A María Fernanda Cabal la señalaron de organizar la rechifla contra el ministro Juan Fernando Cristo el lunes en el foro de víctimas de las Farc, aunque hasta el momento sus acusadores no han mostrado pruebas. Pero, más allá de si la representante uribista estuvo involucrada en el abucheo o no, su presencia en los espacios de víctimas de esa guerrilla -que varios líderes describen como ‘toma’- genera tanta resistencia que muchas de las organizaciones más visibles han optado por marginarse del naciente movimiento de víctimas de esa guerrilla y otras aún tienen serios reparos sobre su presencia allí.

Aunque el objetivo del foro del lunes era poner la primera piedra de un movimiento de víctimas de las Farc, la rechifla al ministro Cristo se llevó todos los titulares de prensa. Fotografía: Santiago Mesa.

A María Fernanda Cabal la señalaron de organizar la rechifla contra el ministro Juan Fernando Cristo el lunes en el foro de víctimas de las Farc, aunque hasta el momento sus acusadores no han mostrado pruebas que lo sustenten.

Pero, más allá de si la representante uribista a la Cámara más votada por Bogotá estuvo involucrada en el abucheo o no, su presencia en los espacios de víctimas de las Farc -que varios líderes describen como ‘toma’- genera tanta resistencia que muchas de las organizaciones más visibles han optado por marginarse del naciente movimiento de víctimas de esa guerrilla y otras aún tienen serios reparos sobre su presencia allí.

La duda que tienen diez líderes y víctimas conocidas consultados por La Silla es si la ex directora de Fundagan está allí representando a las 9 mil víctimas que agrupa del sector ganadero, uno de los más golpeados por las Farc y menos reconocidos públicamente. O si está aprovechando políticamente esos espacios de víctimas para que el uribismo torpedee la participación de las víctimas en los diálogos con esa guerrilla en La Habana.

De hecho, tres de ellas incluso decidieron no ir al Centro de Convenciones porque temían que alguna interrupción eclipsara el objetivo de unirlas y visibilizarlas dentro del proceso de paz, tal como ocurrió con la rechifla a Cristo que se convirtió en la noticia del día. Relegada quedó la intención de crear un movimiento e ignoradas sus peticiones a la mesa negociadora en La Habana.

Aunque la mayoría no acusa directamente a Cabal y su grupo político del Centro Democrático, sienten que ellos fomentan una politización que saca -cada vez que se reúnen- la discusión de los derechos de las víctimas. Y que eso ha ayudado a convertir el tema en uno político, en vez de un debate sobre los cuatro “mínimos” que quieren exigirle al proceso: verdad, justicia, reparación y garantía de que no se repetirán esos hechos que los victimizaron.

“Nosotros no queremos aliarnos con gente que no deja que el país conozca las conclusiones reales, que terminan cubriendo el verdadero propósito de reunirnos: el empoderamiento de las víctimas de las Farc, para que podamos exigir nuestros derechos en este proceso”, dice un líder de víctimas que prefiere guardar su nombre para no pelear con Cabal y que ha planteado varios reparos al proceso.

Los rumores en torno a Cabal
La representante uribista María Fernanda Cabal, a quien se ha señalado sin pruebas de la rechifla, genera mucha resistencia entre las organizaciones de víctimas de las Farc. Fotografía: Santiago Mesa.
La senadora liberal Sofía Gaviria, que organizó el evento del lunes, pide que no se eclipsen las propuestas a las que llegaron. Fotografía: Santiago Mesa.
Para el periodista Herbin Hoyos, conocido por “Las voces del secuestro”, es fundamental que los espacios de participación de las víctimas no se politicen. Fotografía: Santiago Mesa.

Después de la rechifla a Cristo han sido varias las versiones que han circulado sobre la participación de Cabal y del uribismo. Algunas de ellas, hasta donde pudo comprobar La Silla, carecen de fundamento.

Primero se dijo que la congresista uribista estuvo al frente de la organización del foro, cuando en realidad ella solo apoyó a la impulsora Sofía Gaviria. Fue la senadora liberal -cuyo hermano fue secuestrado y asesinado por las Farc- quien le propuso la idea a la bancada de congresistas víctimas de esa guerrilla que ella misma impulsó y que reunió por primera vez a 13 políticos de cinco partidos, desde Mauricio Lizcano de La U hasta los uribistas Cabal, Nohora Tovar y Álvaro Hernán Prada.

Luego se rumoró que Cabal o Fundagan habrían ayudado a financiar el evento en el Centro de Convenciones, aunque Sofía Gaviria le explicó a La Silla que el evento se financió con 330 millones  de pesos que les dio el Gobierno (80 de Cristo, 50 del Ministerio de Justicia y 200 de la Unidad de Víctimas) y recursos propios. Fue tan austero, explicó, que aún tienen un hueco de unos 70 millones, sobre todo en tiquetes aéreos de Satena. Y negó que Cabal hubiera aportado plata.

Hoy también se dijo que uno de sus asesores legislativos estuvo involucrado en el abucheo. En realidad, ese rumor se debe a una confusión entre dos personas con el mismo apellido: Rubén Blandón, la víctima de una mina antipersonal originaria de Apartadó que le gritaba a Cristo zapato en mano. Y Darío Blandón, el ex personero de Riosucio que sí trabaja en el equipo de Cabal, que ayudó a organizar el viaje de las víctimas del Chocó y que estaba en el foro.

El primero de los Blandón hoy admitió que conoció a Cabal hace cinco años y que es primo de su asesor, pero que tiene todo el derecho a opinar sobre un proceso de paz que “irrespeta a las víctimas” dado que “no [le] gusta la idea de paz con impunidad”.

“A Rubén es la segunda vez que lo veo. La primera fue hace cinco años cuando fue a Fundagan”, le dijo Cabal a La Silla, añadiendo que ni siquiera sabía que iría Cristo y que acompañó a Gaviria porque “ella habla de algo que no es negociable: la justicia”.

“Es un gobierno tan míope que en vez de darle lectura a la rechifla, busca culpables. Las víctimas de las Farc están hartas de un maltrato de 50 años y hoy lo único que ven es a las Farc mandando desde La Habana. Creo que el Gobierno no debería haber ido porque era un evento de la sociedad civil y de nosotros como representantes elegidos por ellos”, añadió la representante uribista.

Sin embargo, muchos en el mundo de las víctimas sienten que la escena del lunes siguió un patrón conocido: en al menos cinco espacios de participación de víctimas se han dado interrupciones que la mayoría ha condenado como saboteos.

En al menos dos esas ocasiones los responsables aparecen en fotos con Cabal y su esposo, el líder ganadero José Félix Lafaurie. El Día de las víctimas, a Santos lo increpó airadamente un estudiante cercano al movimiento Restauración Nacional. Lo mismo sucedió en Cali con otro integrante de ese grupo, durante el foro organizado por la ONU y la Universidad Nacional en que las víctimas enviaron sus propuestas a La Habana.

Cabal reconoce haberlos visto, pero niega que exista una relación. “Ellos siempre han sido anárquicos, yo no tengo la culpa y no les doy órdenes. Ellos tienen muy clara su doctrina, que está ligada al laureanismo y al Partido Conservador”, dijo.

Al final, ninguno de los principales rumores muestran el vínculo entre Cabal y los saboteadores que señalaron varias personas.

La resistencia a Cabal
Muchas víctimas reconocidas de las Farc, incluyendo la ex congresista huilense Consuelo González de Perdomo, no fueron invitadas el lunes. 
El ministro Juan Fernando Cristo, padre de la Ley de Víctimas, salió abucheado el lunes. Fotografía: Santiago Mesa.

Más allá de los rumores, entre muchas de las víctimas de las Farc -con posturas tanto favorables como críticas hacia el proceso de paz- la figura de Cabal genera muchas reticencias.

Eso hizo que al final muchas de las asociaciones más serias de víctimas de las Farc que hay en el país no estuvieran el lunes en el Centro de Convenciones o decidieran ir pero marginándose de la organización del evento, que buscaba articularlos en momentos en que se negocia el punto de víctimas con sus victimarios.

No estuvieron la Fundación Víctimas Visibles ni Asfamipaz, que reúne a los familiares de policías y militares secuestrados por las Farc. Tampoco Redepaz, la Campaña Colombiana Contra Minas ni la Iniciativa de Mujeres por la Paz. Ni la Fundación El Nogal, que reúne a las víctimas del atentado de las Farc en 2003 en ese club social del norte de Bogotá, o grupos regionales como la santandereana Progresar.

“Observamos que podía ser manipulada por sectores contrarios al proceso y nosotros lo respaldamos. Todo escenario que propiciemos [desde las víctimas], independientemente de cualquier circunstancia, debe ser para promover la reconciliación y el éxito de la negociación. Y no tuvimos la certeza de que ahí eso fuera así”, dice Álvaro Jiménez, el coordinador de la Campaña Colombiana Contra Minas que ha pedido a la mesa en La Habana que se haga un acuerdo antes de firmar la paz que permita desminar alrededor de escuelas.

“Lo que quiere ese sector es dividir a las víctimas más que juntarlas. Por ningún lado estoy interesada en echarle leña al fuego”, dice Marleny Orjuela, que lidera Asfamipaz y que fue una de las víctimas de las Farc en ir a Cuba a hablar con los dos equipos de negociación.

Otras sí estuvieron en el evento pero sin participar en su logística para no compartir tarima con sectores que para ellos no son claros en sus intenciones políticas. Ese fue el caso del periodista Herbin Hoyos, que fue secuestrado por las Farc en 1994 y que se ganó el Premio Nacional de Paz por su programa radial “Las voces del secuestro”.

“Siempre que hemos organizado eventos de víctimas hay temor al comportamiento de un sector que no está de acuerdo con absolutamente nada y que lo hace con un elemento político. No nos gusta que nos manipulen y no podemos permitir que nos condicionen la participación”, dice Hoyos, quien ha sido muy crítico de la actitud de las Farc hacia sus víctimas y de la falta de garantías de verdad en el proceso de paz.

La gente que conoce a Cabal defiende que, sin su trabajo de nueve años al frente de Fundagan, las víctimas ganaderas seguirían invisibilizadas. “Como el tema es coyuntural, cualquier cosa que haga en favor de las víctimas cualquier persona por fuera del Estado para que sean reconocidas o visibilizadas, puede resultar siendo visto como si fuera enemigo del proceso de paz”, dice Orlando Jaimes, quien trabajó con ella durante siete años en la fundación de víctimas del gremio ganadero.

Para Hoyos y para otros tres líderes, es importante que todos los sectores -incluidos los ganaderos- estén en el proceso de paz, pero siempre y cuando lo hagan como víctimas y no usen su condición de víctimas para hacer política. “No podemos dejar que se nos estigmatice de que con las víctimas de las Farc no se puede hablar. Eso acaba con toda posibilidad de acercamiento”, dice.

A eso se suma que, según cuatro líderes de víctimas, el grupo de Cabal y Lafaurie se ha atribuido ante otras víctimas y en comunicados eventos de víctimas de las Farc a los que asistieron pero que no habían organizado.

Según dos de ellos, sucedió en la protesta en la Plaza de Bolívar que coincidió con el lanzamiento de los diálogos en Oslo (cuando las Farc negaron que secuestraran), en el foro de víctimas en Cali con las camisetas con la leyenda “Soy víctima de las Farc” y en el evento en el Club el Nogal donde le dijeron a los negociadores Sergio Jaramillo y Humberto de la Calle que se sentían marginados de los diálogos.

En todo caso, el foro del lunes no fue tan representativo ni amplio como querían sus organizadores. Como decía Borges, lo primero que se nota en una lista son las omisiones y ese día hubo muchas.

No hubo ex congresistas secuestrados y, de hecho, La Silla constató que varios de ellos como Consuelo González de Perdomo y Orlando Beltrán no fueron invitados. Tampoco lo fue Constanza Turbay, a quien esa guerrilla le mató a varios familiares pero que se mostró dispuesta a perdonarlosNi la mayoría de las demás víctimas de las Farc que han ido a la mesa de negociación en La Habana como María Choles o Nelly González, con las únicas excepciones del general retirado Luis Mendieta y el líder de víctimas de minas Reinel Barbosa.

Sofía Gaviria, cuyo equipo lideró la convocatoria, atribuye esas ausencias a un presupuesto muy reducido que no les permitió mayor divulgación y a que los medios no le dieron bombo hasta el abucheo a Cristo. “Además, queríamos buscar a los que no fueron [a Cuba], a los que nadie les ha oído la voz y que seguían invisibilizados”, le dijo a La Silla.

El efecto en La Habana

Lo que más preocupa a buena parte de las víctimas de las Farc de la rechifla a Cristo es que las relegó a un segundo lugar, mientras la politización queda en primera plana.

“En mi condición de víctima sí me preocupa para dónde va este proyecto de integración de víctimas de la guerrilla. Lo peor es que se politice la discusión sobre las víctimas, para un lado o para el otro. Así sean amigas del proceso o no lo sean, no se las puede inducir a tomar una posición”, dice Consuelo González, que estuvo siete años secuestrada y también viajó a La Habana.

Esa politización, sin embargo, ya es palpable. El temor de muchas víctimas es que sea difícil superarla y que, con ello, sea imposible plantear una visión conjunta a la mesa donde están sus victimarios.

“Estamos en un momento crítico del proceso y está lista la chispa para el incendio. Las víctimas de las Farc se van a empoderar y por las malas, como en España, porque la actitud del Gobierno no ha sido generosa con nosotros. ¿Cuándo has visto al Presidente abrazando a las víctimas de las Farc y rodeándolas?”, dice otro líder que no estuvo en el evento del lunes y que ha hecho reparos a la participación de las víctimas de las Farc.

“Es tan grave que fuera un saboteo inducido como que hubiese sido espontáneo. Y ahora, cada reunión que haya, va a seguir sucediendo”, añade esa misma víctima.

“De mi experiencia en España, en Ruanda y en Bosnia entiendo la importancia de la no politización de las víctimas. Es un hecho que sectores de aquí y allá -del uribismo y del santismo- las manipulan políticamente, por lo que el reto es seguir construyendo participación y no dejar que se opaque esta voz unida y legítima que trabajó concienzudamente durante diez horas”, dice Gaviria.

Para Cabal, esa politización ya existe y no viene solo del uribismo. “El tema de víctimas lo han politizado también las Farc y el gobierno Santos. Todo termina siendo una frágil línea que fácilmente se pasa de un lado a otro y es muy difícil deslindarlo, para uno y para sus seguidores. Para mí no hay dueño de las víctimas”, dice.

La pregunta que queda, más allá de los abucheos a Cristo, es si esa unidad es posible en un espacio donde muchas víctimas ven la presencia de Cabal y el uribismo como un factor de división.

Fui periodista de La Silla Vacía especializado en temas ligados al Acuerdo de paz (desarrollo rural, política de drogas, justicia transicional y cómo las víctimas reconstruyen sus vidas) y al ambiente. Soy pata de perro y tengo más puestos que una buseta: soy editor del Centro Latinoamericano de...