Cinco claves del inicio accidentado de los diálogos regionales de Petro

Cinco claves del inicio accidentado de los diálogos regionales de Petro
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La reanudación de los diálogos regionales del Gobierno de Gustavo Petro aún no tiene fecha. Después de la realización de los cuatro primeros, el consejero presidencial para las regiones, Luis Fernado Velasco, anunció la semana pasada que se suspendían porque “es necesario mejorar nuestra metodología. En los cuatro primeros diálogos hay elementos que evidentemente tenemos que mejorar”.  

Se trata de un ejercicio clave para el Gobierno. “Esta presidencia nació de la voluntad popular, y de esa voluntad popular nacerá el documento más importante de nuestra gestión, el Plan Nacional de Desarrollo (PND)”, anunció Petro cuando los promovió en su primera alocución presidencial. Un plan que tiene que ser aprobado antes de fin de 2022.

El PND es la hoja de ruta legal que debe aprobar el Congreso, y que orienta los cuatro años de Gobierno. Y en el caso del de Petro, los diálogos, además de ayudar en la formulación del plan, buscan apoyar su legitimidad y respaldo popular.

Pero estos encuentros, que partieron el país en 50 regiones, están mostrando los retos de aterrizar la idea de un gobierno popular, como muestran las cinco razones claves que empujaron su suspensión.

1. Arrancaron sin un norte claro

En su discurso de victoria, el 19 de junio, Gustavo Petro nombró por primera vez los “diálogos regionales vinculantes” que se han convertido en una apuesta clave del Gobierno para estructurar un Plan Nacional de Desarrollo que cuente con legitimidad y respaldo popular. Pero también en un evento clave que apunta a otros dos aspectos: pavimentar su estrategia de Paz Total y prender la máquina para arrasar en las elecciones regionales y locales de 2023. Una muestra de los múltiples fines que puede tener una sola estrategia.

El arranque de los diálogos también ha sido una incógnita. Hasta el momento, en tres ocasiones han hablado del “primer diálogo regional”. Por ejemplo, la primera vez que lo dijeron fue en el diálogo de Roberto Payán (Nariño) y que encabezó Jorge Rojas, mano derecha de Petro, incluso antes de que se posesionara el presidente. La idea en ese momento fue escuchar a las personas sobre las propuestas que tenían y que podían sumarse al Plan Nacional de Desarrollo.

Días después, vía Twitter y tras la agudización del conflicto de tierras en el Cauca, Petro invitó a diferentes sectores de ese departamento a “iniciar el primer diálogo regional de Colombia por la Paz”. Ahora, tras la publicación del cronograma de los diálogos regionales vinculantes, el presidente catalogó el de Turbaco (Bolívar) como el primero en el que se realizó este evento.

De modo que los diálogos arrancaron siendo un símbolo, propio de la esperanza que mueve el nuevo Gobierno sobre líderes y movimiento sociales y en el camino se fueron convirtiendo en una herramienta de planeación de la administración Petro.

2. Cambiaron el método que ya tenía el DNP

Querer escuchar a miles de personas que pueden representar grupos tan diversos como organizaciones sociales, campesinas, empresarios, juntas de acción comunal o sindicatos, e incluso personas que llegan representándose a sí mismos, para formular el plan de desarrollo es un reto que no se había dado en Colombia.

Si bien Álvaro Uribe e Iván Duque hicieron encuentros regionales en los que vendían la idea de que estaban escuchando directamente a las comunidades, al darles la palabra y ahí mismo comprometerse a solucionar su petición, el modelo de Petro no busca evidenciar microgerencia sino participación amplia.

En el caso de Duque, los encuentros, al igual que Petro, los coordinó su Consejería de Regiones, pero no fueron en el marco de la construcción de las bases del plan de desarrollo sino en función de socialización de banderas propias y rendición de cuentas.

Además, tampoco tuvieron participación diversa, porque privilegiaban a los líderes visibles de la institucionalidad (alcaldes, concejales) y de sociedad civil más cercanos a la visión de representatividad más tradicional, como los gremios. Incluso estuvieron libreteados.

“Llegaba gente cinco días antes, escogían quiénes iban a hablar y qué iban a pedir. Duque ya llegaba instruido y ahí mismo le decía al ministro ‘ministro, prioricemos el acueducto’. Todo era actuado”, le dijo a La Silla una fuente que trabajó en la organización de esos talleres durante el Gobierno de Duque.

La construcción del Plan de Desarrollo contempla, por ley, espacios de socialización y deliberación con la sociedad civil pero ninguno previo a la realización del borrador del proyecto de plan de desarrollo, cómo está haciendo Petro.

De modo que el trajín de sistematizar miles de propuestas para que sean tenidas en cuenta en ese proyecto no casa con los modelos de planeación a los que están acostumbrados los técnicos del Departamento Nacional de Planeación, DNP, tal y como nos dijeron tres fuentes que tienen acceso a esa institución (una que trabaja allí y otras dos que trabajaron hasta hace poco).

Tampoco se conecta con la visión que tienen las comunidades sobre la planeación. Así lo dijo Oscar Salázar, uno de los líderes sociales que asistieron al diálogo regional del macizo en Popayán: “La experiencia de los funcionarios públicos debe tener más educación popular, y nosotros también debemos aprender más de lo técnico para que nuestra participación sea decisiva”

La Silla supo que también están tratando de acoplar la visión del director del DNP, Jorge Iván González, con los tradicionales cientos de indicadores que suelen usar en esa entidad para formular los planes de desarrollo.

“Llegamos con una forma distinta de medición. Nosotros queremos un plan de desarrollo que se pueda reducir a 100 páginas y con indicadores macrosectoriales y en Colombia no estamos acostumbrado a medir así la política pública”, le dijo a La Silla una fuente que trabaja en el DNP y pidió no ser citada por no estar autorizada.

3. La logística ha sido desordenada

La decisión de aplazar los diálogos del sábado pasado y esta semana, fue tan de último momento que varias cosas quedaron en el aire con los tres diálogos que había programados para el sábado.

En el caso del de Cali, horas antes del anuncio de la suspensión, la consejera de Juventudes y madrina de ese diálogo regional, Gabriela Posso, había confirmado que la vicepresidenta Francia Márquez asistiría.

En Ocaña, el municipio del Catatumbo donde estaba programado el diálogo regional de esa subregión, la Gobernación, asociaciones campesinas y la asociación de municipios de la región, tenían preparadas unas mesas técnicas locales el viernes, para organizarse y llegar con planes concretos al diálogo. Como la suspensión se supo el jueves a mediodía, igual se reunieron ese día porque no podían cancelar viáticos y hospedaje que tenían previsto.

Y, si bien el diálogo regional del Amazonas siguió adelante porque tuvieron en consideración que muchas personas viajaron durante varios días para llegar a Leticia a tiempo, tal y como dijo el consejero Luis Fernando Velasco, que lo hayan hecho aún con errores metodológicos de fondo muestra la desorganización.

No sólo suspendieron a última hora. También, planearon la metodología sobre el tiempo. La Silla supo que el Gobierno solicitó información actualizada de indicadores por regiones al ministerio de Educación apenas hace 12 días, es decir, cuando ya habían hecho dos diálogos regionales.

“Cada sector envía una batería de indicadores, el estado de las cosas importantes de cada sector por regiones. Eso no es tan fácil de levantar actualizado porque además están pidiendo información a nivel de subregión, más específica. Si no tienes claro qué de lo que te van a pedir corresponde o no con la realidad de la región, no puedes proponer nada real”, le dijo a La Silla una fuente que trabaja en planeación con el Gobierno.

A eso se suma que el cronograma de los diálogos iba hasta el 21 de noviembre inicialmente (y ahora quizá se corra más tiempo con la suspensión de los de esta semana), aún cuando el Gobierno tiene plazo hasta el 15 de noviembre para presentar el borrador al Consejo Nacional de Planeación. Según el consejero Velasco no es problema porque pueden modificar el borrador después para agregarle la información extra. Pero es una muestra del desfase.

“Hemos sido víctimas de nuestro propio éxito. En Cali, al día de hoy (jueves pasado), los diálogos del Valle tiene más de 5 mil personas inscritas, van a aparecer muchos más y en el esquema de sistematización tenemos que hacer unos ajustes”, dijo el consejero Luis Fernado Velasco, explicando que la participación masiva también sobrepasó su capacidad logística.

En el caso de Ocaña, por ejemplo, la gente que iba inscrita para el jueves pasado (más de 3 mil personas) superaba los 80 salones que tenían disponibles en la Universidad Francisco de Paula Santander, donde iban a hacer el evento.

4. Las expectativas desbordaron la capacidad

Una persona que hizo parte del equipo coordinador del Plan de Desarrollo de Iván Duque, y que prefirió no ser nombrado porque está en el sector público, contó que durante la formulación, incluyendo las convocatorias regionales, asistieron más de 6 mil personas. Esa cifra contrasta con las de este Gobierno: sólo en el diálogo regional del Macizo que hubo en Popayán, asistieron un promedio de 3.500 personas, mientras que en el de Cali esperan más de 15 mil.

En los diálogos regionales que ya se hicieron, lidiando con la participación masiva, tuvieron que ampliar a 40 los participantes por mesas de trabajo, que tenían planeadas de 25, máximo 30 personas inicialmente. Incluso, en el diálogo del Magdalena Medio, durante el transcurso de la jornada del diálogo, tuvieron que abrir salones extra y a su vez habilitar mesas extra por temática a tratar, porque la gente seguía llegando.

De modo que la metodología, que apuntaba a que de cada mesa saliera un problema regional y una posible solución, resultó convirtiéndose en una lista de mercado muy amplia.

"Es importante que construyamos entre todos los elementos de una inteligencia colectiva. En estos diálogos es fundamental que pensemos en grandes estrategias, en proyectos con una mirada a 20 años”, fue el llamado de Jorge Iván González en el diálogo del Magdalena Medio para proponer temas más concretos.

Cuatro fuentes que han trabajado en planeación durante los últimos tres gobiernos coincidieron en decirle a La Silla que el problema de recibir tanta información es que la mayoría de cosas son irrealizables.

El ejemplo más cercano es el de la formulación de metas para los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, Pdet. Como lo planearon preguntando a las comunidades vereda por vereda y de una manera tan amplia, hay 32 mil iniciativas que hay que planificar, medir y hacerles seguimiento. Justo eso ha sido una de las complejidades de su implementación.

5. La metodología no se ajusta a las particularidades de cada subregión

“Las líneas (metodológicas) ya las trae el Gobierno. Vienen instauradas de una manera general que creen que es lo que debe ser el diálogo de la región, ahí ya partimos de un supuesto que no corresponde a la región”, le dijo a La Silla Camilo Rincón, representante de una asociación de municipios del César.

Según él, hay preocupaciones actuales en esa región que por la división de las mesas de trabajo, no tenían cabida y tampoco participación.

“Hay muchos ganaderos preocupados por invasión de tierras en el Sur del Cesar y ellos no estuvieron allí”, dijo Rincón sobre el diálogo del Magdalena Medio.

“Lo que pasa es que vienen desde Bogotá a querer hacer lo mismo que en todo el país. ¿Usted cree que somos iguales acá en el Cauca que en el Caribe? pues no, acá por ejemplo hay campesinos, indígenas y afros, todos con miradas distintas frente a las necesidades”, dijo Walter Aldana, líder social, coordinador político de la campaña de Petro en el Cauca y quien asistió al diálogo regional del Macizo colombiano que se realizó en Popayán el lunes pasado.

Aparte de las mesas divididas en los 6 ejes principales que ha determinado el Gobierno Nacional para todos los diálogos regionales, en el caso del de Popayán los asistentes exigieron que se abrieran otras tres mesas por ser clave para su región: cultura, víctimas y campesinos.

“Es necesario mejorar nuestra metodología. En el macizo llegamos en una zona donde hay un tejido social impresionante a decirle a las organizaciones sociales: ‘presenten ustedes un problema y una solución’. La gente que sabe nos dijo: ‘así no es, venga que nosotros hemos venido trabajando estas tareas de tiempo atrás’”, dijo Velasco al hablar sobre las razones que llevaron a repensar la metodología.

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