En el segundo piso del edificio de la Alcaldía de Medellín había una hoja que decía “hora de ingreso 5pm” y tenía una lista con 34 nombres. El primero era el del alcalde Daniel Quintero. Debajo de él estaban varios congresistas aliados de Gustavo Petro: María José Pizarro, Isabel Zuleta, David Racero, Susana Boreal y Álex Flórez. Al lado de cada nombre había una casilla que indicaba “derecha” o “izquierda”.
La hoja era el instructivo con la ubicación que cada uno debía tener en la terraza frente a la plazoleta de La Alpujarra, donde Quintero dio el miércoles un discurso. Convocó a sus seguidores allí para protestar por la suspensión (por tres meses) que le impuso la Procuraduría de Margarita Cabello, que lo investiga por participación en política a favor de Gustavo Petro.
Toda la escena en La Alpujarra estaba dispuesta para parecerse a la de septiembre de 2013, cuando el propio Petro fue destituido como alcalde de Bogotá por la Procuraduría, y dio un discurso desde el balcón del Palacio del Liévano, frente a la Plaza Bolívar, que lo catapultó como una figura nacional.
El miércoles en la tarde Quintero intentó repetir ese hito.
Tenía la logística para lograrlo. Los miembros de su movimiento, Independientes, compraron decenas de cajas de bombillos con forma de vela y armaron sobre el suelo de la plazoleta, en la que empezaba a llover, un mensaje que brillaba desde abajo: “Quintero se queda”.
Al fondo de la plaza había un set de televisión al aire libre. El canal público Telemedellín, que está bajo la tutela directa de la Alcaldía, instaló una tarima con todo el mobiliario de una emisión de noticias: cámaras, luces y mesa para los presentadores. Transmitieron en vivo el evento, y entrevistaron a algunos aliados de Quintero mientras esperaban la salida del alcalde.