universidad de Nuestra Señora del Rosario. Hoy día se dedica a la defensa de los pueblos originarios desde distintas dimensiones. En particular, Fany trabaja por el fortalecimiento de las organizaciones y el movimiento de mujeres indígenas y por la autonomía y la lucha por la reivindicación cultural de las mujeres en cada uno de los pueblos, desde su rol como Coordinadora de Mujer, Niñez y Familia de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (Opiac).

Así, con apoyo de Julio Cesar López Jamioy, coordinador General de la Opiac, Fany inició la travesía para la organización de la Primera Cumbre de Mujeres Originarias de la Cuenca Amazónica. Una titánica apuesta que tomó meses de trabajo sin descanso en los que en varias ocasiones su equipo y hasta ella misma pensaron que no lo podrían lograr.

Sin embargo, de acuerdo con Fany, gracias al apoyo, la fuerza y el respaldo de las mujeres, los abuelos, las abuelas, el equipo de la Opiac y los aliados se logró una Cumbre invaluable y única que reunió a más de 200 mujeres voceras de los 511 pueblos indígenas de la cuenca amazónica y se superó las expectativas de lo planeado.

Para Fany Kuiru, la Cumbre representó la unión de voces y la fuerza de la unidad de las mujeres amazónicas; un espacio de resistencia, construcción y creación en el que las preocupaciones centrales de las mujeres fueron escuchadas, priorizadas y articuladas para la generación de acciones frente a la crisis ambiental en clave de sus experiencias, aportes y alternativas.

Para Colombia, América Latina y el mundo esta cumbre, su alcance y sus proyecciones representan una oportunidad en tiempos de catástrofe. Sabemos que en los últimos 36 años la Amazonía ha perdido el 17 % de su vegetación nativa por la deforestación, porcentaje que está próximo al punto de no retorno, desde el cual será imposible salvar esta importante selva planetaria.

Que las mujeres amazónicas se unan en medio de la conversión del bioma amazónico de selva a sabana es sin duda un acto de fortaleza y valentía que:

  1. muestra el importante papel de las mujeres indígenas en tiempos de crisis climática;
  2. evidencia el fortalecimiento del reconocimiento de las mujeres indígenas amazónicas como actor central en la defensa de la Amazonía en el siglo XXI;
  3. presenta que en la creación de alternativas para la protección y conservación de la Amazonía es esencial tener presente los saberes, experiencias y costumbres indígenas, por lo que su participación en espacios de decisión es un imperativo.

Los problemas comunes de las mujeres originarias de la Amazonía en Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Surinam y Guyana Francesa las unieron. Esta unión además de significar el reconocimiento de similitudes y diferencias de las problemáticas que aquejan a las mujeres, dio lugar a sinergias transnacionales para impedir el desequilibrio y rompimiento de los balances de agua, energía y carbono que se pueden generar al alcanzar el punto de no retorno. Con ello, en Tena, Colombia surge el Movimiento de Mujeres Originarias de la Amazonía Colombiana y se construye la Agenda Propia de las Mujeres de la Cuenca Amazónica.

En palabras de Fany Kuiru, en esta cumbre “tuvimos la presentación del Programa de Formación en Derechos Humanos, Sociales, Económicos, Culturales y Ambientales para las Mujeres Indígenas de la Amazonía Colombiana y se lograron cuatro acuerdos fundamentales”:

  1. El Mandato de las “Mujeres Indígenas en movimiento, Amazonía viva por la defensa de nuestra casa mayor”.
  2. La Carta dirigida a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático como parte de las acciones de incidencia en la COP26.
  3. El Documento constitutivo del surgimiento del Movimiento de Mujeres Indígenas Defensoras y Protectoras de la Amazonía colombiana de las estructuras organizativas filiales de la Opiac.
  4. La hoja de ruta de las mujeres de la Cuenca Amazónica.

Actualmente hay reuniones periódicas para materializar y financiar el movimiento emergente en el 2021 liderado por Fany Kuiru y potenciado por todas aquellas mujeres líderes del territorio que entienden que “la única manera de preservar la Amazonía es protegiendo a los pueblos indígenas, las mujeres indígenas y sus culturas, que viven allí y que milenariamente han convivido en total respeto con la selva amazónica”.

Uno de los grandes mensajes de esta gran lideresa indígena del Amazonas es que “es necesario actuar ya, pues si no actuamos ahora, la Amazonía perderá su rol fundamental como ecosistema estratégico y regulador climático mundial, lo que traerá consecuencias rápidas y catastróficas para el planeta”.

Para que esta apuesta de las mujeres originarias de la Amazonía logre las metas planteadas en beneficio de todos es esencial que las estrategias nacionales para enfrentar la deforestación y el cambio climático en este territorio vinculen en la formulación, planeación e implementación de planes, programas y proyectos a las comunidades indígenas y a las representantes del Movimiento de Mujeres Indígenas Defensoras y Protectoras de la Amazonía colombiana.

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