La médica argentina antivacunas mezcla información cierta con otra falsa. 

Desde hace unos días está circulando en Facebook un video (1 y 2) en el que aparece Chinda Brandolino, una médica argentina famosa por sus posturas provida y quien hace parte del grupo antivacunas conocido como “Médicos por la verdad”.

En el video de siete minutos Brandolino dice que las vacunas que usan ARN mensajero (como la de Pfizer y Moderna) modifican el ADN y que son una terapia génica. 

Como usuarios de Facebook calificaron el video como falso, le pasamos el Detector de Mentiras y encontramos que en efecto lo es. 

Así se ve el video que circula en redes:

Verificamos los temas que la argentina dijo y esto encontramos:

  1. “No podemos llamarlos vacunas (…) no es vacuna porque no es que estemos usando el mismo germen para inyectarlo y que produzca anticuerpos. Es una vacuna genética experimental transgénica”: falso

El ARN mensajero (ARNm) es una molécula muy parecida al ARN y al ADN, los dos ácidos del núcleo celular que contienen información genética. Las vacunas de Pfizer y Moderna utilizan ARNm.

Lo que se está inyectando con las vacunas son las “instrucciones” (ARNm) encapsuladas en “cajitas” o nanoburbujas de grasa que se fusionan con células musculares en nuestro cuerpo, y allí entregan el mensaje.

El ARN mensajero lleva la receta molecular para que las células fabriquen la proteína viral que el sistema inmune pueda reconocer, y así dan “instrucciones” al cuerpo para que el sistema inmunológico enfrente la enfermedad con esa proteína, como indicamos en este Explicadito.

Otro elemento que es clave aclarar es que las demás vacunas no incluyen ARNm. Y son válidas así no introduzcan un poco del virus, contrario a lo que dice Brandolino. 

De acuerdo al Laboratorio de Salud Digital de Meedan, una ONG de tecnología global que apoya a verificadores con información de expertos en salud, históricamente han existido cuatro tipos vacunas. Acá van en su orden de aparición: 

  • Vacunas vivas atenuadas: Utilizan una forma más débil, también llamada ‘atenuada’, de un germen vivo. Algunas de estas vacunas vivas atenuadas se utilizan para proteger contra enfermedades como el sarampión, las paperas, la rubéola; rotavirus; viruela; varicela; y fiebre amarilla. Este tipo de vacuna es la que Brandolino defiende, sin embargo hay más vacunas válidas. 
  • Vacunas inactivadas: Usan la versión muerta o inactiva del germen, por lo que no son tan capaces de ayudar a los humanos a desarrollar cierta inmunidad a un germen como las vacunas vivas atenuadas y no pueden proporcionar inmunidad por tanto tiempo. Estas vacunas protegen contra enfermedades como la hepatitis A, la influenza, la poliomielitis y la rabia.
  • Vacunas de subunidades, recombinantes, polisacáridos y conjugadas: Utilizan partes particulares del germen, como su proteína o azúcares, para crear una fuerte inmunidad a partes específicas del germen. Algunas enfermedades en las que se enfocan estas vacunas son la hepatitis B, el VPH, la tos ferina
  • Vacunas de toxoides: Utilizan un producto dañino llamado “toxina” que es producida por el germen. Una toxina es un organismo vivo que normalmente puede dañar partes del cuerpo como los tejidos cuando entran en contacto con ellos. Sin embargo, las toxinas en las vacunas son inofensivas porque se han debilitado mucho en los laboratorios, ya que su único trabajo es enseñar al sistema inmunológico cómo combatir el germen. Se utilizan para enfermedades como la difteria y el tétano.

Además de esas, los científicos están desarrollando dos nuevos tipos de vacuna: las que utilizan el ARN mensajero (como la de Pfizer) y las que usan los ‘vectores recombinantes‘, que contienen una versión modificada de otro virus (el vector) para darles instrucciones importantes a nuestras células (como la de Janssen). 

Juan José Yunis, genetista e investigador postdoctoral en Inmunogenética y Biología Molecular, defendió la tecnología de ARNm en un Facebook Live sobre vacunas del Ministerio de Salud: “La tecnología mediante la utilización del ARN mensajero, tanto para vacunas como también para otros tratamientos que se utilizan en genética, viene investigándose ya desde hace muchos años, entonces esto no debe causar en la población ninguna alerta ni alarma”.

En suma, a diferencia de lo que explica la doctora Brandolino sí se les puede llamar vacuna porque, si bien no es el mismo microorganismo, tampoco lo son vacunas como las de la difteria o el tétano. Además, si el argumento de la doctora es que no es vacuna porque “no es que estemos usando el mismo germen para inyectarlo y que produzca anticuerpos”, tampoco se inyecta el mismo germen sino parte de él en muchas otras como las de influenza, rabia, o tosferina. 

  1.  2 “Si (el genoma humano) está alterado genéticamente, se patenta. Cuando ustedes con una vacuna con adenovirus modifican el genoma, esa persona vacunada ya es una persona transgénica, transhumana. Y, por lo que legalmente en el derecho internacional consta, será propiedad del dueño de la patente”: falso 

Brandolino basa sus declaraciones en el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos, que determinó que el ADN complementario (ADNc) puede ser patentado porque son moléculas sintéticas de ADN, como reportaron los colegas de Verificador. 

El ADN complementario es un ADN de doble cadena producido a partir de un ARN de cadena sencilla (por ejemplo, el ARN mensajero o microARN ).

El ADNc se utiliza a menudo para clonar genes de organismos. Los científicos han expresado genes que producen proteínas fluorescentes (como la GFP) proveniente de medusas y las han expresado en células de  plantas o mamíferos. Para expresar dicha proteína, se transfiere el ADNc que codifica a esa proteína a la célula receptora.

Sin embargo, las vacunas actuales contra el covid no utilizan ADNc ni alteran el genoma humano.

Como ya hemos contado, el ARNm no entra al núcleo de la célula y por eso no tiene contacto con nuestro ADN.

Andrés Vecino, experto en salud pública de la Universidad Johns Hopkins, asegura que “las vacunas que tienen el código genético no tienen porqué modificar el ADN realmente. De nuevo, el ADN del virus o de la vacuna produce el ARN. Y el ARN produce la proteína, esa proteína expresa, el cuerpo la ataca y se acabó el estímulo. Hasta ahí llegó. No hay razón para pensar que ese ADN va a estar circulando eternamente en el cuerpo y va a modificar nuestros genes”. 

Lo mismo explica Mark Lynas, profesor visitante del grupo Alianza para la Ciencia de la Universidad de Cornell. 

“La modificación genética implicaría la inserción deliberada de ADN ajeno en el núcleo de una célula humana, y las vacunas sencillamente no hacen eso. Las vacunas funcionan entrenando al sistema inmunológico para que reconozca a un patógeno cuando intenta infectar el cuerpo”, dijo a Reuters.

Según Lynas, el ADN que se encuentra en las vacunas de ARN mensajero no se integra en el núcleo de la célula del receptor y por eso no hay una modificación genética.

Por esa razón, las personas que son vacunadas con este tipo de vacunas, como las de Pfizer y Moderna, no se “convertirían” en una persona “transgénica” o “transhumana”. Y a su vez, tampoco serían propiedad de ningún laboratorio.

Por eso, calificamos las declaraciones de Brandolino como falsas. 

Soy periodista y desde 2019 hago parte del equipo del Detector de Mentiras de La Silla Vacía. También enseño sobre fact-checking y seguridad digital en la Universidad de La Sabana. Me interesa el debate sobre la regulación de las redes sociales y su incidencia en la libertad de expresión. Estudié...