Las herramientas globales legales con las que contamos siguen sin proteger de manera integral a las mujeres, niñas y adolescentes de las diferentes formas de violencia. Los sistemas internacionales vigentes presentan múltiples vacíos y se quedan cortos en los mecanismos de rendición de cuentas y de asignación de recursos. Un tratado vinculante específico ayudaría a subsanar esta laguna del derecho internacional. Por esta razón, considero que es importante avanzar en la construcción y aplicación de un nuevo pacto que permita enfrentar este desafío de manera distinta y complementaria a los esfuerzos existentes.
Un nuevo marco normativo global para proteger a las mujeres de la violencia

Las investigaciones demuestran que, cuando los Estados adoptan medidas claras y basadas en evidencias para la seguridad de las mujeres, los índices de violencia disminuyen significativamente.
A pesar de las diversas iniciativas adelantadas por los gobiernos locales y la comunidad internacional, la violencia contra las mujeres es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas en la actualidad y esta situación se ha acrecentado en el marco de la pandemia.
Cifras para poner en contexto
Los registros internacionales sobre la violencia que sufren las mujeres a lo largo del globo son alarmantes. De acuerdo con el informe "Safer, sooner. Toward a global binding norm to end violence against women and girls" de 2020, más de 1 de cada 3 mujeres de todo el mundo sufre o ha sufrido violencia sexual o doméstica. Esto se incrementa en el caso de las mujeres indígenas, donde la cifra se eleva a 1 de cada 2 mujeres. El 38 % de los asesinatos de mujeres son cometidos por su pareja masculina. El 79 % de las víctimas de la trata de personas detectadas son mujeres y niños. El matrimonio infantil de niñas asciende a 14,2 millones al año.
En general, los niveles de violencia contra las mujeres superan con creces los números de otras emergencias de salud pública (por ejemplo, la sumatoria total de personas que padecen VIH/Sida, los casos de malaria, sarampión y ébola) y los costos de la violencia derivada de pareja son mucho más altos que los costos producidos por el conflicto y el terrorismo combinados ($ 4.423.000.000.000 frente a $ 167.190.000.000).
Además de los niveles de violencia, preocupa la diversificación de las formas de violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes. A los ataques con ácido, el matrimonio infantil, la mutilación genital, la violencia sexual relacionada con el conflicto, el abuso sicológico, el acoso callejero, la esclavitud sexual, la explotación infantil y la trata de personas, se suma la violencia en línea, el ciberacoso y la sextorsión, entro otras modalidades. El ejercicio de las diversas formas de violencia basadas en género tiene consecuencias profundas y de largo plazo, incluso intergeneracional, en la salud física, mental y emocional de las mujeres que la padecen y de sus familias.
En el caso colombiano, la violencia intrafamiliar y las violencias basadas en género incrementaron desde la llegada de la pandemia. De acuerdo con Medicina Legal, entre enero y octubre de 2021, 98.545 mujeres fueron víctimas de algún tipo de violencia, incluyendo 797 homicidios. 97.354 mujeres fueron valoradas por lesiones o agresiones, 16.402 por violencia interpersonal, 15.644 por presunto delito sexual, 8.534 por violencia intrafamiliar 23.679 por violencia de pareja y se registraron 394 casos de suicidios. También para 2021, la Defensoría del Pueblo reportó la atención de 30.000 casos de violencia contra menores de edad.
Solo en los dos dos primeros meses de 2022 Medicina Legal llevaba el registro de 2.144 casos de mujeres agredidas por su pareja, 6 casos de feminicidios y 5 mujeres asesinadas en hechos catalogados como violencia de pareja.
Así pues, una propuesta social, gubernamental e internacional, contribuiría a reducir los índices de violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes.
Acuerdos internacionales
En el plano internacional, existen importantes instrumentos regionales que han permitido avances significativos en el reconocimiento, protección y garantía de los derechos de las mujeres, pero su alcance no cubre a todas las mujeres ni incluye todas las formas de violencia.
La violencia contra la mujer no está cubierta de forma exhaustiva en ningún tratado especializado, por lo que millones de mujeres siguen quedando vulnerables frente a distintas formas de violencia como la violencia política o el "curb bullying". Algunos de los principales instrumentos son los siguientes:
- La Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (1993). No obstante, no es un documento vinculante, salvo en lo referente a la discriminación. La violencia no se especifica en el texto y abre la puerta a interpretaciones particulares de los Estados.
- La Plataforma de Acción de Pekín (1995) no genera obligaciones legales para los Estados.
- Las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre la paz, la seguridad y la mujer (números 1325, 1820, 1888 y 1889) son específicas para la violencia contra las mujeres en escenario de conflicto.
- A nivel regional también existen iniciativas, dentro de las cuales se podrían destacar: La Convención de Belém do Pará de América Latina (1994), el Protocolo de Maputo de África (2003), Convenio de Estambul de Europa (2011)
A pesar de su importancia, estos acuerdos regionales no sustituyen a una norma global vinculante y ofrecen grados de protección y recursos muy distintos entre sí.
¿De dónde proviene la iniciativa y en qué consiste el nuevo tratado?
En 2013, un grupo de activistas puso sobre la mesa la necesidad de un nuevo tratado, puesto que, a pesar de la magnitud de los desafíos, el problema de la violencia contra mujeres, niñas y adolescentes tiene solución. Vidya Sri, experta en matrimonios forzados, y Lisa Shannon, activista de los derechos de la mujer, lideraron durante dos años la construcción de una red global a favor de los derechos de las mujeres y, en 2015, se lanzó la iniciativa Everywoman Everywhere, conocida hoy en día como Every Woman Treaty.
Este proyecto que propone una norma global vinculante encaminada a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, es el producto de exhaustivas consultas con 1.700 defensores de los derechos de la mujer, incluyendo 840 organizaciones de 128 Estados, comprometidos con un mundo más seguro para este grupo poblacional.
Llegados a este punto, merece la pena mencionar que si bien es cierto que algunos tratados se entienden como un mero saludo a la bandera y se quedan en declaraciones de buenas intenciones que muchos firman, pero que pocos están realmente comprometidos en poner en práctica, cultivan el terreno para la ampliación, el reconocimiento, la aplicación y la protección de los derechos.
De acuerdo con las autoras del informe "Safer, sooner. Toward a global binding norm to end violence against women and girls", “una norma global vinculante que ordene un paquete integral de intervenciones de probada eficacia -aplicadas a nivel nacional y ampliadas a nivel mundial-, garantizará la protección del máximo número de mujeres lo antes posible”.
Durante un año, el equipo de trabajo, en colaboración con expertos de diferentes partes del mundo, recogió las reflexiones sobre qué debería contener el tratado y elaboró 16 memorandos de política, agrupados en 5 elementos: tipos de violencia, grupos vulnerables, etapas de la vida, prevención e implementación; que detallan la recomendación de cada comité sobre el lenguaje, las definiciones y los requisitos del tratado. Finalmente, en 2018 la propuesta pasó de su fase de desarrollo a la campaña pública.
De manera general, el tratado global vinculante busca alcanzar 7 objetivos:
- Cerrar las brechas normativas y geográficas en el derecho internacional
- Crear un instrumento de aplicación mundial
- Cerrar la brecha de aplicación con un enfoque innovador basado en la narrativa y la métrica
- Movilizar la financiación
- Reducir los índices de violencia y los costes asociados a la misma
- Apoyar el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 5
- Fortalecer los movimientos por los derechos de las mujeres
En junio de este año, durante la 9na Cumbre de las Américas a celebrarse en Los Ángeles, se hará la presentación oficial de la propuesta de tratado y se espera que como sociedad internacional podamos avanzar en la adopción del mismo.
De manera particular, el secretario General de la OEA, Luis Almagro, ha manifestado su respaldo a esta propuesta y ha instado a que los estados miembros de la organización avancen en el mismo.
Para los interesados, pueden unirse a este llamado.
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