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¿Qué pensaría usted si le hablan de un país en el cual el 38 por ciento de los senadores de una legislatura terminaron en la cárcel? Colombia, nación donde los honorables senadores tienen una “tasa de encarcelamiento” mucho más alta que la de sus ciudadanos ¿Por qué?

¿Qué pensaría usted si le hablan de un país en el cual el 38  por ciento de los senadores de una legislatura terminaron en la cárcel? ¡Exactamente eso! La mala noticia es que ese país es Colombia, nación donde los honorables senadores tienen una “tasa de encarcelamiento” mucho más alta que la de sus ciudadanos. Primero hablaré de los datos y luego haré un breve análisis.

Estuve recopilando información de senadores encarcelados (intramural o casa por cárcel) con orden judicial hasta la fecha que nos representaron en las legislaturas 2006-2010 y 2010-2014. Solo tuve en cuenta senadores, no incluyo representantes. Los datos se construyen a partir de noticias en medios escritos reconocidos, pero no creo que cambien mucho si se usan fuentes oficiales. No uso datos de las legislaturas más recientes porque usualmente los procesos de orden de captura son demorados. Solo un senador fue encarcelado antes de haber llegado al Congreso, el resto lo fue durante o después de ser senador.

La legislatura 2006-2010 es particularmente atípica por el fenómeno (la aberración) de la parapolítica. El 38 por ciento de los senadores de esa legislatura terminaron en la cárcel. En la legislatura 2010-2014, este porcentaje es de 14 por ciento. Muchos senadores encarcelados estuvieron en las dos legislaturas. Si uno toma el total de senadores (persona, no sillas) que pasaron por las dos legislaturas y el total de los que pasaron o están en la cárcel, la “tasa de encarcelamiento” es del 27 por ciento.

Quería comparar este dato de los senadores con el porcentaje de ciudadanos encarcelados durante un período similar, digamos entre 2006 y 2018. Infortunadamente, los datos públicos del Inpec no reportan el flujo de encarcelados, reportan el número total de población reclusa que hay en cada año. Entonces compararé la tasa de senadores encarcelados con dos tasas.

La primera toma el cambio en el número de reclusos entre 2006 y 2018, el cual corresponde a 124.350. La segunda toma la suma de reclusos que hubo en cada año durante este mismo periodo, la cual corresponde a 1.601.032. Comparando estos números con el número de personas mayores de 15 años en el país en 2018, las tasas que se obtienen son 0,33  por ciento y 4,2 por ciento respectivamente. La primera puede representar una subestimación del porcentaje de personas encarceladas en este periodo, la segunda una sobre estimación. Así, podría decirse que los senadores tienen una “tasa de encarcelamiento” muy superior a la de los ciudadanos, entre 6 y 81 veces más alta. Para los interesados, al final de la entrada escribo un par de notas adicionales sobre esta comparación.

Uno esperaría que el Senado fuera el reflejo del país. En muchos sentidos creo que lo es, pero mirando estos datos mi impresión es que el Senado nos sobre representa en encarcelamientos. ¿Qué podría explicar esto? Hay varias hipótesis.

La primera es que la Corte Suprema hace un mejor monitoreo de los senadores que aquel hecho por la Fiscalía y los jueces a los ciudadanos. Algo de esto debe haber. Sin embargo, resultaría muy raro que esto explique una gran parte del encarcelamiento atípico de los senadores, pues implicaría que por lo menos el 27 por ciento de los ciudadanos debieron haber sido privados de la libertad durante los últimos 14 años. Esperaría que no fuera así.

La segunda hipótesis es que el poder corrompe. Tanto los partidos políticos como los votantes elegimos personas que creemos son honradas pero que se terminan corrompiendo con el poder. Aunque algo de esto puede haber, muchos de los senadores encarcelados llegaron al Congreso usando prácticas ilegales, las cuales justamente hacen parte de sus procesos.

La última hipótesis que se me ocurre es que estamos eligiendo conscientemente un alto porcentaje de potenciales criminales en el Senado. Aquí hay cuestiones estructurales de lado y lado del mercado político. Los partidos, en búsqueda de curules, incluyen en sus listas candidatos que ponen muchos votos independientemente de si son honrados o no. Entre tanto, los votantes entran en transacciones clientelistas con estos políticos y terminan votando por ellos aún sabiendo que no son honrados. Esta estructura debe estar afectando significativamente la tasa de encarcelamiento de los senadores.

Todas estas hipótesis y otras más se deberían estudiar con mayor rigurosidad. De momento, estos datos deberían ser motivo de una reflexión profunda tanto de todos los partidos políticos como de los votantes. Dicho sea de paso, con estas cifras no nos deberíamos sorprender que un senador vaya a la cárcel. 


Notas:

1. Importante tener en cuenta en esta comparación que la población de senadores es mayoritariamente representada por hombres y que casi todos reportan tener nivel de educación universitaria, lo cual es aún más preocupante. Del total de ciudadanos presos, el 96 por ciento tiene educación secundaria o menos y el 93 por ciento son hombres. También importante, no hay muchos presos extranjeros. 

2. La comparación es entre encarcelados, independiente de la decisión final de la justicia sobre los casos. A la fecha, el 65 por ciento de los senadores encarcelados ha sido condenado. Esa cifra es similar a la de los ciudadanos, de los encarcelados en 2018 el 67 por ciento está condenado. Algunos senadores encarcelados fueron absueltos y otros siguen con sus procesos.

Es profesor asociado de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes. Estudió economía en la Pontificia Universidad Javeriana y se doctoró en economía en la Universidad Pompeu Fabra. Sus áreas de interés son economía política, la interacción entre partidos políticos, grupos de interés...