Aeropuerto Bicentenario: otro sueño de Uribe que podría quedar en el aire

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El presidente Uribe tiene muchos sueños y proyectos políticos que no podrá sacar adelante antes de dejar su silla vacía el siete de agosto. Uno de esos proyectos en la cuerda floja y que más oposición ha generado es el aeropuerto regional entre Barranquilla y Cartagena.

Uribe, junto con su ministro de transporte Andrés Uriel Gallego, ha insistido en la necesidad de hacer un aeropuerto con las mejores características internacionales para potencializar la conexión regional y convertir ese aeropuerto en una plataforma importante en el Caribe. También, ha dicho que sería bueno dejar el proyecto firmado antes del siete de agosto.

Además de las ventajas comerciales que Uribe ve en este proyecto, el presidente propuso que el aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla se usara como aeropuerto militar, dentro del marco del tratado de las siete bases militares acordadas con Estados Unidos para la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. También propuso que el aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena se convirtiera en una terminal para pequeñas aeronaves.

Sin embargo, este proyecto no está en manos de Uribe y desde que lo empezó a promover se han levantado dudas sobre la necesidad de esta inversión. Algunos consideran que los aeropuertos de Barranquilla y Cartagena son suficientes para la región y que, aunque se pueden mejorar, en la práctica se encuentran subutilizados. Barranquilla opera al 21 por ciento de su capacidad y Cartagena al 50 por ciento.

Además, los alcaldes de Barranquilla y Cartagena creen que la inversión de cerca de 600 mil millones de pesos que costaría el proyecto, se podría hacer en otras necesidades más prioritarias de la región.

Juan Esteban Vásquez, gerente de la Promotora Aeropuerto Bicentenario, está convencido que el nuevo aeropuerto le apuesta al futuro de la región y a la sinergía de Barranquilla y Cartagena.
El aeropuerto estaría en la Vía del Mar, que conecta a Barranquilla con Cartagena.
El presidente Uribe dijo que dejaría un Conpes listo, pero eso no pasó. Su aeropuerto soñado está en manos de la Aerocivil, quien debe conceptuar sobre su viabilidad.
A la alcaldesa de Cartagena Judith Pinedo le preocupa el monto de la inversión del proyecto y lo considera inconveniente para las necesidades turísticas de La Heroica. 
El alcalde Barranquilla Alejandro Char está en contra del proyecto y cree que el aeropuerto de Barranquilla se puede mejorar.
La gran pregunta que está abierta es si el futuro aeropuerto aumentaría el riesgo de extinción el Tití originario de la zona.

A pesar de estas críticas iniciales, el proyecto está bajo revisión desde diciembre del año pasado en manos de la Aerocivil: la autoridad que deberá determinar si este aeropuerto es viable. Si el proyecto es viable, el gobierno tendría que abrir una licitación para la concesión de esta obra.

Por lo pronto, los 54 empresarios barranquilleros y cartageneros que propusieron el proyecto ante el gobierno, siguen respondiendo las observaciones de la Aerocivil, intentando mejorar y conciliar la propuesta que está sobre la mesa.

La propuesta de la Promotora Bicentenario

La Promotora Aeropuerto Bicentenario está con el proyecto del aeropuerto desde hace dos años. Los 54 empresarios que la integran quieren hacer del nuevo aeropuerto la segunda terminal más importante del país y creen, al igual que Uribe, en el discurso del desarrollo y competitividad que hay que impulsar en esta era global.

Para ellos, el aeropuerto también representa el encuentro –la sinergia– entre Barranquilla y Cartagena, dos ciudades que, con el paso del tiempo, se van acercando más y más sobre la Vía del Mar. Por eso han invertido en el proyecto y esperan que la decisión de la Aerocivil salga pronto, antes del siete de agosto. 


“Queremos hacer un aeropuerto de talla mundial con una infraestructura moderna y competitiva”, dijo Juan Esteban Vásquez, gerente de la Promotora Bicentenario, a La Silla. “El aeropuerto generará un polo de desarrollo en el plano industrial, comercial, turístico, de malla vial y servicios públicos”.

Este aeropuerto se construiría en la Vía al Mar, en la carretera entre Barranquilla y Cartagena, en el kilómetro 57. Según las proyecciones de la Promotora Bicentenario, sustentadas en el concepto de la consultora Scandia, la primera fase del proyecto se entregaría aproximadamente cinco años después de empezar las obras. Esa fase inicial incluiría una pista de 3.600 metros y una terminal de 40 mil metros cuadrados.

Según los cuatro planes de financiación propuestos por la Promotora a la Aerocivil, la Nación tendría una participación máxima de 32 por ciento del valor del proyecto. El resto del dinero saldría del capital de los empresarios y de futuros créditos que se pagarían con el funcionamiento de la nueva terminal.

“Los alcaldes municipales de los municipios que cruza el corredor vial mencionado y los habitantes de la zona están de acuerdo pues ven un polo de desarrollo y una fuente de empleo directo o indirecto a largo plazo”, dijo Juan Pablo Diek, de la Cámara de Infraestructura Colombiana (CCI), un gremio que respalda el proyecto, a La Silla. 


“Para la zona entre Barranquilla y Cartagena es ideal, todo el mobiliario se va a triplicar. El corredor se va a llenar de diferentes sitios turísticos, comerciales e industriales”, dijo Carlos Rosado de la Cámara de Infraestructura, Seccional Norte.

Sin embargo, el clima político que congrega a intereses en contra y a favor de la terminal aún no se ha resuelto. Este mega proyecto mobiliza a gente de la región –incluyendo a los actuales contratistas del aeropuerto de Barranquilla y Cartagena– y a pesar que muchos creen que la Aerocivil respaldará a Uribe, eso aún no está cantado.

El no de los alcaldes y el sí de los privados


Desde que empezó a sonar la iniciativa del aeropuerto, los alcaldes de Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, Alex Char, Judith Pinedo y Juan Pablo Diazgranados, se opusieron al proyecto y le pidieron a Uribe que desistiera de esa iniciativa. Para ellos el nuevo aeropuerto no es una urgencia y creen que por menos dinero de lo que costaría el proyecto, se pueden hacer mejoras a las terminales actuales y desarrollar proyectos de vías importantes para mejorar la conectividad de la región.

“El aeropuerto nuestro está subutilizado, usted le mete 10 millones de dólares y tendremos un gran aeropuerto. Lo hemos hablado con la alcaldesa de Cartagena, Judith Pinedo, y con la décima parte de ese monto podríamos hacer una autopista o un tren que una el aeropuerto de Barranquilla con Cartagena, y dejamos al de Cartagena nacional y al de Barranquilla internacional. Esa es nuestra posición”, dijo el alcalde Alejandro Char.

A la alcaldesa de Cartagena Judith Pinedo también le preocupa la falta de empleo que generaría el cierre del aeropuerto Rafael Núñez y los costos de movilidad y desplazamiento que aumentarían para los usuarios si la terminal queda en las afueras de la ciudad.

“Con una apuesta tan fuerte en turismo como la nuestra, no nos podemos dar ese lujo. Cartagena tiene la posibilidad de mejorar y ampliar su aeropuerto internacional como ciudad que maneja más pasajeros que los que mueve Barranquilla”, dijo Pinedo. Pero no todos piensan como ella e insisten en las ventajas que traerá el proyecto.

“Hay gente que se queja de que el aeropuerto quedará a una hora. Pero los aeropuertos siempre están a las afueras de la ciudad. Más adelante se mejorarán las vías y nos iremos poniendo al día con la conectividad”, dijo Carlos Rosado, de la Cámara de Infraestructura, Seccional Norte.

“La unión de ambas ciudades a través del aeropuerto generará proyectos viales clave para la región”, dijo Juan Esteban Vásquez, gerente de la Promotora Bicentenario. “La doble calzada de la Vía del Mar y la Ruta del Caribe, antiguamente llamada La Cordialidad son proyectos mejorarán la conexión de la región”.

Y es precisamente el punto del mejoramiento de las vías y del aumento del tráfico vehicular lo que ha generado aún más roncha con este proyecto pues la familia Name tiene algunas de las acciones de la Promotora Bicentenario. Los Name son una de las familias políticas y empresariales importantes en la región y sus empresas tienen varias concesiones viales en los departamentos de Atlántico y Bolívar y por lo tanto se verían beneficiados con el aumento del recaudo de los peajes.

Y este aumento de carros y de vías es un temor de los ambientalistas de la región, que creen que el ecosistema podría verse amenazado por un futuro aeropuerto en la zona.

 

 

El temor ambiental


Además de las dudas sobre la necesidad y conveniencia de desarrollar este aeropuerto, los miembros del Proyecto Tití, un entidad privada sin ánimo de lucro que protege al mono cabeciblanco ‘Tití’ de la zona, ha manifestado su preocupación por el proyecto.

Para el Proyecto Tití, el aeropuerto dañaría el ecosistema de Bosque Seco Tropical de esa región de la Costa, uno de los ecosistemas más amenazados en Colombia y en el que habita el Tití: una especie en vía de extinción y que sólo se encuentra en esta región de la Costa Atlántica, que se extiende hasta el Urabá. (Ver cortometraje documental).

“El proyecto del aeropuerto es vecino a la finca del bosque donde trabajamos y quedan muy pocos bosques para el Titi, esa es su mayor amenaza”, dijo Rosamira Guillén, directora ejecutiva de Proyecto Tití. Guillén asegura que sólo queda uno por ciento del bosque original donde habitan 7300 micos.

Además de la amenaza contra la vida del Tití, Guillén dijo a La Silla que la población de aves del bosque estaría en riesgo de colisión con las aeronaves, ya que por la orientación de la pista, los aviones pasarían por encima del bosque. Y dijo que el ruido afectaría el apareamiento de aves y mamíferos que bajo estrés pueden entorpecer sus procesos de comunicación y reproducción.

Finalmente, Guillén también mencionó que todo el desarrollo de inmobiliario e infraestructura que surge aledaño al aeropuerto, terminaría por cambiar la estructura del suelo, yendo en contravía de la conservación ambiental.

En aras de proteger al mono cabeciblanco, el Proyecto Tití le ha pedido formalmente a las autoridades
ambientales regionales y al Ministerio de Ambiente declarar este bosque como área de protección. Sin embargo, actualmente la zona no está protegida ambientalmente.

Por su parte, el gerente de la Promotora Bicentenario asegura que los riesgos ambientales se medirán y mitigarán, siguiendo una política de responsabilidad social acorde con la protección y conservación del medio ambiente. “El proyecto no toca el bosque donde habita el Tití. Los micos están como a cuatro o cinco kilómetros de distancia y están lejos de la zona de aproximación de los aviones”, dijo Vásquez.

“Si se puede rodar el aeropuerto a otro lado, sería mejor. Pero estando tan cerca del proyecto, nosotros estamos muy amenazados”, dijo Guillén a La Sillay aseguró que están a tres kilómetros del proyecto.