Esta semana el presidente Juan Manuel Santos hizo oficial la ampliación del Parque Nacional Chiribiquete, que ahora tiene 27.808 kilómetros cuadrados -más del doble que antes- y queda del mismo tamaño de Haití. Lo que no se ha mencionado hasta ahora es que éste es apenas uno de los proyectos de parques nacionales con los que está corriendo Parques Nacionales. Y corriendo contra el reloj porque tiene poco menos de un año para avanzar en los procesos y así blindarlos contra la minería.

Esta semana el presidente Juan Manuel Santos hizo oficial la ampliación del Parque Nacional Chiribiquete, que ahora tiene 27.808 kilómetros cuadrados -más del doble que antes- y queda del mismo tamaño de Haití, convirtiéndose en el segundo mayor parque de toda Sudamérica por detrás de Tumucumaque en Brasil.

Lo que no se ha mencionado hasta ahora es que Chiribiquete es apenas uno de los proyectos de parques nacionales con los que está corriendo Parques Nacionales. Y corriendo contra el reloj porque tiene poco menos de un año para avanzar en los procesos y así blindarlos contra la minería.

Esto porque uno de los mayores temores de la reapertura de la ventanilla de títulos mineros este julio, tras haber sido congelada durante dos años mientras se ordenaba el caos en el que estaba el catastro minero, era que muchas áreas naturales que están en proceso de ser protegidas pudieran ser solicitadas por empresas mineras. Y que, al avanzar al mismo tiempo el proceso de titulación y el de declaratoria de parques, pudiesen quedar problemas a futuro como el que existe con el título concedido a la minera canadiense Cosigo Resources dos días después de creado el Parque Yaigojé-Apaporis en 2009.

La ‘solución salomónica’ a la que llegaron los funcionarios de Minas y de Ambiente en mayo fue que un número de zonas que están en proceso de protección serían excluidas del área titulable para minería mientras tanto. Estas “reservas de recursos naturales”, incluyendo a Chiribiquete, quedaron protegidas durante un año, que puede ser prorrogado en julio próximo por otro más.

Por eso Parques Nacionales -que dirige Julia Miranda- está corriendo con los procesos, ya que solicitar un título se demora un par de meses pero declarar un parque puede tardar hasta cinco años por la consulta previa, como en el caso de la ampliación de Chiribiquete.

Estos procesos ya no deberían demorarse tanto porque, como contó La Silla, uno de los pocos efectos ‘benéficos’ de la caída de la reforma al código de minas es que ya no es obligatorio el concepto previo de MinMinas para las nuevas áreas, que frenó procesos como el de la Estrella Fluvial del Inírida -que se declarará humedal Ramsar- durante dos años. Pero en todo caso sí se demoran más de lo que le toma evaluar las solicitudes a la Agencia Nacional de Minería, que dirige María Constanza García y que ha venido negando todas las solicitudes que se han hecho en áreas protegidas

En especial, están corriendo para crear los parques que buscan proteger ecosistemas que no están representados en el sistema de Parques y que han sido identificados como prioritarios en el Plan de Desarrollo de Santos.

Para salvaguardar los ecosistemas marinocosteros está la Playona de Acandí en Chocó, que terminó consulta previa y está lista para el último paso en la Academia de Ciencias, con lo que podría nacer el parque número 57 a finales de este año. Y también Bahía Portete en La Guajira -en plena fase de consulta- y Cabo Manglares en Nariño.

Para preservar los ecosistemas del Orinoco están Cumaribo (Vichada), Manacacías (Meta) y las Selvas de Lipa en Arauca. Y para el bosque seco tropical, están los Bosques Secos del Río Patía, entre Cauca y Nariño, y el que reúne la Serranía de San Lucas y los Humedales de Nechí entre Antioquia y Bolívar.