Con el veto de Fajardo a César Gaviria, aparece la línea de fractura del centro

Con el veto de Fajardo a César Gaviria, aparece la línea de fractura del centro
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Sergio Fajardo le puso condiciones a Alejandro Gaviria para entrar a la Coalición de la Esperanza: desprenderse de César Gaviria

La Coalición de la Esperanza que lidera Sergio Fajardo le marcó condiciones a la entrada de Alejandro Gaviria a esa consulta interpartidista. Dijo que puede entrar, pero sin el respaldo de César Gaviria y su estructura del partido Liberal. De esta manera, se evidenció la primera línea de fractura del centro que podría amenazar, como ya sucedió en 2018, su llegada a la segunda vuelta presidencial.

Fajardo fijó esa postura inicialmente en una entrevista con el medio Última Hora.

“Yo hago parte de la Coalición de la Esperanza donde estamos construyendo, vengo de la política alternativa, nunca he estado en un partido tradicional, Alejandro tiene el apoyo liberal de César Gaviria que está detrás de muchas de las cosas, o eso parece, estamos recorriendo caminos diferentes”, dijo Fajardo.

Esa marcada de territorio tiene el respaldo de otros integrantes de la Coalición como Juan Fernando Cristo, Jorge Robledo y Juan Manuel Galán, y sorprendió a otros arquitectos de ese acuerdo como las congresistas verdes Angélica Lozano y Juanita Goebertus.

La sorpresa creció porque Fajardo no reculó en el transcurso del día.

En entrevista con Semana dijo que, aunque Alejandro Gaviria tenía las puertas abiertas en la Coalición, podía entrar siempre y cuando se desprendiera de la sombra del expresidente César Gaviria.

“Espero que nos podamos encontrar, estoy convencido de que el centro tiene la oportunidad para cambiar las formas. Pero hay una frase que repito siempre, la forma como se llega al poder, así se gobierna. No crea que apoyado en el clientelismo después cuando se llegue al poder se desaparece ese clientelismo porque el clientelismo después cobra, cobra con puestos, con contratos, la experiencia está ante los ojos de todos”, añadió Fajardo.

Ahí, Alejandro Gaviria respondió con las dos caras, respaldando la tesis de Fajardo de un centro transformador, pero sin descartar el respaldo liberal. “Sergio, estamos en lo mismo: transformar a Colombia desde el centro político y ofrecer una esperanza de cambio de verdad. Pensemos en un centro incluyente. Trabajemos para que la consulta de marzo nos permita unirnos en este propósito”, dijo el exministro.

¿Qué hay detrás del rifirrafe?

Este intercambio entre Fajardo y Gaviria tiene varios trasfondos: uno filosófico, otro electoral, y quizás uno más personal.

El filosófico tiene que ver con la definición del centro, tanto en sus posturas programáticas como en sus métodos de hacer política.

¿Es el Partido Liberal un partido de centro? Esa es una pregunta difícil de contestar, porque este partido tradicional es una amalgama de facciones. Hay un combo de primíparos, especialmente de Cámara, que han movido temas liberales: eutanasia, legalización de cannabis medicinal, medio ambiente, y en ciertos momentos se han puesto del lado de la oposición en debates de control y unas mociones. 

Hay otros liberales, muy cercanos a César Gaviria, como Mauricio Gómez Amín, Fabio Amín, Miguel Ángel Pinto que son más de derecha y cercanos al Gobierno de Iván Duque.

Y hay un sector más de izquierda, como Luis Fernando Velasco y Guillermo García Realpe que van camino al Pacto Histórico de Gustavo Petro.  

El expresidente Gaviria, por su parte, ha sido siempre un hombre de ideas liberales de centro, pero también muy pragmático, tanto que después de ocho años de jugársela a fondo por el Acuerdo de Paz, antes de la segunda vuelta se alió con Iván Duque (que lideró el NO) con el argumento de que consideraba que era mejor que Petro y creía que estando de ese lado podía ayudar a salvar el Acuerdo de Paz.

Su alianza con Duque es una de las razones que esgrimió ayer la Coalición de la Esperanza para condicionar la entrada de Gaviria: “Somos una Coalición de oposición y de alternativa a lo que significa el gobierno Duque y los partidos que lo han venido acompañando. Mal haríamos apostando a un cambio sobre la base de estar con los mismos que están acompañando a Duque”, dijo Juan Fernando Cristo a El Espectador, en una entrevista colectiva. 

Pero, en la práctica y después de los primeros meses de gobierno, el rol de César Gaviria frente a Duque ha sido más de opositor que de aliado. Por ejemplo, su postura fue clave para tumbar las objeciones de la coalición de derecha a la JEP. En medio del anterior paro nacional Gaviria terminó apartándose del gobierno en momentos claves como la fallida reforma tributaria o la moción de censura al ministro de Defensa, Diego Molano. Gaviria también ha sido un duro crítico de Duque públicamente, en sendas entrevistas.

El Partido Liberal no tiene un ministerio en el gobierno y aparece oficialmente como independiente aunque el sector más clientelista del partido le ha votado a favor varias cosas del gobierno, y como bancada han acompañado proyectos de aliados del gobierno como el Código Electoral del Registrador o la reforma a la Justicia de la procuradora Margarita Cabello.

En los métodos de hacer política, el Partido Liberal sí ha sido desde su creación y hasta la fecha un partido clientelista, como lo ha sido también su jefe, César Gaviria.

Fue esa forma de hacer política de Gaviria y el Partido Liberal, justamente, la razón por la cual en 2018 Fajardo decidió no tomarse el tinto (o hacerlo cuando ya era demasiado tarde) con Humberto de la Calle para pensar en una alianza, a pesar de que personalmente admiraba al ex negociador de paz. Y fue, precisamente, esa decisión la que a la postre le propinó su derrota porque los votos que le faltaron para ganarle a Petro fueron los pocos que ganó De la Calle.

Tras haber asimilado las lecciones de la derrota, el Fajardo 2022 había empezado esta campaña con una actitud más pragmática frente a las alianzas. Y había sorprendido a más de uno sentándose a discutir las reglas de la Coalición de la Esperanza con alguien como Juan Fernando Cristo, un exponente claro de la política tradicional clientelista (dentro del Partido Liberal, además).

Consultado sobre su decisión de construir una alianza con personas que tenían el estilo de hacer política que él siempre había criticado, Fajardo dijo hace unos meses a La Silla que había entendido que el mayor problema que enfrentaba hoy Colombia era la polarización y que en esa medida lo importante y prioritario era lograr un centro unido contra los extremos.

Muestra de ese nuevo pragmatismo es que en una gira por el Caribe en marzo, Fajardo tuvo reuniones en Cartagena y Barranquilla a las que asistieron empresarios con nexos charistas, líderes de opinión cercanos al petrismo y políticos con trayectoria en partidos tradicionales. 

La Silla le preguntó a Fajardo por qué había regresado a su posición más purista del 2018 pero el candidato no pudo respondernos antes del cierre de esta historia.

El trasfondo electoral

Esta discusión tiene también un trasfondo electoral.

Si Alejandro Gaviria entra con el apoyo abierto o camuflado del Partido Liberal tendría de entrada una ventaja sobre Fajardo en la consulta del centro, pues contaría con la maquinaria de un partido que tiene en la actualidad la bancada más grande en la Cámara de Representantes (35 representantes con estructura política en las regiones) y 14 senadores.

Además, en las pasadas elecciones locales fue el partido más votado en concejos (2,6 millones de votos) y asambleas (2,2 millones).

Y no es solamente una cuestión de tener los votos, que no son necesariamente endosables, sino que no es lo mismo llegar a un pueblo a hacer campaña sin conocer a nadie, que hacerlo donde ya hay un político que puede presentarlo, convocar a la gente, etc. Más para un candidato como Gaviria que jamás ha hecho una gira política ni se ha parado en una tarima a echar un discurso político.

Gaviria ha dicho que quiere primero conseguir las firmas para tener un aval como independiente y luego de demostrar su viabilidad como candidato, sí sentarse a negociar eventuales alianzas en sus propios términos.

Como contamos, dentro del proceso de recolección de firmas de la campaña no hay ningún dirigente liberal porque quien ha asumido la coordinación es la representante verde, Juanita Goebertus.

A eso se suma que el exministro se ha mostrado reacio a reunirse con los congresistas rojos. Tanto, que varios de ellos se quejan públicamente de que cuando las bases rojas quieren ayudar con la recolección de las firmas los dejan por fuera de la foto.

Y eso tiene molestos a algunos congresistas de ese partido. “Cualquier candidato quisiera tener el partido más grande, Petro nos recibiría sin dudarlo. Y el señor del 3 por ciento en las encuestas (Gaviria) diciendo que no”, señaló un congresista liberal ante el trato recibido por Gaviria.

Sin embargo, para la campaña de Gaviria esta distancia frente a los liberales es más un asunto de secuencia, que de principios.

Ellos no quieren rechazar de plano el apoyo del Partido Liberal, porque saben que más temprano que tarde lo necesitarán si quieren ganar no solo la consulta de marzo sino eventualmente la Presidencia. Como ha dicho el politólogo Francisco Gutiérrez, para ser presidente de Colombia “hay que tener un pie en la presentación y otro en la representación” y hasta ahora nadie ha sido Presidente yéndose contra los partidos.

Además, Gaviria, a diferencia de Fajardo, no le tiene asco a los políticos ni tampoco vetos, aunque su rechazo a las prácticas clientelistas cuando era ministro de Salud era tan tajante como el de Fajardo.

“Yo quiero ser un factor transformador de ese partido (Partido Liberal). Si quieren apoyarme yo estaría dispuesto a aceptar algún tipo de apoyo, pero bajo una defensa clara programática de las ideas liberales”, dijo Gaviria a Diario Criterio, dejando abierta la puerta para una alianza en el futuro. 

En todo caso, este contrapunteo le ha servido a Fajardo para marcar una diferencia frente a Gaviria en su total independencia frente a partidos tradicionales, que es un activo de su ‘marca’ por el que también aspira a competir el ex rector de la Universidad de los Andes.

El trasfondo personal

Y detrás de este episodio hay también, quizás, un elemento personal. Aunque La Silla no lo pudo verificar porque no pudo preguntarle a Fajardo, la antipatía entre el candidato y César Gaviria va más allá de lo meramente político.

Hay personas cercanas a Fajardo que están convencidas de que detrás de las polémicas investigaciones contra el candidato está la mano vengativa de César Gaviria.

La teoría que manejan es que Gaviria no le perdona a Fajardo haberle hecho el feo públicamente a la alianza con el Partido Liberal en las presidenciales del 2018 y habría incidido en que el Contralor, Felipe Córdoba, lo acusara y sancionara por lo de Hidroituango a pesar de que el piso jurídico de dicha acusación contra él y otra decena de personas es endeble.

Esa teoría de la conspiración —que Fajardo jamás ha mencionado y La Silla no sabe si cree en ella— tiene el ‘hueco’ que, como contamos, Pipe Córdoba ya tiene dos antecedentes de investigaciones muy cuestionables contra el candidato desde 2016, cuando Gaviria todavía no había sufrido ningún desplante, y era el rival directo de Germán Vargas Lleras (también cercano a Córdoba).

Sin embargo, es cierto que el Contralor es muy amigo de César Gaviria y en general del partido Liberal. El apoyo del expresidente y su bancada fue determinante para que Córdoba ganara la elección del cargo en 2018. Esta imagen de Gaviria y Córdoba abrazados tras esa elección habla por sí sola:

Y, es diciente que a raíz de las declaraciones de ayer de Fajardo, Gaviria tardó segundos en arremeter, trayendo a colación las investigaciones del Contralor: “Primero resuelva sus gravísimos problemas con la justicia y los organismos de control, luego hablamos de sus otros entuertos”.

Las consecuencias

Cómo se resuelva este contrapunteo entre Fajardo y Gaviria —que son amigos desde hace años y además tienen una identidad programática hasta el punto de que hay más de un meme llámandolos ‘Alejardo’— comenzará a marcar el destino del centro.

Si Gaviria acepta las condiciones de Fajardo, la Coalición de la Esperanza le quitaría al liberalismo otra ficha clave, dado que ya están allá Humberto De la Calle, Juan Manuel Galán y Juan Fernando Cristo.

En ese escenario, entonces, el Partido Liberal se podría quedar fuera del tarjetón presidencial porque los otros que aspiran al aval rojo, los exgobernadores Luís Pérez y Eduardo Verano, ni siquiera registran en las encuestas.

El plan de que Gaviria sea ese candidato liberal tiene un marco institucional y es que César Gaviria ya había definido que todos los candidatos al Congreso tienen la obligación de apoyar al candidato presidencial que el partido entre a respaldar en una consulta interpartidista

Y en ese eventual escenario, entonces, se dividirían los apoyos rojos entre los que siguen a Alejandro Gaviria por convicción, y los que se van con Petro y el uribismo, sumándole votos a la izquierda y la derecha.

Si, por el contrario, Alejandro Gaviria se resiste a dejarse imponer condiciones hay dos escenarios.

El más improbable, porque todos saben que significaría su derrota, es que tanto él como el candidato de la Coalición de la Esperanza lleguen por su lado a la primera vuelta dividiendo los votos del centro.

Y el otro, es que Gaviria siga con su plan inicial de posicionar su nombre como independiente, dejando de ladito al Partido Liberal pero sin rechazar su apoyo, mientras hace campaña y se da a conocer. Si de acá a enero puntea en las encuestas, sería inviable para el centro dejarlo por fuera de la consulta puesto que ésta se terminará haciendo alrededor del que aparezca más viable. Y si de acá a enero se desinfla, esta discusión de ayer pasará al anecdotario electoral.

Lo que sí revelará es el carácter tanto de Fajardo como de Gaviria, que al final, es lo que más anticipa el tipo de líderes que podrían ser en el futuro.

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