“Si el ministerio no hubiera hecho el anuncio del Soat 24 horas antes de la marcha de motociclistas, hubiéramos parado Colombia”, dice Miguel Forero, presidente de uno de los grupos de motociclistas, SOS Motocultura. Forero fue uno de los moteros que negociaron con el Ministerio de Transporte la reducción del 50 por ciento en la tarifa del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat). El compromiso de subsidiar la mitad de la tarifa aplica para motos de bajo cilindraje, autos de negocio, taxis, microbuses urbanos y servicio público urbano e intermunicipal. Y es, en la práctica, la primera movida del Gobierno con plata de la tributaria: comprometió 2 billones de pesos, un 10 por ciento de lo que va a recaudar.
Con esa decisión Petro cumplió una de sus promesas de campaña y se adelantó a una protesta con capacidad de movilizar a cerca de 10 millones de personas (el censo de motos en Colombia). Una población que ya venía irritada por el aumento de los precios de la gasolina desde octubre.
Pero esa efectividad política no resuelve ninguno de los problemas estructurales de los seguros obligatorios para accidentes de tránsito para motos. El sistema está al borde de la crisis porque no es rentable para las aseguradoras y está siendo defraudado por abusos de las IPS.
El paro motero que no fue
La reducción del Soat ha sido una carta que Petro ha sacado en momentos claves: el primero, cinco días antes de la segunda vuelta, cuando se disputaba los últimos indecisos con Rodolfo Hernández. La promesa, que no está en su plan de gobierno, volvió a mencionarla en septiembre, ya posesionado, cuando empezó el tire y afloje con el sector transporte por el anuncio del aumento en los precios de la gasolina.
Petro hizo campaña con la bandera de la transición energética y contra combustibles. En esa línea, anunció en septiembre que el precio de la gasolina corriente y el ACPM (que es subsidiado para que no suba pese a los cambios internacionales) comenzaría a subir gradualmente porque la bolsa de la que sale la plata, el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, está desfinanciada.
Esa medida provocó molestia en sectores como el camionero y otros que dependen del tema de la gasolina. Fue entonces cuando Petro retomó la carta del Soat. Puso a su ministro, Guillermo Reyes, a negociar con los motociclistas, que representan el 60 por ciento del parque automotor.
Los motociclistas ya habían demostrado su poder este mismo año, cuando le ganaron un pulso a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, y lograron que echara para atrás gran parte de sus medidas para restringir la circulación de parrilleros.
Y llegaron listos a su reunión con Reyes: cientos salieron a las calles el pasado 12 de octubre, y ese mismo día el ministro llegó a uno de los puntos de concentración, firmó un compromiso con ellos y hasta se montó en una de las motos y se fue en una caravana hasta el Ministerio de Transporte.
La moto en la que se montó fue, justamente, la de Miguel Forero: “Si no hubiéramos salido a marchar, nos hubieran colocado el Soat en 1,3 millones de pesos. Nos la cantaron adentro. Cuando vieron lo organizados que estábamos se dieron cuenta de que el vehículo del pueblo es la moto”.
Reyes se comprometió a que el 31 de octubre estaría resuelto el tema del Soat. Pero la negociación con otras entidades dentro del gobierno para conseguir la plata se demoró más. Durante un mes hubo una mesa con el Ministerio de Hacienda (que pone la plata), el de Salud, las superintendencias de Transporte y Salud, y otras entidades involucradas con el Soat.
Dos fuentes dentro del Gobierno coincidieron en que, aunque Reyes fue la cara visible del subsidio, la orden venía de Petro. “La razón, siendo sincero, son los paros. Las aseguradoras no les quieren vender el Soat a las motos. El Gobierno se mete la mano al bolsillo y obliga a las aseguradoras a que los vendan”.
Sin embargo, los motociclistas metieron presión ante la demora del Gobierno y convocaron a una nueva protesta el 23 de noviembre. 24 horas antes de que las motos salieran, los ministros de Transporte y Hacienda anunciaron el subsidio al Soat.
La medida fue apoyada, incluso, por la oposición. En un video, el expresidente Álvaro Uribe dijo: “Yo no tengo inconveniente en apoyar la decisión del Gobierno de reducir el valor del Soat, eso alivia mucho al sector de colombianos con motos”.
El ministro Ocampo dijo la semana pasada que el beneficio comenzará a regir desde el 1 de enero. En el Ministerio de Transporte, sin embargo, tienen más urgencia y le dijeron a La Silla que la idea es que esté desde el 1 de diciembre.
Ese sentido de oportunidad política, que fue leído tanto por Petro como por Uribe para hablarle a un sector popular y con muchos votos, no coincidió con una solución al problema de fondo de los seguros.
El subsidio maquillaje
El sistema del Soat para motos tiene tres problemas de fondo:
1. Que solo 4 de cada 10 motos pagan Soat.
2. Que algunos usuarios hacen pasar por Soat accidentes que no lo son.
3. Que las IPS se aprovechan de que ese seguro se paga a una tarifa más alta por paciente para hacerles más procedimientos y cobrar más. Ese fraude está calculado en al menos 1 billón de pesos y es el más preocupante.
El subsidio anunciado por el gobierno solo atiende al primer problema y no garantiza que pueda solucionarlo. Desde las aseguradoras creen que esa medida no certifica que quienes no compran Soat ahora sí decidan hacerlo porque hay otros factores que pesan en esa decisión como que todo está más caro.
Y aparte de estos problemas, la venta del seguro no está siendo rentable para las aseguradoras. El lío está en que la balanza comercial con la que operan las aseguradoras está desajustada porque hay más motos que carros.
Hasta ahora las 10 aseguradoras que venden Soat compensaban el cubrimiento de las motos con el pago de los carros, pero eso dejó de alcanzar porque recientemente más motos empezaron a asegurarse. Es decir, la bolsa se desbarajustó pese a que solo 4 de cada 10 motociclistas compran Soat.
De ahí que las aseguradoras digan que entraron en “estado crítico”. Cerraron en 2021 con 192 mil millones de saldo en rojo pagando siniestros de motociclistas, y hasta agosto de este año las pérdidas iban en 211 mil millones de pesos, según Fasecolda.
El panorama pinta incluso más complejo porque en lo corrido de 2022 se estima que por cada carro se compraron 3 motos nuevas en Colombia, es decir, la balanza cada vez va a estar más desequilibrada.
Por esa razón, según dos fuentes directivas de adentro del gremio asegurador que pidieron no ser citadas porque no estaban autorizadas para hablar con prensa, paradójicamente el subsidio hará que la crisis del sistema se acelere.
Los accidentes de la población no asegurada se cubren con una bolsa diferente que administra el Estado y si todas las motos se aseguran ese gasto recaerá directamente sobre las aseguradoras. Según cifras oficiales, por cada 100 pesos de prima que se recibe por el Soat de una moto, se pagan $174 en siniestros. Es decir, a más motos aseguradas, más plata perderían las aseguradoras.
Ese desfase, además, explica en parte por qué se volvió tan complicado adquirir el Soat para motos, que fue lo que detonó las primeras protestas de motociclista este año.
Como los corredores de seguros terminaron saliendo del mercado debido a que este año les bajaron la comisión, las aseguradoras tuvieron que crear su propia infraestructura de venta. Eso les ha costado más plata (que no estaba contemplada y ahonda el hueco) y lo que han puesto al servicio de la gente aún no suple las necesidades, ni siquiera para el 40 por ciento de motociclistas que suelen comprar Soat.
“Nada de eso lo arregla un subsidio. El descuento es de naturaleza netamente populista y no tiene nada de técnico”, aseguró el alto directivo de una aseguradora que pidió la reserva de su nombre para opinar sobre el anuncio.
También buscamos la versión de Fasecolda, pero al cierre de esta historia el gremio no dio una versión oficial.
Lo insustancial del subsidio para arreglar los vacíos del Soat, en todo caso, puede servirle a Petro para manejar políticamente las relaciones con los motociclistas a largo plazo.
"Con el subsidio al Soat el Gobierno podrá seguir los recortes graduales al subsidio de la gasolina. Lo que hace es ganarse una ventaja en esa negociación futura”, dice Olga Lucía Acosta,asesora de la Cepal, una organización multilateral cercana a la visión económica del ministro Ocampo.
Sin embargo, que solo eso alcance para mantener tranquilos a los 10 millones de personas que usan motos para transportarse aún está por verse. Como le dijo a La Silla, el líder de los motociclistas que llevó de parrillero al Ministro de Transporte: “Mi análisis es que el descuento es importante, pero es un contentillo”.