Con Lafaurie en la mesa del ELN, Petro da el primer paso hacia una paz política

Con Lafaurie en la mesa del ELN, Petro da el primer paso hacia una paz política
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El presidente Gustavo Petro ha demostrado ser un líder osado y proclive a crear hechos políticos sorprendentes. La inclusión de José Félix Lafaurie en la mesa de negociación con el ELN es uno de ellos.  Y aunque los riesgos para Petro y Álvaro Uribe son enormes, es una apuesta que pone el primer ladrillo de una eventual paz política en Colombia.

Para la prueba un botón:

En la misma línea del ex comandante de la guerrilla de las Farc, el senador petrista Gustavo Bolívar confiesa el ánimo de venganza de dónde viene, pero también la reconciliación hacia dónde podría ir:

Y, simultáneamente, desde la orilla opuesta, Álvaro Uribe rescató que la participación de Lafaurie “puede contribuir a aproximar un aceptable nivel de acuerdo nacional sobre el tema, que requiere reflexión y hechos de Paz del Eln”.

Según supo La Silla por una fuente del primer círculo del presidente, pero que no pudimos confirmar con otra, Petro habló no solo con Lafaurie sino con su esposa, María Fernanda Cabal, y el expresidente en una llamada colectiva.   Más allá de si esta llamada tripartita en efecto se dio, Álvaro Uribe no dejó ninguna duda de que el político del Centro Democrático y líder gremial está ahí con su beneplácito. Es su hombre en la mesa.

Y no es cualquier persona. El presidente de Fedegan es un político samario de origen conservador (militó con el alvarismo en Salvación Nacional) y uno de los representantes más icónicos del uribismo y de las élites agrarias señaladas en los últimos años de promover la guerra.  Como lo contó La Silla Vacía, en 2006 Lafaurie declaró que el gremio ganadero sí financió a paramilitares como mecanismo de autodefensa frente a la guerrilla, aunque posteriormente ha dicho que lo hicieron bajo presión.

Y aunque es sorprendente el ofrecimiento dada la animadversión entre el petrismo y el uribismo y lo que significa políticamente Lafourie, quizás no debería serlo dadas las trayectorias tanto de Petro como de Uribe.

Uribe y Petro convergen en Lafourie

“Álvaro Uribe tuvo claro desde los 90 esa preferencia por negociar con el ELN”, dice el académico Jorge Giraldo. 

De hecho, él mismo Giraldo formó parte de una Comisión Facilitadora creada por Uribe cuando era gobernador de Antioquia a mediados de los noventa, que exploró acuerdos humanitarios con los elenos. Luego, lo intentó de nuevo como presidente de la República. Y por último, durante el gobierno de Iván Duque se supo que Uribe había tenido dos acercamientos con el ELN a espaldas del entonces Comisionado de paz, Miguel Ceballos, quien renunció en protesta.

Y por el lado de Petro, este es el tercer paso que da en sus primeros cien días para tender puentes con el sector de derecha y oposición que representan José Félix Lafaurie y su esposa, la senadora María Fernanda Cabal. Pero sobre todo, con esta movida, Petro ratifica que es un fiel heredero del M-19, la guerrilla en la que militó de joven. 

Como recuerda el analista Álvaro Jiménez, en los noventa, cuando Carlos Pizarro convocó a los militantes del eme a explorar la paz “tuvo la lucidez de decir que no solo el gobierno y la institucionalidad son el poder, sino que tocaba hablar con el paramilitarismo.” Y así lo hicieron con los paramilitares del Magdalena Medio. Y luego en el 91, en plena Constituyente, se sentaron con el vocero de los ganaderos, Rodrigo García Caicedo, un laureanista furibundo, para forjar un acuerdo. 

“Con él conversamos mucho sobre cómo profundizar esa Constitución y desarrollar ese proceso de paz”, recuerda Jiménez, quien militó en el M-19 con Petro.  “Qué belleza que ahora el vocero más importante de ese sector le apueste a la paz. Eso le da una dignidad al momento y le da una dignidad a su propio gremio y lo pone a tono con la expectativa del país.”

Jiménez cree que solo el desarrollo de las negociaciones dirá si con esto se logra una paz política pero está convencido de que “lo que expresa es una voluntad en la dirección de construir un acuerdo, porque nadie se mete a esta dinámica para hacerla desbaratar”.

Obviamente, esto hasta ahora arranca y los riesgos para todos son gigantes. 

El estilo de Danilo

Una persona que conoce a Danilo Rueda y que también estuvo muy cerca de la negociación con las Farc dice que el Comisionado es el tipo de persona que le gusta “cocinar todo a fuego lento” y que ese estilo de negociación exigirá de Lafaurie una gran paciencia porque muy pronto se enfrentará a la pregunta de qué lo pondrán a hacer en la mesa.  

“La mesa va cumpliendo unos formalismos y Danilo mientras tanto va cocinando el acuerdo por otro lado.  ¿Hasta cuándo aguanta eso Lafaurie?”, se pregunta. Sobre todo porque el verdadero rol que puede jugar el dirigente gremial es en una etapa posacuerdo, calmando los temores del sector agrario que ha padecido los secuestros del ELN y que ha estado dispuesto a armarse para defenderse y/o para apropiarse de tierras baratas.  “Es un modelo osado pero tiene riesgos”.

El riesgo grande que asume Uribe es perder otra línea retórica de su partido en un momento en que ha perdido mucho poder. El uribismo regresó a la Casa de Nariño vía su campaña del plebiscito en contra del Acuerdo con las Farc, que siempre calificaron como una estrategia para “regalarle” el país a la guerrilla. Y la Paz Total —cuya teoría de negociación es la improvisación— les servía en bandeja el mismo caballito de batalla para contrarrestar el avance del Pacto Histórico en el 2023. 

Con Lafaurie en la mesa de negociación con el aval de Uribe, Petro neutraliza esa narrativa y aísla al sector más extremo de la derecha, que como lo refleja esta historia del medio Los Irreverentes se siente traicionado con la movida.

Para Petro el riesgo también es alto porque por convicción o conveniencia, Lafaurie se puede parar en cualquier momento de la mesa dando un portazo a la negociación y desacreditándola con su conocimiento de primera mano de lo que se discute allí. En ese escenario, Lafaurie puede salir convertido en el candidato presidencial de Uribe, desplazando las ambiciones de su esposa Cabal.

También es posible que este acuerdo para “pasar la página” entre petrismo y uribismo conduzca a la impunidad total, no solo de las guerrillas y organizaciones criminales que entren a la Paz Total sino de todos los sectores de poder con cuentas pendientes con la justicia o con la historia.

Sin embargo, aún con esos riesgos, ambos lados decidieron dar el paso en una dirección contraria de la extrema polarización que ha vivido el país en la última década. 

“La paz total no es solo con los armados sino para desarmar la hostilidad política”, dice la ex comisionada de la Verdad Martha Ruiz. “Necesitas un proyecto de reconciliación porque en este nivel de polarización política es imposible que la paz florezca”.

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