uraba19032020.jpg

En febrero de 2019 se entregó a la comunidad de Urabá el Plan Regional CTi+e 2032: Urabá región líder: conocimiento para el desarrollo sostenible. Lo realizó el Comité Universidad Empresa Estado Sociedad de la región. Un año después, se le presentó a Minciencias.

Este artículo tiene por objetivo reflexionar sobre la representación social de Urabá en Colombia. Plantear una dicotomía entre el carácter de la región como origen y destino de problemas y oportunidades para la misma región y para el país. Problematizar el lastre simbólico que históricamente carga la región, para que se entienda que su importancia estratégica trasciende la pertencencia política al Departamento de Antioquia, la exportación de banano o el Golfo que lleva su nombre. 

El pasado 10 de febrero se publicó la nota “Llegar al mar, el sueño regional de avance lento” en el periódico El Colombiano. Allí se hizo una relación de los problemas en la ejecución de las concesiones viales Mar 1 y Mar 2, así como en el déficit presupuestal del Estado para cubrir los faltantes del Túnel del Toyo. Allí consultado el presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, menciona que se deben terminar estas obras porque “tenemos que convencernos de que Urabá es un destino crucial, no solo para Antioquia sino para el país”. Según las proyecciones del Estado, las nuevas vías terminadas dentro de 3 a 5 años conectarán a Medellín con Necoclí en 5 horas.

Seguramente sin mala fe, tanto El Colombiano como la CCI piensan que Urabá es un destino, y parcialmente tienen razón en el sentido de que la vocación estratégica que se le otorga es de conexión logística y portuaria con el Caribe. Lo hacen sin mala fe porque ha primado históricamente la narrativa de colonizar Urabá como garantía futura de buenas tierras para la agricultura, para extender la colonización antioqueña hacia tierras con mar, pero también de contener legal e ilegalmente grupos armados al márgen de la ley de diversa tendencia y con diversos intereses, para que no avanzaran sobre tierras ya colonizadas. 

Urabá ha sido destino de inversión privada, nacional e internacional, desde la primera mitad del siglo XX, cuando se instaló la primera agroindustria. Los emisarios que colonizaron estas productivas tierras se aprovecharon de las díficiles condiciones de aislamiento y pobreza para comprar tierras baratas, o de plano para despojar a moradores violentamente, de forma directa o inderecta. La memoria trágica del territorio ha sido narrada de forma solvente por todo tipo de investigadores académicos, periodísticos y judiciales; y se realimenta constantemente en un ejercicio de construcción siempre parcial del tejido social.

Los problemas sociopolíticos de la historia de Colombia han permitido que Urabá sea destino de enormes contigentes de pobladores de casi todas las regiones del país. El Rio Atrato fue y sigue siendo el medio de acceso al Golfo de Urabá para poblaciones chocoanas que se instalaron en Urabá, enriqueciendo la región con una descomunal cultura afro, pero acrecentando los problemas de municipios con permanente escases fiscal para adelantar políticas sociales, con crónicos problemas de corrupción y élites condenadas por alianzas con grupos armados ilegales. También costeños y sabaneros de otras regiones del caribe llegaron a poblar Urabá, enriqueciendo la cultura y la identidad, pero presionando el crecimiento desordenado de ciudades como las del “eje bananero” (Chigorodó, Carepa, Apartadó y Turbo), que en un rápido proceso de conurbación ya suman más de 500.000 habitantes.

Y las condiciones mencionadas han permitido que Urabá sea origen de problemas. Como se informa ampliamente, la región fue origen de uno de las principales bandas criminales que operan en Colombia. También es origen de enorme cantidad de personas pobres que buscan oportunidades en ciudades capitales del país, engrosando casi siempre las cifras de informalidad laboral. 

https://www.elmundo.com/noticia/Urabauna-economia-del-banano-y-el-turismo/377578

Foto tomada de aquí

Urabá: Origen de cosas buenas

Urabá es origen de importantes procesos en el campo de la educación, la ciencia y la tecnología, que se deben resaltar (seguramente quedarán varios por fuera que se irán narrando con el tiempo): El primero es la consolidación de la Universidad de Antioquia con sus sedes Ciencias del Mar en Turbo, Ciudadela Universitaria en Apartadó y Tulenapa en Carepa. Maria Teresa Uribe mencionaba que la U. de A. es el proyecto cultural más importante de Antioquia, y sus palabras toman cuerpo en Urabá. Grupos de investigación con reconocimiento nacional e internacional investigan la biodiversidad de la costa y el mar desde hace más de una década. Sólo por mencionar dos casos excepcionales, Maestría y Doctorado en Ciencias del Mar se adelanta en Turbo de forma ininterrumpida, en alianza y consulta con otras universidades nacionales e internacionales.

Otro ejemplo es el centro del Sena en Urabá. Más allá de las cifras de cobertura me interesa contar el agrado de conocer proyectos de robótica de estudiantes y egresados, que actualmente son proveedores de servicios tecnológicos con drones robotizados para la agricultura de precisión. Seguramente el Sena, con sus capacidades desarrolladas en Educación Física y Deportes, será tenido en cuenta por las actuales administraciones municipales para consolidar a Urabá como un destino de deportistas nacionales, aprovechando el anuncio presidencial de instalación de un Centro de Alto Rendimiento deportivo. 

Los dos ejemplos anteriores fueron punta de lanza para la consolidación del Comité Universidad Empresa Estado Sociedad de Urabá. Este Comité es dinámico, opera de forma ininterrumpida y tiene varias mesas para la atención de los temas críticos en el desarrollo del territorio: La educación, la ciencia, la tecnología y el emprendimiento de alto impacto. El CUEES Urabá construyó el Plan Regional de Ciencia, Tecnología, Innovación y Emprendimiento, que al menos discursivamente fue tenido en cuenta por los alcaldes de la región en sus Planes de Desarrollo. Será necesario hacer seguimiento a estos compromisos en materia presupuestal.

Las necesidades de la región son apremiantes, numerosas y similares a las de cualquier región colombiana: Bajar la alta tasa de deserción educativa, reducir la pobreza, la desatención de enfermedades infecciosas, incrementar la productividad del campo, dignificar a las mujeres, principales víctimas, reparar y recuperar a las nuevas generaciones herederas de la guerra con más oportunidades sacándolas de las pandillas, desarrollar nuevos negocios con mayor valor agregado, reducir sustancialmente la desigualdad en la renta, modernizar las ciudades con sistemas de administración pública y dotación de bienes públicos modernos, entre otros. La particularidad de Urabá es su diversidad y su enorme población.

Medellín y Colombia tienen que revaluarse su pensamiento sobre Urabá y algo se viene haciendo. EPM y la Alcaldía de Medellín están viendo a Urabá como un destino de cosas buenas, están invirtiendo con su mejor gente en servicios públicos de la mejor calidad para dignificar campesinos y citadinos urabaenses. Entidades bancarias y de la construcción han ido aprendiendo el lenguaje, los tiempos y las formas de esta sociedad que opera más lentamente. 

También los gremios bananero y palmero están reinventando su papel en el desarrollo regional con mega proyectos como el Plan Integral de Nueva Colonia en Turbo, corregimiento alrededor del cual se construirá Puerto Antioquia. También dialogan cada vez más con líderes de los demás puertos Pisisí y Darién Internacional. Los Palmeros tienen novedosos procesos de integración social, reconociendo un convulso pasado de violencias, errores y culpas, buscan salidas para generar empleo. Falta mucho, pero se puede ver el vaso medio lleno.

Las cosas buenas rara vez son noticia. El relato de Urabá debe cambiar radicalmente, si es que se quiere reducir de forma sustancial la desigualdad y reparar la deuda histórica que todo el país tiene con esta región. Urabá es enormemente diversa, no sólamente en su ecología sino fundamentalmente en su cultura.

Esa diversidad es un activo estratégico del Estado colombiano para consolidar la paz. La diversidad cultural es el caldo de cultivo más importante para la innovación que puede sacar al país del subdesarrollo, porque a partir de esa diversidad y en medio de los múltiples problemas históricos, se encuentran soluciones que en la comodidad de una mega ciudad, no se ven. Poner los ojos en Urabá implica verla como el origen de innovación, de cosas buenas para Colombia.

Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia - sede Medellín, Comunicador Social - Periodista de la Universidad de Antioquia. Magíster en Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires y estudiante de Doctorado en Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Zacatecas, México....