Foto: personal médico del Hospital Departamental de Nariño

La situación crítica de ocupación hospitalaria en Nariño impulsó estrategias para evitar el colapso. Traslados de la capital a municipios más pequeños, de Pasto a Tumaco, han sido claves. 

 

El fantasma de un colapso del sistema de salud está en Nariño. El departamento ha llegado a la ocupación casi total de UCI y las autoridades están en una carrera para garantizar el servicio a todos los enfermos. 

Este domingo el porcentaje de ocupación de camas en Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) de Nariño llegó al 99,1 por ciento. Para casi dos millones de habitantes sólo quedaban disponibles dos camas. 

Eso ha puesto a las autoridades a trabajar en, al menos, cuatro estrategias para garantizar el servicio de salud, según encontró La Silla Vacía luego de hablar con gerentes de hospitales públicos, secretarios de salud, médicos y funcionarios de la Gobernación.

Nariño es hoy el ejemplo de lo que puede pasar en otras regiones si el pico no baja, y lo que está haciendo contiene posibles lecciones para otras regiones. 

Las cuatro estrategias son, primero, enviar a los pacientes a ciudades de la periferia. Segundo, tender puentes con hospitales de otros departamentos para poder trasladar pacientes en caso de extrema necesidad. Tercero, adaptarse a la falta de personal y medicamentos. Y cuarto, liberar camas de cuidado intermedio. 

Gracias a estas estrategias, las autoridades esperan aguantar sin colapsar hasta que la pandemia baje. Pero hay quienes temen que no sea suficiente. 

Tumaco al rescate

El martes se desocuparon tres camas más de UCI por lo que el porcentaje bajó a 97,8 que sigue siendo muy alto. En Nariño han muerto 1285 personas de covid, y tiene hoy 3705 casos activos, de un total de 43851 contagiados diagnosticados. 

En el departamento hay cuatro hospitales públicos con UCI. Así, en Pasto hay 158 camas para covid, en Ipiales 45, Tumaco 13 y Túquerres 12. 

 

A finales y comienzos de año empezaron a llenarse las 249 camas UCI en Pasto, la capital. Los pacientes que no lograron obtener una cama fueron remitidos a la ciudad fronteriza con Ecuador, Ipiales. Pero hace dos semanas, también se llenaron las 45 camas UCI del Hospital Civil de Ipiales, que se encarga de recibir a todos los pacientes graves del sur del departamento. 

La alternativa insospechada ha sido Tumaco, en la costa Pacífica, que tuvo su pico de contagios el 24 de mayo del año pasado cuando tuvo que enviar a sus pacientes graves a Pasto, pero hoy tiene una situación más holgada. El puerto ha podido recibir pacientes gracias a las 13 UCI que el Gobierno Nacional y Departamental gestionaron en plena pandemia. Las primeras UCI de su historia. 

Pero la situación está en el límite. Si todavía no han enviado pacientes a otras ciudades ha sido por suerte. 

Hace dos días, el Centro Regulador de Urgencias y Emergencias, Crue, que administra las UCI y dice a dónde remitir a los pacientes, iba a enviar a una persona a Barranquilla, pero a última hora se liberó una cama en Pasto. A dos pacientes más que necesitaban ser remitidos a la misma ciudad y a Cartagena no los enviaron porque la familia no lo autorizó. Por suerte, se liberaron dos camas y pudieron atenderlos en Pasto. 

El plan a seguir por el departamento cuando ya no haya ni una cama UCI, según le dijo a La Silla el gerente para Covid  de la Gobernación, Mario Benavides, es gestionarlas en otros departamentos, en articulación con la Directora del Instituto Nacional de Salud, Martha Ospina, y el Viceministro de Salud, Alexander Moscoso. 

Esas remisiones se harán por vía aérea con aviones especiales que tienen contratados las diferentes EPS, quienes además cubrirán todos los gastos del paciente y del acompañante. 

En todo caso, este nuevo pico, que ha sido más fuerte que el de agosto, amenaza con superar las previsiones sobre las cuales se dieron los aumentos de capacidad.

El Hospital Universitario Departamental de Nariño, que es el más grande del departamento y está al cien por ciento hace 15 días, creció un 150 por ciento de capacidad de camas UCI pasando de 20 al inicio de la pandemia a 50.

También ha agilizado sus procesos de contratación de personal y de medicamentos, fortaleció su laboratorio para hacer pruebas PCR, y creó una zona especial para atender a los pacientes covid que llegan a emergencias, según le dijo a La Silla el gerente, Nilsen Alvear.

En Ipiales las UCI también crecieron pasando de 16 a 45 y se acondicionó un piso nuevo solo para los pacientes covid. Además, según contó el gerente Giovanni Fajardo, se acondicionó un espacio en emergencias llamado zona de expansión transitoria.

Ahí se reciben a máximo siete pacientes covid para dar las primeras atenciones durante dos o tres horas, mientras se desocupa una cama en el hospital o se remite a otro. Eso ha evitado ver imágenes como las de Ecuador de pacientes en los pasillos y muriendo por falta de atención.

No solo faltan UCI

Los retos que tienen ambos hospitales, el Departamental y el Civil de Ipiales van más allá de las camas. Hay escasez de sedantes, que están agotados a nivel mundial, y falta de personal, sobre todo de enfermería. Para solucionar el tema de medicamentos, los médicos han comenzado a sustituirlos por otros que puedan cumplir la misma función, y han hecho convocatorias para contratar más personal. 

El déficit de personal se debe a que muchos han renunciado por temor o cansancio, o se han contagiado. En Ipiales, por ejemplo, el gerente Giovanni Fajardo hizo ayer una reunión con varios alcaldes del sur del departamento para pedirles que les “presten” personal de enfermería por un tiempo, y que les faciliten sedantes que tengan en las IPS locales. 

Otro tipo de personal escaso en Nariño -y a nivel nacional- es el de médicos intensivistas que son los que mandan y coordinan todo en las UCI, como contamos en una historia reciente sobre Medellín. En Ipiales, por ejemplo, hace poco más de un mes uno de los tres intensivistas del Hospital Civil, José Luis Guerrero, estuvo hospitalizado 28 días por covid.  

En su ausencia tuvieron que reemplazarlo médicos cirujanos, anestesiólogos e internistas.  

El médico intensivista está en proceso de recuperación y apenas se está reintegrando a sus labores. 

“Esa ausencia sí se notó, porque él es el que coordina turnos y está pendiente de todo en la UCI”, le dijo a La Silla, la médica Marilyn Ortega que trabaja en la UCI en el Hospital Civil de Ipiales. Por suerte, dice, los contagios que se han dado en las UCI, que en su piso han sido dos este año, no son masivos porque el personal siempre está protegido. 

Ella cuenta también que por ahora no han sentido sobrecarga laboral u horarios demasiado largos porque sí han contado con el personal médico suficiente. Lo difícil, explicó, es que a veces sus horarios cambian demasiado porque en cualquier momento alguien del personal se enferma, o pasa algo más, y les toca cubrir esos turnos, pero esos días los compensan con días libres. 

Intensa gestión hospitalaria

La otra medida que han tomado las autoridades de salud es liberar camas de hospitalización, menos sofisticadas que las UCI, cuyo nivel de ocupación en Pasto es de 94,4 por ciento y de Ipiales del 67 por ciento. 

Para lograrlo, en Pasto un grupo auditor coordinado por la Secretaría de Salud está revisando a cada paciente hospitalizado, para evaluar las probabilidades de pasarlo a un nivel de atención más bajo en las 26 camas de la ESE Pasto Salud. De esta manera, dejan libres las camas de mayor complejidad. 

En el Hospital Civil de Ipiales también se han trasladado varios servicios a otros edificios e IPS liberando 67 camas de hospitalización.

Al escenario al que no quieren llegar las autoridades en Nariño es a que los médicos tengan que priorizar a quién se le asigna una UCI de acuerdo a criterios de edad, de enfermedades y de probabilidad de vida. 

“Yo creo que este reto apenas lo estamos empezando a superar. Espero que esta semana empiece a aplanar la curva, (…), pero yo creo que si siguen creciendo los casos ese momento de priorizar la atención en la UCI se tendría que hacer”, dice el gerente del Hospital Universitario, Alvear. 

Por ahora Nariño traza un camino para aguantar este segundo pico, cuando aún no es claro si ya pasó lo peor.