Así le dicen en Quibdó al Alcalde Isaías Chalá porque en lugar de enfrentar los problemas de la ciudad, le da una palmada en la espalda a quién se los presenta. Por eso lo quieren tumbar. 

Ahora que terminó el paro cívico en Chocó, en la capital del departamento se vuelven a escuchar vientos de revocatoria.

El Alcalde Isaías Chalá al que en Quibdó llaman ‘el profe’, en octubre de 2015 logró lo impensable. Junto con la ex alcaldesa Zulia Mena, derrotó a la unión de los dos clanes políticos más poderosos del departamento y llegó a la Alcaldía de Quibdó con 18.134 votos. Hoy, sin embargo, lo conocen como “el alcalde palmaditas” porque en lugar de enfrentar los problemas de la ciudad, le da una palmada en la espalda a quién se los presenta. Eso ha molestado a las personas que aunque votaron por él, ahora se sienten decepcionados y lo quieren tumbar.

De la papelería a la Alcaldía

Isaías Chalá Ibargüen es un profesor que llegó a la Alcaldía de Quibdó en 2015 con la bandera de la continuidad al gobierno de su antecesora y madrina política, Zulia Mena, la actual viceministra de Cultura del Gobierno de Juan Manuel Santos. Sin embargo, desde que llegó al cargo se ha enfrentado a dos problemas: primero, no tiene el carácter de Mena y segundo, heredó de ella una Alcaldía quebrada. Por ambas razones, los quibdoseños le quieren pasar cuenta de cobro.

Chalá conoció a Zulia Mena cuando ambos compitieron -y perdieron- por la Alcaldía de Quibdó en 2007. Aunque en un primer momento Chalá no quiso aspirar, sus amigos lo convencieron aprovechando que a él le cuesta decir que no. De hecho, según recuerda Chalá, lo lograron tras invitarlo a solo tres reuniones políticas en seis meses.

Venía de ser un reconocido rector de escuela, primero en la Institución Educativa Armando Luna Roa donde estuvo 12 años y luego en la Normal Superior de Quibdó donde trabajó hasta el 2006.

Además, es uno de los pocos comerciantes afros exitosos de Quibdó, donde suelen imponerse los negocios de los ‘paisas’ blancos. En 1990 fundó la Papelería Universo en el corazón de Quibdó que fue tan exitosa que lo llevó entre 1993 y 2006 a ser miembro de la junta directiva de la Cámara de Comercio de Quibdó y de ahí posesionarse como su presidente.

La había montado con dos resmas de papel oficio, dos más de papel carta, una cajita de saca puntas, media docena de colores recreo -de los chiquitos- y otra media de kilométricos.

“La papelería nació chiquita pero luego la constancia dio fruto y hoy es la mejor de Chocó”, dice Chalá orgulloso.

 

Mientras tanto, Zulia Mena venía de ser Comisionada Especial por Chocó del artículo transitorio 55 de la Constitución del 91 y congresista por la Circunscripción Especial de Comunidades Negras. Y aunque también aspiró en el 2007 a la alcaldía quedó de segunda con 8.205 votos.

Como ambos habían aspirado con la idea de derrotar a los políticos tradicionales que volvieron a ganar en esas elecciones con Francis Ceballos Mosquera, el candidato de la familia de los Sánchez Montes de Oca, la derrota les sirvió para entender que unidos podrían tener mejor resultado.

Sin embargo, la mínima diferencia de votos hizo difícil decidir quién de los dos representaría al movimiento. Por eso en ese momento se les ocurrió llamar al Centro Nacional de Consultoría y pedirles que realizaran una encuesta de favorabilidad entre los dos.

“¡Sorpresa! sacamos lo mismo”, dice Chalá entre risas. Por eso, lo que hicieron fue reunirse y él le dijo a Mena, ‘Doctora, sea usted la candidata’.

Su movimiento, ‘la mesa de la unión’, ganó las elecciones con el 44.86 por ciento de los votos. A ese grupo pertenecían además el hoy Ministro de Ambiente, Luis Gilberto Murillo, indígenas, afro, mujeres, el Partido Verde, el Polo, Cambio Radical y el Partido Conservador.

Una vez terminado el período de Mena, la mesa de la unión designó a Chalá como su candidato a la alcaldía 2016-2019. Aunque en ese momento ganar las elecciones pintaba aún más complicado, Chalá salió victorioso: le sacó 1.398 votos de ventaja a su competidor, Oscar Bernardo Palacios Sánchez, el candidato de la casa Sánchez Montes de Oca y de los liberales cordobistas.

Pero mientras que Zulia Mena es recordada en Quibdó como la alcaldesa dura que sacó adelante cada uno de los proyectos que se propuso como la restauración del Paseo General Navarro más conocido como “La Alameda” y el Megacolegio Mestizo, indígena y afro, Chalá ha sido visto como el Alcalde complaciente que por buscar darle gusto a todo el que se le acerca no ha logrado definir una ruta clara.  

“Así él sepa que algo es imposible, todo lo que le proponen dice que lo quiere hacer. Por eso no a todos les cala su forma de ser”, le dijo a La Silla una fuente que trabajó con él y lo apoyó, pero ahora hace parte del comité que busca revocarlo y por eso pidió la reserva de su nombre. “A diferencia de Zulia que de entrada decía ‘no’, Chalá a todos les dice que sí pero luego les sale con que no”.

Eso lo demostró luego de llegar a la Alcaldía cuando le tocó frenar a todas las personas a las que les había prometido darle trabajo, principalmente grupos de jóvenes que lo apoyaron. A partir de ahí muchos se molestaron y dejaron de confiar en Chalá. Tanto así que varios de ellos se han vinculado a la iniciativa para revocarlo.

Otra de las grandes diferencias entre Mena y Chalá ha sido la manera en que se acercan a la gente. Aunque vienen del mismo grupo político, en Quibdó dicen que él no transmite la confianza que transmitía Mena.

“Cuando ella tomaba una decisión era así y listo, porque ella lo decía. No lo consultaba y era difícil hacerla retroceder. Chalá es todo lo contrario. Como está acostumbrado a su rol en la papelería y antes como profesor, busca que todos se sientan bien. Y al hacer eso pierde su marca propia, parece un hombre suave y sin el carácter suficiente para administrar una ciudad”, dijo una fuente que no es cercana a ninguno de los dos pero que conoce de cerca la Alcaldía porque ha gestionado proyectos desde algunas de sus secretarías.

A esa diferencia de carácter se le ha sumado un problema adicional y con el que Chalá no contaba cuando se posesionó: las obras que hizo su antecesora y que la hicieron ganarse el renombre de ser una alcaldesa ejecutora, dejaron a la ciudad sumida en un mar de deudas que hoy suman 65 mil millones de pesos, casi una tercera parte del total del presupuesto de inversión del municipio en 2016.

La ex alcaldesa Zulia Mena lo niega. Dice que durante su administración, la ciudad hizo un esfuerzo muy grande para sanear los pasivos del municipio pero que muchos de los recursos que se recolectaron vía impuestos se invirtieron en las obras para la realización de los Juegos Nacionales de Quibdó en el 2015 que eran un compromiso con el Gobierno Nacional. Por eso, dice, las deudas no se pudieron sanear del todo. Además, nos presentó este documento para justificar sus afirmaciones que aunque explica que las decisiones que ella tomó ayudaron a mejorar la situación económica de Quibdó, no sacaron a la ciudad de la crisis en la que estaba. 

Por eso, cuando Chalá se posesionó la situación era tan crítica que tuvo que enfrentar un dilema: o sacar a la luz el problema del grado de endeudamiento en el que se encontraba Quibdó y dejar a Mena en evidencia (lo que además significaba romper políticamente con ella), o quedarse callado e intentar resolver los problemas con su equipo. Optó por la segunda.

Por eso, lo primero que hizo fue llegar a un acuerdo con el Ministerio de Hacienda en febrero del año pasado para acogerse a la Ley 550 o ley de quiebras y evitar los acreedores siguieran demandando al municipio por las deudas que tenían con ellos. Aunque fue la decisión correcta, era la que menos le convenía políticamente.

“Aunque la ley es beneficiosa para ordenar la casa, es muy difícil porque si a la administración le entran 10 pesos, con la ley le debe entregar 4 a los acreedores y sólo le quedan seis para invertir. Por eso hay sectores que se sienten lastimados,” le dijo a La Silla Mario Díaz Lorduy, gerente de su campaña y quien desde ya está haciendo pinitos para sucederlo.

Eso le ha impedido cumplir con su plan de gobierno que incluía promesas como mejorar la movilidad, reducir el desempleo y mejorar la seguridad del municipio. Algo que sus opositores sienten que no ha avanzado precisamente porque los recursos con los que contaba Chalá para sacar adelante sus propuestas se han ido a pagar las deudas.

“El creyó que esto se manejaba como su papelería y no. Cuando la gente en la calle le pregunta por sus compromisos o le pide algo él le da una palmadita en la espalda o un abrazo y cree que está todo solucionado. Tanto así que ya todo el mundo lo conoce como el alcalde palmaditas, porque no da respuesta sino palmadas”, dijo una fuente que trabajó con el en la Normal pero que ahora es uno de sus opositores.

“Una vez que me lo encontré le comenté que últimamente estaban matando mucha gente en Quibdó y su respuesta fueron unas palmaditas en la espalda mientras me decía ‘quién sabe en qué andaría metido’ ¿cómo le parece eso?”, contó otro de sus opositores.

La revocatoria

Aunque Chalá dice que lo están juzgando antes de haber terminado la tarea, quienes eran sus aliados ahora están liderando el comité que quiere revocar su mandato. El proceso ha avanzado lento, sobre todo porque se detuvo con el paro cívico que terminó la semana pasada y duró 17 días. Pero La Silla Pacífico supo que ahora que ese proceso ya terminó, los líderes de la revocatoria planean revivir la iniciativa.  

La idea viene desde enero de este año cuando un comité de más de diez personas, entre las que se encuentran varios líderes estudiantiles de la Universidad Tecnológica del Chocó, decidieron inscribir la iniciativa argumentando que después de un año en la Alcaldía Chalá no había avanzado en ninguna de las propuestas de su programa.

“No sólo no ha avanzado sino que además no se le ven las ganas. Varios de nosotros nos lo hemos encontrado y le hemos preguntado cómo van las cosas y él solo sonríe pero de ahí nada más”, le dijo uno de los miembros del comité a La Silla.

Para revocarlo se necesitan 5.441 firmas correspondientes al 30 por ciento del total de votos que recibió Chalá en el 2015. Sin embargo aunque hasta abril todo iba bien con la recolección de firmas, La Silla supo que luego de que renunciara Aristides Valenzuela, líder estudiantil y ex consejero estudiantil de la Universidad Tecnológica de Chocó y quien figuraba como cabeza del comité y por lo tanto de la iniciativa, el grupo pro revocatoria  se vio en líos por la legitimidad de la iniciativa.

“Por ahora estamos sorteando un error de procedimiento que tuvimos y lo que haremos en las próximas dos semanas será relanzar la iniciativa pero como una propuesta individual, para no tener más problemas”, le dijo a La Silla Danilo Perea, uno de los líderes del comité.

Otro de los problemas con los que se ha encontrado el comité es la falta de recursos económicos para sacar adelante la revocatoria.

Pero aunque el proceso avanza lento, la imagen de Chalá está muy golpeada. Tanto así que muchos quibdoseños que lo apoyaron y lo creyeron la continuidad de Mena, se han volcado del lado de quienes buscan revocarlo.

Sin embargo, él está seguro que -si lo dejan llegar- en el 2019 las cosas serán distintas.

“Yo soy un líder social y empresarial y trato siempre de estar en contacto con la gente. A mi me gusta el buen trato. Lo que pasa es que Quibdó tiene muchos problemas, pero con el poder de Dios en el 2019 el avance se va a ver. Desde ya haber hecho algo para poner en orden las cuentas del municipio es un gran trabajo. Hasta ahora vamos bien”, dijo, convencido de su gestión.

Aunque la revocatoria pinta tan difícil como la situación de Quibdó, para quedarse, Chalá tiene que demostrar que tiene más que dar que palmaditas en la espalda.

Nota de la editora

Después de publicada esta nota agregamos la respuesta de la ex alcaldesa Zulia Mena sobre cómo se invirtieron los recursos en su administración y un informe que le presentó a La Silla Vacía para sustentar sus afirmaciones. 

Antropóloga y periodista de La Silla Pacífico.