1. Fajardo no logró encarnar el cambio
En abril de 2021, cuando millones de manifestantes se habían volcado a la calle a protestar después de más de un año de pandemia que dejó cientos de miles de muertos, más pobreza y más desigualdad , Sergio Fajardo les pidió a los manifestantes que “buscaran otras formas de protestar” o que salieran a las calles “en otro momento”. El gobierno de Iván Duque acababa de sacar una reforma tributaria que encarecía los productos de la canasta familiar y el descontento era tan latente que el mensaje de Fajardo fue entendido por muchos como una señal de complacencia con el status quo.
“Fue otra forma de decir: lo que ustedes han vivido no es tan grave, puede esperar”, dijo Victoria González, docente investigadora en comunicación política del Externado. “El discurso de Fajardo ha sido excesivamente conciliador. Incluso mostrándose antiuribista es moderado. Eso hacía que no se viera como algo distinto”.
Gustavo Petro y su círculo, en cambio, estuvieron al frente de la indignación en las calles y meses después capitalizaron ese liderazgo. El Pacto Histórico arrasó en las elecciones legislativas y en las consultas. Aunque desde algunos sectores los señalaron de “incendiar el país”, al final, en ciudades como Bogotá y Cali, donde más se sintió el paro, Petro ganó sobrado porque encarnó la bandera de cambio y de descontento con el status quo.
Para la muestra, Johana Castro, una profesora del Distrito, aseguró sobre su voto por el Pacto en las consultas: “lo que tenemos ahora no nos sirve, había que votar por alguien distinto a los gobiernos de centro y de derecha”.
Sandra Borda, analista política, y quien fue candidata al Senado por el Nuevo Liberalismo, reconoce que “la gente está cansada del centro moderado y quieren algo más radical”.
Fajardo —coinciden varios expertos consultados para esta historia—era un outsider hace 12 años, pero en esta campaña, su tercera, ya no era novedad. “Se volvió paisaje. Sus ideas de transformar a la sociedad a través de la educación ya no pegan porque las viene repitiendo hace años”, dice la académica Lina Guisao.
2. Fajardo le dejó a Petro el rol de opositor
Después de sacar 4,6 millones de votos, Fajardo salió de la esfera pública y decidió concentrarse en su trabajo como profesor, dejándole todo el espacio de crítica al gobierno Duque a Gustavo Petro, quien se convirtió en el jefe de la oposición.
Durante la pandemia, cuando millones de niños se quedaron por fuera del colegio y un grupo de expertos en educación lideró una campaña para que regresaran, Fajardo optó por marginarse de este activismo público aunque hizo propuestas para su reincorporación.
Fajardo realmente apareció hace un año y unos meses, pero invirtió toda su energía y tiempo en defenderse de las investigaciones que le abrieron la Contraloría y la Fiscalía por su supervisión de su delegado en la junta de Hidroituango y por haber contraído una deuda pública en dólares.
Para ese momento, Petro ya llevaba cuatro años de campaña, una buena parte de ella caricaturizando a Fajardo como el que se había ido a ver ballenas.
3. Fajardo nunca logró unir a la coalición de centro detrás suyo
Sergio Fajardo duró casi un año tratando de armar la coalición Centro Esperanza. Pero la realidad es que nunca logró consolidar al centro detrás suyo.
Fajardo está intentando llegar a la Casa de Nariño desde 2010, pero nunca consiguió convertir a Compromiso Ciudadano en un partido político. Se quedó esperando a que la reglamentación del Acuerdo con las Farc le facilitara hacerlo y esa reglamentación nunca se dio.
Tampoco logró poner a la Alianza Verde, el partido más grande de la coalición, detrás suyo. Ese partido se convirtió rápidamente en un caballo de Troya del petrismo que socavó por dentro la estructura política en la que se podría haber apoyado Fajardo.
El copresidente de ese partido, Carlos Ramón González, muy cercano a Petro, y uno de los más poderosos dentro del Verde, siempre le apostó a hacer parte del Pacto Histórico. También se fueron con Petro figuras como Katherine Miranda, la votación más alta en Cámara, Inti Asprilla, y han ido saltando a ese barco de a pocos Duvalier Sánchez, Catherine Juvinao, Carolina Espitia, Wilmer Castellanos y Neyla Ruiz.
Luis Ernesto Gómez, el exjefe de Gabinete de Claudia López, también terminó en el petrismo. Además anunciaron adhesiones gente del Nuevo Liberalismo como Viviana Vargas, Nicolás Suárez y Diego Rivera.
Esto golpeó a Fajardo no tanto por los votos que pudieran haber movido como por el hecho de que reforzó la idea de que Fajardo estaba solo y que incluso los del centro no creían en él.
Esa fragmentación del centro se volvió evidente en las consultas de marzo. El discurso de Fajardo de que eran el único candidato capaz de “unir al país” chocaba con la realidad de que no había tenido el liderazgo suficiente para unir a los de su coalición. Esa disonancia lo golpeó.
“No es solo un problema de Fajardo, cualquier candidato que hubiera salido de esa coalición habría salido débil, porque siempre estuvo fragmentada”, explica María Fernanda Rojas, concejal verde de Bogotá y quien terminó con Gustavo Petro, de quien fue su funcionaria.
Lo mismo piensa el senador verde Antonio Sanguino, quien estuvo con Fajardo hasta el final, pero que reconoció que las peleas dentro del Verde sumadas a las peleas dentro de la coalición hicieron mucho daño.
Y a esta fragmentación se sumó que incluso antes de llegar a la primera vuelta, ya miembros de su primer círculo como su jefe programático, Alejandro Gaviria, lo daban públicamente por derrotado con declaraciones como las que hizo al Financial Times.
4. Fajardo no logró pasar de ser un candidato de la calle a uno de las redes
Sergio Fajardo innovó una nueva forma de hacer política cuando incursionó en la política de Medellín y sorprendió a todo el mundo ganando la Alcaldía. Con un look descomplicado, volanteando por las calles, y sin hacer alianzas políticas, Fajardo derrotó a la clase política de la ciudad y a la de la región cuando se convirtió en gobernador de Antioquia. Luego casi lo repite en las elecciones presidenciales del 2018. Esta vez no fue la excepción y trató de hacer una campaña casi idéntica.
Pero ya Fajardo no era el outsider. Y la política del 2022 es radicalmente diferente a la de hace 20 años cuando arrancó su carrera pública. La política hoy en día está dominada por las redes sociales, como lo demostró el triunfo de Rodolfo Hernández. Y aunque Fajardo intentó volverse más digital, le costó trabajo adaptar su campaña y su personalidad a ese cambio monumental en la política.
5. Rodolfo le arrebató la tercería produciendo emociones
Sergio Fajardo planteó su campaña como una tercería que lograría colarse entre los extremos del uribismo y el petrismo, como lo había intentado en 2018.
Cuando durante la consulta Alejandro Gaviria propuso una definición del centro diferente, marcada no por una forma de hacer política no clientelista ni por oposición frente a Duque y Petro, sino por una oferta ideológica de corte liberal, el rechazo de Fajardo a esa línea fue contundente.
Heredero de la Ola Verde, la propuesta de Fajardo giró alrededor de una forma diferente de hacer política sin una propuesta ideológica fácilmente identificable para la gente, más allá de que no era Petro ni Duque.
Fajardo decidió no moverse un poco a la derecha para convertirse en la alternativa a Petro, dejándole ese espacio abierto a Federico Gutiérrez. En cambio, se movió más a la izquierda con la idea de que los colombianos votarían por un cambio y que el de él, más gradual, sería la otra opción.
La aparición de Rodolfo Hernández le arruinó la “remontada” que planeaba después de triunfar en la consulta porque de una manera casi caricaturesca, el ingeniero se convirtió en esa tercería.
Por fuera de la derecha, el centro o la izquierda, Rodolfo se convirtió en la alternativa a Petro y a Uribe y ofreció un cambio radical en las formas de hacer política acudiendo a una estrategia puramente digital, sin apoyos clientelistas, y con un lenguaje políticamente incorrecto similar al que le dio a Trump su triunfo en Estados Unidos.
Sergio Fajardo tenía el programa más sólido. Así lo aseguraron expertos en educación, ambiente, y en seguridad que concluyeron que sus propuestas eran las más completas. Sin embargo, eso no le alcanzó para conectar con los electores.
El analista Camilo Granada lo describe así: “Sus propuestas, buenas por comparación, no generaban ni adhesión, ni rechazo, ni titulares, ni debates. Mientras las de Petro, viables o no, fueron noticia todos los días”.
En la misma línea la académica Lina Guisao dice: “Fajardo no va a salir a decir que se van a suspender las elecciones porque sus principios no lo dejan (Cosa que hizo Petro). Pero en política necesitas dar golpes de opinión. Fajardo es predecible. Con él uno no se sorprende”.
Por eso, cuando Fajardo dijo en el debate de Semana y El Tiempo que “no inspiraba nada” en el contexto de que no inspiraba el miedo o el odio que provocaban Petro y Fico en sectores del electorado, la frase sacada de contexto se volvió un meme. Un meme que fue ratificado el domingo con una votación que dejó al centro aniquilado.