Hacer un censo de animales callejeros y que hay en las casas, promover dietas veganas en los colegios, eliminar progresivamente la ganadería y crear un viceministerio para los Derechos de los Animales son algunas de las propuestas que más de 600 activistas por los animales y 150 organizaciones que trabajan ese tema le hicieron hace unos días a Gustavo Petro.
El candidato le hizo un guiño en su Twitter y la va a estudiar, según su equipo de prensa. Pero la representante Maria José Pizarro, la misma que acercó a la campaña a la electa senadora animalista Andrea Padilla, dijo que era un compromiso de campaña. Con Padilla, que no participó en la construcción de esta propuesta, Petro también firmó dos documentos distintos sobre ese mismo tema la semana pasada. “Serán las bases de la política animalista del Gobierno”, dijo Pizarro.
La propuesta llega en medio de la discusión entre animalistas y conservacionistas por cómo comprender el sufrimiento animal y el estatus jurídico de los animales, justo después de que la Corte Constitucional prohibiera la pesca deportiva porque podría implicar el sufrimiento de los peces. Varios expertos han criticado que la propuesta no tiene en cuenta investigaciones sobre conservación y es emocional.
Incluso iría en contra del liderazgo a los saberes y tradiciones de campesinos, negros e indígenas para quienes el uso de los animales es esencial. Según el programa del Pacto Histórico ellos “contribuirán orientando y definiendo el futuro de la nación y el planeta como sabios y sabias ancestrales”.
Para Carlos Lozano, abogado ambientalista, “lo que hay es una forma muy urbana de relacionarse con la biodiversidad. Este es un enfoque muy radical que deja muchas personas por fuera y por tanto es antidemocrático”.
La agenda animalista que llegó a la campaña de Petro
La idea de entregarle a Petro una propuesta animalista surgió el 5 de abril en una reunión que el candidato tuvo en Cali con Terry Hurtado, un concejal Verde que decidió apoyar esa campaña.
Hurtado es un reconocido defensor de los derechos de los animales en el Valle del Cauca y es cercano al exprecandidato Camilo Romero, que pujó porque a los Verdes los dejaran en libertad para unirse a la campaña de Petro. Ha hecho protestas en las plazas de toros, tiene una agenda política que gira alrededor de los animales y dirige el Movimiento Animalista del Valle.
Con ese grupo convocó reuniones con activistas de todas las ciudades del país y recogió propuestas, que luego condensó en un documento de 12 páginas. “Tuvimos toda la apertura a todas las tendencias del animalismo y a las tendencias partidistas”, dijo Hurtado. Pero nunca pensaron en presentarle esa misma propuesta a las demás campañas porque, según Catherine Morales, diputada Verde del Valle que hace parte del mismo movimiento, “sabemos que una campaña de Fico, de Rodolfo, de Fajardo no podría tener estos principios”.
Algunos de los que construyeron la propuesta que le presentaron a Petro son veganos (o sea que no comen ni usan productos de origen animal o que hayan sido testeados en animales) y se identifican como antiespecistas. Es una corriente que plantea que ninguna especie es superior a otra, y que por tanto los humanos no podemos someter a los animales para nuestro beneficio. En la práctica, esto supone la eliminación progresiva y total de la cría de animales para producir alimento.
El documento que presentaron condensa esa mirada. Plantea una serie de propuestas administrativas, como incluir los derechos de los animales en la Constitución, crear un viceministerio y una comisión técnica en la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres.
Además, promueve una transición económica radical del campo colombiano, desincentivando la ganadería porque “produce, de manera masiva, daño, dolor, sufrimiento y muerte a los animales en tanto individuos sintientes que ven frustrado el desarrollo de sus intereses, preferencias y capacidades propias”. La quieren cambiar por el “agroecoturismo”, el incentivo a las dietas veganas y la implementación de economías de ciclo corto (como el cultivo de leguminosas y hortalizas). Un cambio cultural vertiginoso, como reconocer a los animales como víctimas del conflicto, sustituir los zoológicos por santuarios para que la gente no pague por ver animales y crear un Sistema Nacional de Salud Pública para animales. Y unos retos logísticos como un censo para saber cuántos animales domésticos hay en las casas y cuántos son callejeros.