Después de que Karen Abudinen dijo que no renunciaría ante el Congreso en su debate de moción de censura el viernes pasado, las aguas no se calmaron. Luego del debate, en redes su apellido se empezó a usar como sinónimo de robar. El asunto creció cuando un tuitero difundió la respuesta que le había dado la RAE, y la Academia respondió que lo identificaba “como verbos de reciente creación, usados en el habla popular de Colombia con el sentido de ‘robar, estafar’”.

Abudinen agregó fuego pidiendole a la RAE una aclaración de si había aceptado ese término como una definición oficial.

Esa respuesta que se hizo viral esta semana fue la punta de lanza de una cascada de situaciones que hicieron que hoy la Casa de Nariño filtrara una decisión política y personalmente dura para Iván Duque: pedirle la renuncia a la ministra Abudinen.

No solo pesó que una de sus funcionarias más queridas y cercanas se volviera –como él– un meme de redes. El efecto político muestra que Duque no pudo mantener alineada a su coalición: La U dijo que no la apoyará, el Centro Democrático no quería pagar los platos rotos del escándalo, Cambio Radical seguía dividido y los conservadores no cerraron filas.

Este es el detrás de cámaras de su salida.

Sin los votos

Poco efecto tuvo el debate de moción de censura del viernes, en donde Abudinen cerró filas sobre su gestión y dijo que no se había robado esa plata.

Tampoco que el martes su despacho anunciara la salida de Adriana Meza y Sandra Orjuela, secretaria general y subdirectora contractual, respectivamente. Ambas –amigas de Abudinen– fueron señaladas en el Congreso de ser las responsables de verificar que la plata no se perdiera y que Centros Poblados respondiera por la conexión de internet en 7 mil colegios rurales.

La ministra, que según una fuente del sector TIC estaba más pendiente de su defensa que de la cartera, volvió a ser noticia por exigirle a la RAE que aclarara si “Abudinear” era realmente un verbo reconocido.

Mientras tanto, perdía el apoyo político conforme pasaban las horas.

El número mágico para que la Cámara vote una moción de censura y, por ende, saque al ministro de turno es 87, la mitad más uno de la plenaria, que son 172.

Hasta ayer, la oposición (Partido Verde, lista Decente, Comunes y Polo) contaba oficialmente con 23 votos propios, además de 1 voto cristiano de Colombia Justa y Libres.

Sin embargo, dos reuniones de bancada inclinaron la balanza: las de los liberales y La U.

La suma es sencilla: Con los liberales (35 votos) y La U (25) además de la oposición (22) y el voto cristiano (1), el sí a la moción tenía 83 votos. Encontrar los otros 4 para tener las mayorías sería fácil entre miembros de Cambio Radical.

En la mañana de ayer, la directora de La U, Dilian Francisca Toro, llamó a una reunión de bancada. Según tres fuentes presentes en el encuentro, hubo consenso en que la ministra debía salir. “La conclusión fue esa, con mucho dolor”, nos dijo una de las fuentes, que había defendido internamente a la ministra.

En el debate de la semana pasada, La U había mostrado señales de división. Unos, como la representante Mónica Villalba, compraron la versión de la ministra Abudinen: “algunas personas inescrupulosas abusaron de la ley 80”. Mientras otros como Jorge Tamayo, de la cuerda de Dilian, advirtieron que el escándalo “fue un acto criminal”.

Sin embargo, al final pesó el costo político de defender a la ministra en la Cámara a seis meses de las elecciones del Congreso, en donde esa bancada quiere crecer: “la imagen y las elecciones”, sentenció un directivo de la colectividad, al resumir las razones de la decisión.

Según supo La Silla, al final del día, la directora  Toro, comunicó a la ministra Abudinen y al ministro del Interior, Daniel Palacios (encargado de las relaciones políticas con el Congreso), que el Partido de La U votaría la moción para que saliera del cargo.

Una fuente que tiene cómo saberlo nos dijo que la petición de Toro al Gobierno fue que Abudinen renunciara antes de que La U sacara un comunicado confirmando su decisión, y así golpear menos la imagen de la ministra.

Siendo un partido con cuotas dentro del Gobierno, puntualmente el Ministerio de Trabajo, la decisión de La U estaba mostrando lo inevitable: Duque no pudo mantener alineada a la coalición para sostener a su ministra.

Paralelamente, y de forma virtual, los 35 liberales se reunían para tomar una decisión. La bancada fue citada por el expresidente César Gaviria y los votos los contabilizó su secretario General, Miguel Ángel Sánchez.

La reunión, que arrancó a las 7 de la noche, no duró más de media hora. “La idea era no darle margen de maniobra al Gobierno para que llamara congresistas y cambiara los votos”, nos dijo el representante Alejandro Carlos Chacón.

Los congresistas liberales que querían sacar a la ministra, como Chacón y el vocero Angel María Gaitán, chocaban con otros congresistas que consideran más alienados con el Gobierno Duque. Una división que fue visible en el debate del viernes.

Mientras en el debate de moción de censura Gaitán fue vitoreado por algunos colegas rojos por su petición a Abudinen de salir del cargo, otros como John Jairo Roldán apostaron por la defensa de la ministra. “Hoy tenemos que enmarcar las actuaciones de la ministra en este sentido, en la presunción de inocencia”, dijo el viernes.

Al final, de los 35 congresistas, 31 votaron por sacar a la ministra. De los que supimos, Silvio Carrasquilla y Kelyn González votaron en contra de la renuncia. Pero, por ley de bancadas, todos deberán hacer lo mismo.

“La presión mediática sobre la ministra y la inminencia de las elecciones afectaron la decisión de muchos colegas”, nos dijo el representante rojo Juan Fernando Reyes, sobre la decisión de sus colegas que estaban indecisos sobre sacar o no a la ministra. “Nuestro pronunciamiento asustó al Gobierno”, sentenció el representante Gaitán.

Ya para las 7:30 de la noche, cuando concluyó la reunión liberal, el Gobierno no tenía los votos para salvar a Abudinen.

A hoy, ni siquiera los votos de las demás bancadas del Gobierno están claros y no dan para inclinar la balanza.

Cambio Radical (30 representantes), el partido de la ministra Abudinen, sigue dividido entre los aliados de Germán Vargas Lleras, quien tomó la batuta de las críticas a la funcionaria.

Mientras que los charistas, de la casa barranquillera de la que Abudinen es aliada, la defienden a capa y espada. “Ellos, los contratistas, la querían afuera”, nos dijo el charista Modesto Aguilera. “Ganaron los corruptos”.

Además, el Centro Democrático (32 congresistas) no tiene intención de tomar las banderas de la defensa de una ministra cuestionada en un Gobierno muy impopular que llevaron al poder.

“Aquí había que asumir las responsabilidades y más allá de los resultados que arrojen las investigaciones, hay una responsabilidad política que hacía insostenible su permanencia”, dijo el senador Carlos Meissel, coterráneo de la ministra.

De acuerdo con la versión de un funcionario de Palacio, Duque anoche llamó a su ministra, junto con varios miembros de gabinete, entre ellos el director administrativo Víctor Muñoz, quien tiene un pie en el Ministerio TIC, el ministro Palacios y la jefe de gabinete María Paula Correa. Ahí Duque le pide la renuncia.

Hasta la publicación de esta historia no estaba claro si Abudinen ya entregó su carta.

Así, Abudinen se convierte en la segunda ministra del Gobierno Duque que sale antes de una moción de censura. En 2019 ya había ocurrido con el ministro Guillermo Botero. Este año a Duque le ha tocado cambiar seis veces de ministros.

En el Ministerio TIC fueron aplazadas las reuniones previstas para hoy para temas clave de la cartera, como la entrega de 85 mil millones de pesos en subsidios para medios de comunicación, quedaron en pausa hasta nueva orden, según supimos.

Soy la editora de la sección En Vivo, coordinadora de podcast de La Silla Vacía y dirijo los Huevos Revueltos con Política. Soy periodista de la Santo Tomás y tengo una maestría en ciencias políticas y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. Fui reportera política en El Nuevo...