Con Garzón, Uribe encuentra su centro en Bogotá

Silla Cachaca
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Ángela Garzón, luego de conocer el resultado de la encuesta en la que fue designada como candidata del Centro Democrático en Bogotá.

Con Ángela Garzón como candidata del Centro Democrático a la Alcaldía de Bogotá ese partido tiene la oportunidad de pelear por los votantes de derecha más tirados al centro y menos uribistas. Falta definir si va a una consulta con Miguel Uribe.

La designación de la concejal Ángela Garzón como candidata del Centro Democrático a la Alcaldía de Bogotá le da a ese partido de derecha un chance de meterse en la pelea por conquistar a los electores de centro, que será la franja más peleada.

Lo que sigue es su posible participación en una consulta interpartidista en mayo que defina un solo candidato de la centroderecha, y para la que hasta el momento sólo tiene un competidor: el exsecretario de Gobierno de Enrique Peñalosa, Miguel Uribe Turbay (puede que Cambio Radical tenga otro).

Frente a Uribe, que es el candidato que más representa la continuidad de las políticas del Alcalde a pesar de la impopularidad de éste, Garzón tiene la ventaja de que se ha venido distanciando de Peñalosa al tiempo que mantiene sus críticas a la izquierda.

Lo que está por verse es si eso la impulse al punto de vencer a un político como Uribe Turbay, que ha tejido vínculos con los distintos partidos tradicionales que integran la coalición que ha respaldado a Peñalosa.

 

Ni de sangre uribista ni peñalosista

El Centro Democrático informó que el resultado final, frente a la pregunta de quién debería ser el candidato de ese partido a la alcaldía, la ganó Garzón con el 41,9 por ciento, seguida del ex representante Samuel Hoyos (37,7 por ciento) y del concejal Diego Molano (20,4 por ciento).

La Silla Cachaca solicitó desde el momento en que se conocieron esos resultados los pormenores de la encuesta con su ficha técnica, pero al cierre de esta historia no nos los habían eniviado ni Nubia Stella Martínez, Directora del partido, ni concejales y militantes a los que se los solicitamos.

“A nosotros no nos los pasaron”, nos dijo un concejal que estuvo presente en la sede del partido cuando se dio a conocer el resultado.

Lo que nos explicaron es que hubo dos encuestas.

Una que hizo el Centro Nacional de Consultoría (CNC) por teléfono a 2.316 militantes del Centro Democrático, que tenía un peso del 15 por ciento; y otra que hizo Yanhass de manera presencial a 2.312 personas del común, sin importar su filiación política, y que tuvo un peso del 85 por ciento.

En la que se hizo entre militantes uribistas ganó Hoyos con el 39,4 por ciento, seguido de Molano con el 31,4, y de Garzón con el 29,2.

Mientras que la que se hizo sin importar la filiación política la ganó Garzón, aunque no pudimos conocer sus resultados. Haciendo el cálculo, Garzón debió sacar el 44,1 por ciento, Hoyos el 37,4 y Molano el 18,46.

Como la encuesta presencial entre no uribistas tenía muchos más peso, fue la que impulsó a Garzón.

Es decir: a ella la eligieron los encuestados no uribistas, mientras que entre los militantes del partido ganó el más godo de los tres y la ahora candidata quedó de última.

Quizás por eso, la candidtura fue un palo, según nos dijeron cuatro políticos uribistas.

Ese resultado es consistente con la más reciente encuesta que se había conocido sobre intención de voto para la Alcaldía, que también es del CNC e incluía a todos los posibles candidatos de todos los partidos, y en la que Garzón quedó de primera entre los tres aspirantes Centro Democrático.

Además, que ella haya ganado impulsada por votantes no uribistas tiene sentido y puede comenzar a explicarse por su trayectoria política.

Ella, en primer lugar, no es uribista de cuna. Su papá, Angelino Garzón, hizo carrera como sindicalista hasta que se alió con Álvaro Uribe y terminó incluso siendo vicepresidente de Juan Manuel Santos, como parte de una fórmula uirbista de centro.

Además, Ángela fue subdirectora en la Dirección de Relaciones Exteriores de la administración de Samuel Moreno; luego entró al Partido Liberal como Secretaria social y de participación ciudadana en 2013 y como parte de una estrategia de Simón Gaviria, sonó como cabeza de lista a la Cámara para 2014 y fue Gerente de la campaña al Congreso en 2014.

Esos orígenes le sirven para decir, como se lo dijo a La Silla Cachaca, que tiene “una historia muy diferente a la de muchos militantes del partido”.

Es diferente, al menos, a la historia de Molano, que trabajó en los dos gobiernos de Uribe hasta ser director de Acción Social; y a la de Samuel Hoyos, que viene de la casa conservadora de los Gómez Hurtado. Ellos dos sólo han hecho política electoral como parte del Centro Democrático.

La apuesta de ella, de hecho, no sólo se centra en defender principios esenciales del Centro Democrático, como la seguridad, sino a los animalistas, ambientalistas, víctimas de abuso sexual, indígenas “y grupos que no se sienten acompañados por gente del partido, pero sí conmigo. Trato de hacer alianzas con ellos, como lo hacía mi padre”.

Es por eso que su discurso de campaña desde el año pasado tiene como bandera resaltar que ella está alineada con lo que llama “el centro social”, algo que ha justificado al volver la esencia de su discurso la educación, y la atención a la primera infancia y ancianos.

Esa apuesta por hacer calar su discurso entre el votante de centro también la tenía Molano, mientras que Hoyos siempre se mostró mucho más a la derecha y haciendo pesar en su discurso, por encima de muchas otras cosas, el discurso antiizquierda y antipetro.

Hay otro factor que la aparta de los otros dos, y es la distancia que tomó de Peñalosa para hacer campaña.

Aunque los tres le tiraron pullas al Alcalde, Garzón ha hecho de eso una parte importante de su bandera: no sólo le cuestiona su forma de gobernar, que considera falta de diálogo, sino que ha dicho que no está de acuerdo ni con el Transmilenio por la Séptima ni con el proyecto de Peñalosa para intervenir la Reserva Van der Hammen.

Además, no sólo votó no a la valorización que le aprobaron al Alcalde en el Concejo, sino que la demandó y con eso también ha hecho campaña.

Ser mujer, le dijeron a La Silla un concejal uribista y uno de Cambio Radical, puede influir para atraer votantes, sobre todo si ella se convierte en la contraparte de Claudia López en caso de que ésta se quede con la candidatura de los verdes.

Sin embargo, Garzón aún no tiene ganado el pase que le permita llegar hasta el final.

La puja por la consulta

El distanciamiento de Garzón frente a Peñalosa la puede ayudar a diferenciarse de Miguel Uribe Turbay y hacer que una posible consulta de la centroderecha muestre matices muy claros entre la una y el otro, y no a dos candidatos con discursos casi iguales.

Montarse en la ola antipeñalosa sin decir que va a destruir lo que ha hecho el Alcalde puede ser rentable para ella y para el uribismo, teniendo en cuenta la impopularidad del mandatario.

Sin embargo, aún no es claro que eso le garantice la victoria.

Primero porque en medio de esa puja seguramente saldrá a relucir, por cuenta de Uribe Turbay o de los críticos de Garzón, que a pesar de los cuestionamientos que ella le hace al Alcalde, votó los principales proyectos de Peñalosa en el Concejo, como la plata para el Transmilenio por la Séptima al que hoy se opone.

Además, como la consulta se define con votos, Uribe Turbay tiene a su favor las conexiones con concejales, tanto liberales como de otros partidos, que hizo mientras fue Secretario de Gobierno, y la posibilidad de que eso le ayude a mover votos.

Eses es un impulso importante, más allá de que para Alcaldía no pese tanto la maquinaria, porque la consulta se haría el 26 de mayo, en una fecha que definió el Consejo Nacional Elecotral para todas las consultas en Colombia, y cuando no habría otras votaciones.

Por eso, si Uribe Turbay logra que los concejales le muevan votos y la consulta no despierta pasiones, tiene cómo sacar ventaja. Más si los uribistas no se entusiasman con una candidata que no es de su entraña.

Lo primero, en todo caso, es definir si harán la consulta, para lo que se tiene que reunir con Uribe Turbay, que le apuesta a ese mecanismo, y tantear en el Centro Democrático, que es el que toma la decisión final.

Con o sin consulta ya es claro que con Garzón, Álvaro Uribe tiene una candidata muy distinta a lo que representó hace cuatro años Pacho Santos, con el que el uribismo se quedó apostado en la derecha y al final quedó de cuarto con 327 mil votos, el promedio de la votación del uribismo en Bogotá para Concejo y Congreso sin Uribe.