Enrique Santos ha estado prácticamente desde que nació en la movida del poder. Como el columnista famoso de Contraescape, como subdirector y luego director de El Tiempo todos los acontecimientos nacionales pasaron por su mirada y por su pluma. Pero después de la venta del periódico a Planeta y de la llegada de su hermano a la Presidencia, Santos tuvo la intención de retirarse de la vida pública y dedicarse a escribir sus memorias. Fue un paso prematuro.
"A veces veo a Juan Manuel muy preocupado de las encuestas, me parece un error": Enrique Santos
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Enrique Santos ha estado prácticamente desde que nació en la movida del poder. Como el columnista famoso de Contraescape, como subdirector y luego director de El Tiempo todos los acontecimientos nacionales pasaron por su mirada y por su pluma. Pero después de la venta del periódico a Planeta y de la llegada de su hermano a la Presidencia, Santos tuvo la intención de retirarse de la vida pública y dedicarse a escribir sus memorias. Fue un paso prematuro.
Muy pronto, su hermano le encomendó participar en la fase exploratoria de los diálogos de paz como emisario suyo y al lado del exministro Frank Pearl y del Alto Comisionado de Paz Sergio Jaramillo, quien lideró esta fase de acercamientos con las Farc. Desde entonces, Enrique Santos se ha convertido en el pedagogo ad hoc del proceso de paz.
Él hace lo que el Gobierno no ha hecho: explicar de qué se trata este proceso, alertar sobre los riesgos pero también transmitir optimismo sobre lo que podría pasar en este país si finalmente se logra un acuerdo. Como está acostumbrado a decir lo que piensa y a tener los reflectores encima, sus constantes alocuciones han generado más de un problema, sobre todo porque la gente que lo conoce sabe que es demasiado astuto como para dar puntada sin dedal. A raíz de una conferencia que dio en el London School of Economics, La Silla Vacía lo entrevistó sobre esta nueva fase del proceso y sobre el gobierno de su hermano menor.
La Silla Vacía: Comencemos con la muerte de Chávez. ¿Qué impacto cree que tendrá sobre el proceso de paz?
Sin saber qué puede pasar políticamente en Venezuela después de las elecciones, mi impresión es que el proceso no va a sufrir ningún sobresalto. Hablé con Maduro en Caracas en noviembre y lo vi supremamente comprometido con el proceso. Él fue un hombre clave de Chavez en toda la etapa preparatoria de este proceso. Me expresó, con mucha convicción, que pensaba que era el momento de que las Farc comenzaran a hacer política. Que ya era hora que invirtieran su capital político en algo que se pudiera mostrar. Maduro es una garantía de continuidad.
¿Qué hizo que cambiara el tono de la negociación? Súbitamente ahora todo el mundo es optimista, comenzando por usted.
Se fue produciendo algo simultáneo. Por un lado, las Farc se dieron cuenta que había que avanzar. Se han dado cuenta del clima de opinión tan hostil, no solo con el proceso sino con ellos mismos. Eso se ha traducido en que en la mesa se ha avanzado mas, se ha morigerado el lenguaje que no ayudó para nada a aclimatar el proceso. Se han dado cuenta que el problema del ritmo y el tiempo no es un capricho. La sociedad está esperando resultados y ya no parece haber la actitud de un proceso eterno.
Por otro lado, también el gobierno se ha dado cuenta de que tiene que explicar de una manera más prospectiva las potencialidades del proceso. El cambio de lenguaje más los avances que se proyectan en el tema agrario después de un estancamiento introdujeron este nuevo clima. Lástima que al final de esta ronda no hubo, como muchos esperábamos, un acuerdo total sobre el punto agrario. Según la declaración de De la Calle, hay pendientes varios desacuerdos.
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¿Cuáles son los principales nudos?
Sobre la reserva campesina hay diferencias de interpretación. Esas zonas no se pueden asimilar a los resguardos indígenas, el grado de autonomía no es equiparable. Es un punto importante porque las zonas de reserva campesina actuales y las proyectadas son territorios donde las Farc tienen influencia y bases sociales y eventualmente pueden ser un escenario donde puedan hacer política, sacar sus cuadros, demostrar su liderazgo en la zona agraria, es una pista de aterrizaje y de protagonismo político.
¿Por qué es tan difícil este punto?
Por las connotaciones políticas, por las prevenciones que hay en sectores de la sociedad. Las Fuerzas Militares las asimilan a la repúblicas independientes. Esperemos que en la próxima ronda salga el tema agrario. Eso es muy importante porque es un mensaje que está esperando el país. Los temas que vienen son más complejos. Conscientes de la necesidad de avanzar, ya el tema de justicia transicional, de participación política se están discutiendo, es una inquietud que está ahí y que para las Farc es central. ¿Qué va a pasar con nosotros?, se preguntan.
¿Cuál es el mejor escenario que se puede esperar de la negociación?
Parar la guerra. Llegar a la fase tres que es la fase decisiva si se firma la agenda simultánea y verificable. Vendrá el cese del fuego bilateral, al mismo tiempo que comienza la concentración y desarme y la participación política de las Farc y del Eln. Ahí lo más importante es cómo va el Estado a cumplir y a demostrar que hay la voluntad y la plata para llevarlo a cabo. Todo va a depender de eso.
¿Cree que llegaremos a ese punto?
Tengo la sensación de que esto puede resultar porque las Farc quiere que resulte, el Gobierno quiere que resulte, los cubanos quieren que resulte. Si hay esa confluencia de factores positivos, para no mencionar el entorno regional a favor de que resulte y que este conflicto es de un anacronismo y una degradación total, todo es favorable a la negociación. Lo importante es que el gobierno demuestre que esto no es hablar de paz sino que es un compromiso del Estado.
¿Qué significaría eso exactamente?
Esto tiene que volverse la agenda prioritaria para el Estado, todos los recursos y todos los funcionarios tienen que mostrar una coherencia muy distinta a lo que está pasando ahora. Uno ve una descoordinación, una traba de recursos. Simultáneamente, las Farc tienen que mostrar un voluntad real, no pueden caer en la combinación de formas de lucha, guardar armas para después. Si esas dos voluntades coinciden en lo que es necesario, yo siento que sí habrá paz.
¿Por qué cree en la voluntad de las Farc?
Veo que en las Farc ven que es una oportunidad histórica. El único futuro es una degradación progresiva de la guerra, una falta de horizonte político para ellos. Además, existen unas condiciones sociales y políticas en el país favorables para un movimiento de izquierda radical pero legal, para hacer bolivarianismo por las circunstancias sociales. Un movimiento así puede tener resultados inesperados. Puede ser que esté pensando con el deseo, pero yo creo que este es el momento,sabiendo que va a ser complicado y largo.
¿Qué tan largo?
La tercera fase se puede demorar años. Por eso toca llegar ya, en un tiempo breve, a acuerdos parciales concretos, y eso tendrá el efecto de ir desactivando la guerra, de “humanizarla” si eso es posible. Eso vendría de una forma casi natural.
Con un esfuerzo de imaginación, ¿cómo podría ser en concreto el resultado de la negociación?
Creo que lo ideal es que tengan presencia y visibilidad en los cuerpos colegiados. Hay que entender eso, que tienen que tener las garantías de participación política, las condiciones de seguridad, que la sociedad tiene que aceptar eso en la medida en que den esas muestras de que están jugando limpio al proceso.
Como dijo Pacho de Roux, ‘el perdón es un mal necesario’. El país va a tener que aprender a perdonar después de este conflicto horrible que ha dejado odios y venganzas. Hay que aclimatar la noción de perdón que funciona para ambos lados. Una cosa positiva es la actitud de las Farc frente a las víctimas cambió. Mientras se mantuvieran en que ellos eran las víctimas el proceso no tenía futuro.
¿Usted cree que tendrán unas curules de entrada?
No tengo el escenario. Creo que a nivel regional, en sus zonas históricas, serían los primeros escenarios donde pueden visiblizarse, ser líderes locales, demostrar su conocimiento del problema agrario, su influencia sobre los campesinos. Es muy importante y me inquieta que en las regiones hay que ambientar este proceso. Allá es donde veo más incredulidad, más hostilidad, salvo quizás en Antioquia, donde el alcalde y el gobernador han hecho pedagogía. Pero en Nariño, Huila y Cauca no hay conciencia, hay una actitud escéptica, cuando no hostil. Y las regiones son fundamentales, porque si la guerrilla entra a la vida civil es allí donde va a tener los primeros escenarios de protagonismo. No van a llegar de una al Capitolio o a la Plaza de Bolívar. Es lo que se está discutiendo ahora.
O sea que usted de entrada ve que lo que va a haber es un perdón generalizado.
Creo que sería lo ideal. Hay que buscar soluciones bastante radicales, que requieren fórmulas sui generis, que pueden escandalizar a Ong o a juristas internacionales, donde la prioridad máxima sea sentar las bases de una paz seria. Si deja a un sector resentido, sembrará la semilla de nuevos conflictos.
Se refiere a que si hay un trato desigual para los militares. ¿Vamos a perdonar también los falsos positivos?
La fórmula precisa no la tengo, hay que buscar un tipo de simetría y equivalencia en el trato. El escenario de comandantes guerrilleros acusados de delitos de lesa humanidad que no pagan un día de cárcel mientras militares condenados pasan el resto de sus vidas en la cárcel, es un escenario que gran parte de la sociedad no se tragaría. Los militares tienen esa inquietud: ¿qué nos va a pasar? Toca comenzar a discutir. Las Farc entienden que los militares tienen que tener un tratamiento que no los deje resentidos ni rencorosos. Entre guerreros se entienden. Por eso la presencia del General Mora en la mesa ha sido muy importante.
¿También vamos a perdonar a los parapolíticos?
Es distinto a los militares, ya son otro nivel de complicidades, no es tan crucial como el de resolver esa asimetría o equivalencia en las políticas de perdón.
O sea que fuera de los ganaderos, las otras perdedoras en este proceso serán las víctimas
Es imposible en un país como Colombia resarcir a todas las víctimas. ¿Dónde se comienza? Lo clave es reconocer los errores y barbaridades cometidas de parte y parte. Va a ser una fase visceral y emotiva, cuando se hable de verdad y de víctimas. Eso podría abrir puertas. En Sudáfrica fue muy importante ese elemento de verdad.
A juzgar por la reciente posición del Estado ante la Cidh en el caso del Palacio de Justicia no hay mucha esperanza de que estemos preparados para aceptar la verdad
Esa defensa es el tipo de incoherencias de las politicas del Estado. Es borrar con el codo lo que se hace con la mano. Manda un mensaje desconcertante y contradictorio. La pregunta clave en este proceso es cómo se empieza a traducir en una política de Estado. Por eso es una inquietud válida la que tienen los guerrilleros sobre cuál es la continuidad politica de este proceso. La fase de verificación va a ser larguísima y vamos a necesitar toda la cooperación de la comunidad internacional que hasta ahora el Gobierno ha mantenido al margen.
Existen unas condiciones sociales y políticas en el país favorables para un movimiento de izquierda radical pero legal.”
– Enrique Santos
¿Ve la presentación de la ley estatutaria del fuero penal militar como otra incoherencia? Presentar una legislación para la guerra ad portas de la paz
El conflicto se acaba, ¿pero cuál conflicto? Estamos hablando de terminar el conflicto armado con organizaciones que invocan razones políticas para alzarse en armas. Pero en el escenario de que se firme un acuerdo y la comandancia decida la desmovilización, ¿va a ser acatado por la totalidad? Es posible que un porcentaje no acepte eso y se bacrimicen. La terminación del conflicto con la guerrilla no va a ser la terminación del conflicto.
¿No?
Todas estas organizaciones neoparamilitares, que no las va a cubrir ninguna de estas medidas de fueros o perdones, van a tratar de reclutar a los que no se desmovilicen. La violencia va a seguir pero con otro tratramiento, un poco como lo que pasó cuando se entregó la guerrilla liberal, que continuó el bandolerismo. Es otro fenómeno.
¿Cuál es el rol de los militares si se firma la paz?
Están presumiendo que sí se firma la paz, pero se están preguntando qué va a pasar con el Ejército. Es evidente que no podemos seguir con un ejército de ese tamaño, y entonces la pregunta es ¿cómo se reinsertan, si se reduce el tamaño del ejército, esas personas a dónde van? Es una pregunta similar a la del guerrillero desmovilizado. Al soldado que sale hay que insertarlo en la producción. Es otro de los fantasmas que también hay que ir explicando. Tenemos el ejército proporcionalmente más grande de América Latina, y si se firma la paz con las Farc el país no puede seguir destinando tanto en gasto militar en detrimento de lo educativo, de la salud. Eso es lo que hay que explicarle a los militares.
¿Qué pasará con el narcotráfico?
Las Farc están conscientes del daño que les ha hecho a nivel moral y de imagen el narcotráfico y entonces en el marco de esta negociación va ser muy interesante ver cómo será la sustitución de cultivos. Ellos hablan de su propuesta de Cartagena del Chairá que hicieron en el Caguán. Los gringos están muy interesados en este aspecto de la negociación. No quiere decir que este proceso va a acabar con el fenómeno del narcotráfico, pero si se logra hacer el experimento de parar la producción el aporte de las Farc puede ser increíble.
Cuando estuvo en Washington, todo el mundo interpretó que usted estaba lanzando la campaña de reelección de su hermano. Ahora en el evento de Londres usted puso en duda que lo fuera a hacer. ¿Qué podría evitar que lo hiciera?
Yo no lo estaba lanzando, sino pintando escenarios, planteando inquietudes por parte de las Farc, de cuáles son las garantías de continuidad del proceso. A plata de hoy, ¿cuáles son las perspectivas político-electorales? Si es alguien que proviene del uribismo el futuro del proceso de paz no es tan seguro. Si es alguien como Vargas Lleras habría que preguntarse si está tan comprometido con el proceso.
No es irrelevante lo de la reelección. Roy Barreras dijo después de ir a la Habana que no es tanto que Santos necesite del proceso de paz para reelegirse sino que el proceso necesita de la reelección para consolidarse. Es una inquietud que tienen las Farc.
¿Pero cree que a su hermano le interesa la reelección?
Juan Manuel tiene la obligación de consolidar esto, no es un proceso a dos o tres años. Es el compromiso más grande de este país. Hay la obligación política y moral de darle continuidad. En todo caso, yo quiero que quede claro que yo no vivo en contacto permanente con mi hermano, hablamos poco, la gente presume que lo que yo digo es consultado. Yo estoy identificado con la estrategia del gobierno, pero tengo mis percepciones propias. Incluso, si subjetivamente llegara a la conclusión que este no es el camino, podría promover la candidatura de otra persona. Pero a diferencia de hace un mes, hay una conciencia de que sí hay que jugársela por la paz.
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Antes, ¿el Presidente estaba a la espera de algo para jugársela por la paz?
No sé, hoy veo que sí está jugado. Todo el mundo hace sus cálculos, y es parte de la táctica política. Va a ser duro, porque el clima de opinión, toda la campaña del uribismo hace mella. Es una cosa que envenena el clima. Cuando haya combates, se lo van atribuir a la Habana, como concesiones al terrorismo.
El desafio es doble: contrarrestar eso con hechos y con argumentos, explicar por qué hay que negociar en medio del fuego, pero el factor político electoral hay que tenerlo en cuenta. La opinión pública es voluble y contradictoria. El 70 por ciento quiere la paz, pero el mismo porcentaje dice que no cree que se merezcan nada. Todos los medios tienen que hacer una labor mas allá de la noticia del momento, de la última declaración de Pinzón y de Iván Márquez, que son cosas coyunturales.
Usted mencionó en su conferencia el riesgo de que saboteen el proceso. ¿En qué tipo de saboteo estaba pensando?
Son los escenarios de pesadilla. Usted conoce la capacidad que hay en este país para provocaciones y monstruosidades, tantos odios. Es un temor que yo tengo: que en la medida en que este proceso coja vuelo se comiencen a desarrollar las tentaciones para sabotearlo, para hacer actos terroristas y atribuírselos a otros. Esa posibilidad siempre está ahí y hay que alertar sobre eso. En eso los medios tienen que tener una labor de responsabilidad. En todos los procesos de paz el nivel de manipulación de los medios ha sido terrible. Es hora de que aprendamos de ese pasado porque esto avanza y comienzan las cáscaras.
Es interesante que usted lo diga porque recuerdo el nivel de polarización que se dio en El Tiempo cuando el proceso del Caguán y cuando usted era el subdirector.
A nivel de la información se cuela mucha provocación y mucha “noticia” que tiene otros propósitos. En el Caguán lo que pasó fue que comenzó mal, con la pata izquierda, arrancando con esa silla vacía que le imprimió a todo el proceso una falta de credibilidad. Pero son experiencias para tener en cuenta. El espectro del Caguán merodea este proceso. Durante la fase exploratoria yo les decía muchísimo a los guerrilleros, "bájense del bus del Caguán, el Caguán no es un referente de confianza, fue un error del Estado terrible."
En todos los procesos de paz el nivel de manipulación de los medios ha sido terrible."
– Enrique Santos
Hablando sobre esa fase exploratoria, la carta de ‘El Médico’ contra usted no fue muy amable.
Sí, aunque no creo que fuera él el que escribió esa carta. Lo conocí y no es de ese talante. Eso tiene que ver con episodios del pasado y es que las Farc han tenido un protagonismo mediático tan enorme que a veces se les devuelve. Ese protagonismo ha contrarrestado la prudencia excesiva del gobierno de no hablar de lo que pasa en la mesa, que no quiere decir que uno no pueda hablar de lo que pasa alrededor. Al gobierno le han faltado voceros civiles para ser prospectivos en el proceso. Que no el único vocero no sea el Mindedefensa el que sale a hablar de lo que le corresponde. Humberto de la Calle lo está haciendo muy bien. Pero es clave que el gobierno sea claro.
Entonces su rol es hacer esa pedagogía
En la conferencia de Londres, Valencia Villa dijo que yo era el “mastermind” del proceso de paz. Nada que ver. Si hay algún estratega del proceso ha sido Sergio Jaramillo y el líder político es Humberto de la Calle. Y este equipo es de pesos pesados. No soy ni mastermind del proceso ni ventríloco del Presidente. Mi rol es ser más un pedagogo ad hoc, hacer “back channeling”. Me di cuenta que hay que explicar muchas cosas, ir a foros, ir a grupos, la gente está llena de preguntas y temores. En la medida en que uno va a explicando, la gente entiende más, se tranquiliza.
El compromiso y la responsabilidad del Estado es enorme si esto resulta, en lo económico, en el desafío de aclimatar una paz con nuestro pasado.”
– Enrique Santos
¿Qué va a pasar con los elenos?
Yo creo que con el Eln hay que iniciar un proceso. Cuándo y cómo es muy importante. No pueden quedar al margen. Hay un ambiente propicio para hacerlo.
¿Un ambiente propicio en el gobierno?
Sí. Y ellos vienen pidiendo pista. Tienen que dar una serie de muestras unilaterales de buena fe, cosas equivalentes a las que hizo las Farc, renunciar al secuestro, al minado, reclutamiento de menores, suspender ataques a la infraestructura. Mandar mensajes de que son serios. Tienen fama de complicados y confusos pero ya entienden que es otra historia, que el proceso de las Farc está avanzando. El gobierno no puede permitir que se sientan humillados. No tienen, por su propia formación, la disciplina de las Farc, que es una disciplina impresionante. Los del Eln en la misma dirigencia se contradicen permanentemente.
Después del año y pico que duró en conversaciones con las Farc ¿cambió su percepción de ellos?
Se da uno cuenta de que no estaban ni tan debilitados ni tan marginados de la realidad como se pensaba. Que hay más unidad de mando y hay un nivel de preparación de la gente que me tocó a mí, son negociadores profesionales, como Calarcá, como Granda. Toda la dirigencia actual viene de la Juco, tiene formación marxista, reflexiona políticamente. Otra de las urgencias del proceso es que lo mandos medios que vienen después no tienen esa formación.
Cambiando de tema, Gabriel Silva decía que a este gobierno le falta más política. ¿Está de acuerdo?
Sí, creo que el único ministro realmente político es Vargas Lleras. Faltan más Vargas Lleras en el gabinete. En general el trabajo de los ministros está técnicamente bien, pero toca proyectarlo de manera que trascienda la esfera del ministerio, y eso sí hace falta.
¿Ahora es Vargasllerista?
No, pero él sabe defender sus posiciones, no está recluido en su torrecita de marfil. Este gobierno tiene que asumir una política de Estado. Al gobierno le ha faltado proyectar una sensación de coordinación. El Minminas diciendo algo, el de ambiente otra cosa, Pardo sale a decir una cosa y Cárdenas otra. El ejemplo de Nieto Loaiza es otro caso, el Gobierno incurre en contradicciones de esa naturaleza.
¿Es grave para el proceso que a Santos le vaya mal en las ecuestas?Lo de las encuestas es tan relativo, pueden variar tanto. A veces veo a Juan Manuel muy preocupado de las encuestas, me parece un error. No se pueden despreciar tampoco, pero creo que las encuestas no deberían pesar tanto en decisiones de política, no se puede estar pendiente de la volubilidad de la opinión pública. Son un referente, son importantes para medir climas de actitud frente a temas como la paz. Si uno ve de forma sostenida unos niveles de incredulidad que deben ser inquietantes, tenemos un problema de credibilidad y hay que desactivarlo con actitudes y con hechos. Pero hacer esas encuestas todos los dias, las de Datexco, y un presidente pendiente de eso, eso es un error.
También ha dicho que es un error que Santos se la pase respondiendo a Uribe.
Hay que ser menos reactivo. Como Uribe se la tiene adentro, tiene que echar para adelante, porque es que Uribe es insistente, persistente, obsesivo. Se la pasa recorriendo el país, en las regiones ha calado mucho la cosa ¿Su pregunta de la paz para dónde va? Dice incluso cosas ofensivas. Yo digo, 'no responda por favor' ¿Qué tal cuando ha respondido? Se reduce a ese nivel 'del rufián del barrio'. Mejor dicho, parecen Capriles y Maduro.
¿Qué dice la familia de que Pacho se lance?Con la familia no hablo mucho. Yo vivo muy desconcertado con Pachito. Por eso hablaba de Uribe y los siete enanitos. Uribe tiene un problema de estrategia politica. Lo que esta jugándose es a nivel de opinión y el proceso de paz será su caballito de batalla, es un escollo tenaz.
¿Si? ¿No crea un enemigo común?
Es otra forma de verlo. Varios sectores están dándose cuenta que se necesitan porque hay adversarios muy serios. Puede convertirse en un elemento que dinamice positivamente el proceso.Únase a los Superamigos
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