Un descontrolado cambio de uso

Un descontrolado cambio de uso
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Varios artículos del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que hacen alusión a temas ambientales como cambio climático, reverdecimiento y renaturalización, reciclaje, estructura ecológica principal, biodiversidad e inclusión de todas las formas de vida hacen pensar que este documento es la respuesta responsable para mejorar la situación ambiental de los bogotanos y de todos los seres vivos que habitan la ciudad.

La respuesta podría ser que sí para el ser humano, pero muy poco para la vida silvestre que reside en humedales, páramos, cerros, ríos y quebradas, en donde el cambio de uso previsto para estos ecosistemas es en detrimento de su protección y conservación, pues los acorralará más de lo que hoy ya lo están.

Y es que, en retrospectiva, este POT es menos riguroso que el anterior, porque actividades que antes estaban prohibidas ahora sí se pueden realizar, incluso con carácter comercial.

Antes solo estaba permitida la recreación pasiva; el uso principal era la conservación y la lista de usos no permitidos, por lo menos, era clara y contundente.

Este nuevo “verde” POT, en sus artículos 43, 56 y 74, permite un enorme abanico de posibilidades recreativas y de negocios como: agricultura, compostaje, aprovechamiento de frutos secundarios del bosque, agroecología, actividad forestal productora, estructuras tipo viaducto para cruces viales, eventos masivos, deportes de alto rendimiento y de competencia, uso comercial de su infraestructura, recreación activa, ciclismo e ingreso de mascotas. Haciendo la salvedad de que todo ello será viable con el previo permiso de la autoridad ambiental, la cual nunca ha tenido autonomía, porque depende del alcalde de turno.

Siendo así, el modesto pero importante trabajo de conservación alcanzado durante los últimos 25 años, producto de la gestión de muchos ciudadanos a favor de todos estos ecosistemas, tendrá un enorme retroceso, el cual irremediablemente pondrá en riesgo la supervivencia de muchas de las especies de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, insectos y de las plantas que allí habitan. Y serán los humedales los más afectados.

No es suficiente la decisión del POT de conservar y proteger sus ecosistemas cuando los usos no están enfocados sino en favorecer exclusivamente al ser humano, mediante una remarcada concepción antropocentrista, la cual en las últimas décadas quedó revaluada a nivel global. Así no es posible afirmar que se va a afrontar el cambio climático con seriedad, cuando todas las formas de vida no están incluidas en el proceso. Hay entonces una gran posibilidad de fracaso.

Nota: No contenta esta administración con su permisividad en los nuevos usos, también ordena iluminar los ecosistemas y no protegerlos con cerramiento (por ejemplo, como sí lo esta el Jardín Botánico de Bogotá). La razón: para facilitar su disfrute y uso comercial. Es también muy incoherente que estas dos recomendaciones fueran ratificadas por la Misión Humedales, grupo de expertos contratados en 2021 por la Secretaria Distrital de Ambiente.

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