“América Latina es de las que más pierde con la invasión a Ucrania”

“América Latina es de las que más pierde con la invasión a Ucrania”
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“Aguanta, Ucrania” es la campaña que Sergio Jaramillo, el alto comisionado que negoció la paz con las Farc, lanzó en el primer aniversario de la invasión rusa. Desde Europa, donde vive hace varios años, Jaramillo juntó a varias voces influyentes del continente, entre ellas Isabel Allende, Leonardo Padura, Juan Gabriel Vásquez, Héctor Abad y Gioconda Belli . El propósito es crear un mensaje unido de solidaridad con el pueblo ucraniano, sobre un conflicto que reverbera en América Latina. Según Jaramillo, lo que pasa allá nos afecta, como países pequeños y medianos, por el precedente de violación de la sobernía que implica la invasión de Rusia.

Aguantar, dice Jaramillo, “es una palabra muy nuestra; no es simplemente resistir, es también insistir en siga, no se rinda, adelante”. La Silla Vacía lo entrevistó para entender mejor por qué él cree que es importante tener una voz desde Colombia.

La campaña “Aguanta, Ucrania", que usted está liderando, hace un llamado para que América Latina tenga una voz en ese conflicto. ¿Cuál cree usted debería ser esa voz? 

América Latina tiene varias razones propias para estar interesada en Ucrania. Una, es una razón humanitaria, una razón basada en la cultura que hemos desarrollado de derechos humanos y el rechazo a su violación. Es una barbarie lo que está ocurriendo con esta invasión. En Europa, desde la Segunda Guerra Mundial, no se veía un uso de la fuerza militar dirigido contra los civiles como lo está haciendo Putin.

No son simplemente operaciones militares, es un uso del poderío militar como castigo contra la población civil. Por eso vemos imágenes de misiles que caen encima de edificios residenciales, de destrucción de teatros, de hospitales, como si los ucranianos tuvieran que pagar por querer defender su soberanía. 

Usted ha juntado a una cantidad de escritores, periodistas, con la intención de llamar a las cosas por su nombre. De decir que lo que pasa allá no es solo una guerra, sino que se trata de una invasión de Rusia a Ucrania. ¿Por qué es importante ese énfasis? 

Muy rápidamente quedó clara la estrategia de Putin. Tratar de revertir la realidad a través de la retórica diciendo que esto es lo que se llama en inglés un "proxy war", una guerra por interpuesta persona contra Rusia. Cuando lo que estaba ocurriendo era todo lo contrario. Lo que estaba ocurriendo era una invasión de Rusia a Ucrania. En su lógica él se estaba defendiendo de Occidente.

Los llamados a llamar las cosas por su nombre más que Occidente, somos el resto del mundo. Nosotros no somos europeos, no somos los Estados Unidos. Somos los llamados a llamar a las cosas por su nombre y decir que una invasión es una invasión.

Nosotros en América Latina, vuelvo al tema, tenemos razones propias para rechazarla. Porque si algo tenemos en común, es justamente el respeto al principio de soberanía. Existimos como repúblicas porque expulsamos un imperio. Por eso en la frase de los héroes de la independencia, somos pueblos libres.

Además, hay varios países donde ellos mismos sufrieron invasiones. Por eso también vemos que tanta gente salga a denunciar con tanta fuerza. 

El gobierno de Gustavo Petro ha sido ambiguo en su postura sobre la guerra de Ucrania. Por ejemplo, no ha hablado de una invasión a Ucrania ¿por qué cree que es? 

Nosotros tenemos un principio en este movimiento y es cómo evitar la política interna de los países. Uno dice cualquier cosa y cae en la polarización de México, de Colombia, de Chile o de Brasil, y eso no nos interesa. Nos interesa hablarles a los ucranianos.

Esto es un movimiento de la gente para la gente, y lo que hacemos es usar un lenguaje muy sencillo. La pregunta que tendría uno para nuestro gobierno y para otros es: oiga, ¿usted cree que es posible de verdad estar de acuerdo con una invasión o un invasor? Ese tiene que ser el punto de partida.

¿Hablar de las posturas de los gobiernos es polarizar? 

Nos parece que lo que está ocurriendo es tan evidente y debe ser tan evidente para cualquier persona en América Latina que hay que sacarle la política interna. 

 ¿Qué podría sugerir que el gobierno hiciera? ¿Cree que se podría tener un rol diplomático más importante?

Hay que partir del consenso básico que una invasión es inadmisible y cualquier solución tiene que partir del respeto a la soberanía de Ucrania. Esa es la línea de base. No somos espectadores de un partido de fútbol entre Rusia y Occidente, donde Ucrania es el balón, no.

Esto que está ocurriendo es una invasión a Ucrania que nos afecta a todos. Si se logra un consenso sobre esa base, se ven cuales son los diferentes canales, pero todavía no estamos ahí. Si esta campaña de manera modesta ayuda a que los gobiernos se muevan en esa dirección, en algo habremos contribuido.

En su mirada de un año de la guerra el Financial Times dice que hace un año cambió Europa para siempre. ¿Usted cree que esta guerra cambia también el mundo de América Latina?

Si lo piensa bien en América Latina somos de los que más perdemos con esta invasión. Tenemos históricamente una tradición muy importante de apego al derecho internacional, a resolver las diferencias y disputas entre los países acudiendo a él. Esa es la vía que toman los países pequeños y medianos.

Nosotros somos los mayores defensores del derecho internacional porque no somos superpotencias. Si el mundo se convierte en una especie de juego de poder y tiene que estar con el uno o con el otro para protegerse, ahí perdemos. Para nosotros lo mejor es que se restituyan las normas, que se acaten los acuerdos y que se llamen las cosas por su nombre. Una invasión es una invasión y no puede ser tolerada en ninguna parte. 

Durante un año los ucranianos han logrado aguantar la invasión arrolladora de una superpotencia militar. Eso desnudó problemas en el poder militar de Rusia, que es un aliado cercano de Venezuela. ¿Usted cree que eso resuena aquí en América Latina? 

Nosotros en América Latina tenemos un problema particular. Mucha gente se define con relación a los Estados Unidos. Hay una tradición que persiste en muchos países de un fuerte anti americanismo. Entonces dicen: como esa es mi posición de base, yo veo con simpatía a quien no está con Estados Unidos o quien es su adversario, en este caso Rusia. 

Es justamente en ese juego en el que no podemos caer. Que cada quien tenga la actitud que quiera con Estados Unidos, pero eso no puede enceguecernos de lo que está pasando en Ucrania. Cuando decimos “aguanta, Ucrania”, es porque estamos con los ucranianos. Ni siquiera es porque estamos con Occidente o nos interesa en particular, sino porque nos interesa que Ucrania pueda preservar su soberanía. 

Usted dedicó 10 años de su vida a negociar la paz en Colombia. ¿Cómo cree que se pueda negociar allá? 

Siempre insisto que el elemento central de esta crisis, que sin duda es la crisis internacional más grave desde la Segunda Guerra Mundial, es el tiempo. La estrategia de Rusia se basa en tratar de usar el tiempo contra Ucrania. Putin tiene un dominio absoluto de su país que ha pasado de un régimen semiautoritario a un autoritarismo total. Él lo que espera es que todos los demás perdamos interés. Que se resquebraje el apoyo a Ucrania, que se resquebraje el apoyo que le están dando en armas, que se resquebraje el apoyo político. Que los costos económicos de la energía en Europa lleven a que la población se rebele contra sus gobiernos. Esa es la apuesta de Putin.

Entonces, si queremos que esto llegue a un punto en el que se pueda resolver, tenemos que revertir esa ecuación. Putin tiene que entender que el tiempo no está a favor de él, que no es su amigo, sino que es su enemigo. Cuando lleguemos a ese punto, y todavía estamos lejos de llegar a él, habrá condiciones para algún tipo de fin de negociación. Antes no.

¿Esta campaña de “Aguanta, Ucrania” es pacifista? En esta guerra, más allá de los apoyos de los gobiernos, ha habido donaciones ciudadanas para unidades militares, ha habido gente que incluso se ha ido a Ucrania a pelear. ¿Usted hace un llamado para intervenir directamente en las operaciones militares o ayudar a financiar militarmente a los ucranianos? 

La campaña lo que busca es unir voces alrededor de la condena de la invasión y ser voz de aliento para los ucranianos. Eso es lo que se pretende. ¿Qué más se puede hacer? Depende de cada quién, de lo que a cada quien le parezca correcto. Yo creo que se puede hacer sin duda mucho más.

Hoy hay organizaciones activas en diferentes países de América Latina llevando ayuda humanitaria a Ucrania. Los países, incluyendo Colombia, podrían considerar cosas mucho más importantes de las que están haciendo. Por ejemplo, nosotros tenemos una enorme capacidad que hemos desarrollado en materia de desminado y desminado humanitario. No solamente se tiene que enviar armamento militar. 

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