Juan Manuel Santos cedió, una vez más, ante la presión popular.
El Representante del Partido Verde Carlos Andrés Amaya (abajo) es uno de los grandes ganadores del retiro del proyecto de ley.
Manifestaciones culturales se ganaron el aprecio de la opinión publica y la mirada de los medios.
 

Con el anuncio del Presidente Santos de que retirará del Congreso el proyecto de reforma a la educación si los estudiantes levantan el paro en las universidades, el movimiento estudiantil se anota su primera victoria. Por su parte, el presidente Juan Manuel Santos le quita fuerza a la movilización de mañana, que promete ser multitudinaria, le salva (por lo menos temporalmente) el pellejo a su Ministra de Educación María Fernanda Campo y mantiene cohesionada a la Unidad Nacional en la recta final para que aprueben varios proyectos de ley claves, especialmente al Partido de La U.

Santos dijo que su decisión obedecía a que había escuchado las voces de estudiantes y de congresistas que le pidieron retirar el proyecto porque el paro estudiantil produciría grandes inconvenientes: perder un semestre implica que nadie se gradúa y que los bachilleres no encuentran cupos en las universidades. Pero condicionó el retiro a que se levante el paro en las universidades. “Iniciamos un diálogo para volverlo a presentar (el proyecto) el año entrante”, dijo Santos.

Que el Presidente ofrezca retirar su proyecto de reforma es una aceptación de que los estudiantes le ganaron este pulso a través de sus marchas pacíficas y es otra demostración de que ante la presión popular, el Gobierno cede. Pero también hay otras razones estrictamente pragmáticas.

Santos cede otra vez antes la presión popular

Santos hizo el anuncio precisamente un día antes de una de las mayores demostraciones de fuerza de los estudiantes: para mañana está citada una marcha en Bogotá que, según los estudiantes, convocaría a más 100 mil personas.

Además, según Fecode, casi 600 mil profesores y estudiantes de los últimos grados de colegio participarán en la movilización. Para hacerse a una idea, en la marcha contra las Farc de febrero de 2008 se calcula que marcharon en Bogotá entre uno y dos millones de personas.

Los preparativos para la marcha están andando hace varios días. Desde el martes empezaron a salir para Bogotá estudiantes de Villavicencio, o de Pereira, por ejemplo. Y esta mañana la alcaldesa Clara López estaba buscando un lugar para poder acomodarlos.

El tamaño de las marchas hace prever que Bogotá se va a infartar. Los estudiantes de otras ciudades entrarían por cuatro lugares y marcharían hasta el centro; los de Bogotá tendrán por lo menos 12 recorridos diferentes.

Además, los estudiantes estaban empezando a recoger firmas para tumbar a la Ministra de Educación. El Senador del Polo Camilo Romero estaba promoviendo una petición para pedir la renuncia de la Ministra, a través de esta página web. A la una de la tarde, la petición ya había sido firmada por más de 25 mil personas. Y, según contó una fuente oficial, en el Gobierno comenzaba a crecer el temor de que una bancada del Congreso comenzara a pedir la cabeza de la Ministra Campo.

Con su anuncio, Santos le puede quitar aire a esa demostración de fuerza. Una cosa es marchar contra un gobierno que no quiere dar su brazo a torcer (hace menos de un mes Santos dijo que “la reforma va porque va”) y otra, hacerlo contra uno que está dispuesto a retirar la reforma y sentarse a dialogar con los estudiantes.

Según contaron estudiantes a La Silla Vacía, en este momento la Policía tiene bloqueados los buses en La Línea que traen estudiantes desde Antioquia y el Eje Cafetero. A unos que venían a pie los detuvieron desde Medellín. Y el temor que tienen algunos de ellos es que, con el anuncio, Santos busque poner en su contra a los medios de comunicación y a la sociedad que finalmente había entendido la necesidad de invertir mayores recursos en las universidades. “Ya nos están llamando los medios a decir que los profesores y los estudiantes somos sordos frente a un gobierno flexible que está dispuesto a retirar el proyecto”, dijo Milena Murillo, de la Federación Nacional de Profesores Universitarios, a La Silla Vacía. “Pero tenemos que esperar a que de verdad lo retiren”.

Por ahora, las marchas de mañana siguen adelante.

Así la marcha no resulte tan multitudinaria como lo tenían pensado, los estudiantes pueden reclamar justamente la victoria, pues lograron que el Gobierno estuviera dispuesto a sentarse a concertar con ellos un proyecto nuevo.

El balón queda en la cancha de los estudiantes

Los estudiantes deberán ahora definir si aceptan o no la condición que planteó Santos. Mantener el paro sería desafiar una vez más al Gobierno y radicalizar su posición, con el riesgo de perder el apoyo de parte de la población. Levantarlo mañana es difícil por el poco tiempo que queda y por la necesidad de consultar a las diferentes organizaciones estudiantiles.

Sergio Fernández, de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil, Mane, que es ahora el órgano central que coordina las protestas, le dijo a La Silla Vacía que las marchas de mañana se mantendrán, mientras se reúne la Mane y se toma una decisión sobre la propuesta de Santos. Para la próxima semana ya estaba programada una reunión programática de la Mane, que se deberá ocupar del tema.

Sobre el paro no hay respuesta aún por parte de los estudiantes. Fernández dijo que están evaluando la situación.  Lo más seguro es que lo hagan pues tienen todo para ganar y nada para perder. Si Santos no cumple su palabra, vuelven al paro.

El representante a la Cámara Carlos Andrés Amaya, que es líder estudiantil y cuyas opiniones tienen fuerza dentro del movimiento estudiantil, ya dijo vía Twitter que en su opinión se debería terminar este semestre y construir un nuevo proyecto con tiempo. Es decir, que se levantaria el paro.

Pero otros líderes estudiantiles han dicho que se mantendrá el paro hasta que el Gobierno retire efectivamente el proyecto. Juan Sebastián López, de la Mane, dijo a El Tiempo: “hasta que sepamos cómo será este proceso nos mantendremos en paro”; Cindy Becerra, de la Universidad de Antioquia, afirmó a Caracol que para levantarlo esperarán a que se retire el proyecto, se abran espacios de discusión, se desmilitaricen los campus y se liberen a los retenidos en las protestas.

Sergio Fernández le explicó a La Silla Vacía que lo que pasa es que sólo la Mane, que reúne a 2 mil personas y a más de 300 organizaciones, es la única instancia que puede decidir sobre el futuro del paro. Y que, aunque convocaron a una reunión de urgencia, debido a su tamaño sólo se podrá reunir el sábado para definir si se levanta o no el paro. Hasta ese momento, no hay una respuesta oficial a la propuesta de Santos, que les dejó un plazo muy estrecho (unas 12 horas) para tomar la decisión.

Todo indica que el paro se levantará entre el sábado y el lunes. Salvo que la Ministra Campo, con su falta de habilidad política, siga insistiendo en que echarán a los estudiantes que no vuelvan a clase.

Más allá de la Educación

La decisión de Santos, en todo caso, no obedece sólo a querer conciliar con los estudiantes. Santos debe atender otro flanco, el de la coalición de congresistas de la Unidad Nacional.

En el Partido Verde los congresistas Carlos Andrés Amaya y Ángela María Robledo fueron fuertes críticos de la propuesta de educación del Gobierno desde un principio. Pero esta mañana se les sumaron miembros del Partido Liberal y de La U, que estaban citados para discutir el tema con Santos.

Plinio Olano, senador de La U, dijo antes de entrar a la reunión que no queda tiempo para sacar la reforma adelante, a menos de que el Gobierno se la juegue con un mensaje de urgencia, lo que le parece inconveniente. Similar posición tomaron Simón Gaviria, presidente de la Cámara de Representantes, y el senador Luis Fernando Velasco. Los dos congresistas liberales, que desde hoy son miembros de la dirección liberal, anunciaron que creían que lo mejor era suspender el trámite de la reforma. “Una ley con tanta oposición y con tanto desconocimiento es una ley con poco futuro”, dijo Velasco.

Es interesante que la petición haya venido directamente de La U. Según supo La Silla Vacía de una fuente de alta credibilidad, desde la misma Casa de Nariño se mandó la razón al partido del Presidente pa,ra que sus miembros solicitaran el retiro del proyecto, que se le había vuelto una papa caliente a Santos. Y en todo caso, Santos quería hacerle un ‘gesto de concesión’ a La U después de que el martes de la semana pasada, la bancada de La U le protestó a Santos por varios ministros y porque trataba al Partido Liberal como si fuera el partido de Gobierno. Al dejarse pedir de La U el retiro del proyecto y concedérselo, Santos fortalece a su partido frente a la opinión pública.

Y es que es poco lo que gana Santos con insistir en este proyecto. Después de que la Ministra, ante el rechazo de toda la comunidad educativa, le tuvo que peluquear el componente del ánimo de lucro para las universidades y la participación activa del sector privado en el sistema de educación, que eran las dos reformas sustanciales de su proyecto inicial, la actual reforma es poco lo que realmente transformaría la educación. (Uno de los puntos más fuertes, que es el que concierne al Icetex, ya se había sacado por una ley paralela aprobada recientemente que reduce las tasas de interés al mínimo). Lo que cambia es tan poco que al Gobierno no le vale la pena darse semejante lapo. Y sí se puede convertir en un caballito de batalla para que los congresistas -sobre todo los de La U- encuentren otra razón para no caminar al ritmo del presidente Santos.

Santos tiene menos de dos meses para sacar adelante varios proyectos legislativos clave: el del ‘marco para la paz’, que es fundamental, no tanto para la paz, como para permitir que la Fiscalía seleccione los casos más icónicos de Justicia y Paz y se logre que por lo menos haya más de una condena a los paramilitares. Este tema es fundamental para el Gobierno, que teme que ante la evidente impunidad del horror paramilitar, la Corte Penal Internacional comience a mirar más detenidamente a Colombia.

Está también la reforma a la Justicia, que es todo un desgaste para el Gobierno. Y, sobre todo, hay dos proyectos económicos que son fundamentales. Por un lado la capitalización de Coltel. Sin este proyecto, el Estado tiene que pagar 8 billones de pesos del pasivo pensional, según dijo a Portafolio el Viceministro de Hacienda Bruce Mac Master.

El otro proyecto es el de las vigencias futuras, que limitará el uso de vigencias futuras por parte de departamentos y municipios sólo para realizar megaobras y cuando haya concepto favorable de Planeación Nacional. Este proyecto destrabaría unos 22 billones de pesos que no se han podido ejecutar porque están destinados a megaobras que no se pueden hacer en un solo período y por eso necesitan las vigencias futuras.

Entonces, por todas estas razones, la Reforma a la Educación quedará enterrada mañana bajo las arengas de los estudiantes. Y el reto será para ellos resucitarla el próximo año con propuestas concretas para mejorar la educación. Ahí sí pasar de la protesta a la propuesta.

Nota de la Editora: a las 6:31 p.m. esta nota fue actualizada con nueva información.

Fui usuario y luego periodista de La Silla Vacía. Tras más de una década haciendo de todo en esta escuela de periodismo, de la que fui director editorial, me fui a ser lector y SuperAmigo. Ahora me desempeño como redactor jefe de El País América Colombia.